Karen Pérez Arancibia: «Estaba inmóvil, mirando como me alejaba» / Hubo alguna vez en Chile una escuela de educación experimental artística

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La oscuridad infecta el ambiente en donde debo sumergirme todas la noche desde el atardecer. Mi respiración es lenta y dificultosa. Mi cuerpo es denso, lo cubre una membrana flexible, por siempre irrompible. Abro mis ojos a veces: allá afuera es tempestuoso y brumoso. Mi boca esta sellada, nadie escucha sus latidos. Acá dentro llueven huracanadas gotas de barro y dolor eternos. Una mañana de 1979 fui a dar los exámenes de admisión para la especialidad de plástica, de inmediato con suma facilidad hice todo lo que me pedían muy rápido. 

Solo quería recorrer esa hermosa escuela. Quede aceptada de inmediato, quise quedarme ahí…. Podía si quería ir de oyente a las clases de la tarde. Fue difícil: tuve que esperar al año siguiente. Ya no quería seguir cambiándome de escuelas. Ella y yo nos habíamos encontrado.


Al llegar mis primeros días, mis ojos se pudieron liberar de su habitual sopo, la piel de mi corazón ya no me dolía; Allá afuera encontré luz, brillo, colores, ¡escuché sonidos bellos! Sentí mi cuerpo liviano por primera vez. Alguien se me acercó. Clavada en mi espacio me doy cuenta de que soy visible para algunos.

Una voz sonriente: "Hola soy Lisent Arroyo". Otra voz, "Y yo Axa".

Me ofrecen su compañía, Me doy cuenta de que estoy sonriendo. Me gusta estar con ellas, aprendo a no estar sola, aprendo a reír… Hasta el día de hoy Lisent me arranca carcajadas allí donde yo creo que no las hay.

Se ha instalado un proceso que, más allá de sus formas autoritarias y bestiales, en todo caso una metodología, se propone cambiar los valores que los chilenos creían propio de la sociedad en que habían vivido. Una suerte de sálvese el que pueda considerando al sistema educativo simplemente un mecanismo que privilegia la competencia (aun hasta la deshonestidad) como manera de permitir la inserción de cada quién en uno u otro lugar. Que es, por otra parte, lo que rige y subyace en el sistema educacional contra el cual se rebelan los jóvenes desde la explosión de 2006 (conocida como "la revolución pingüina").

Se advierte además el enorme daño producido al tejido social, que se proyecta en jirones a lo largo de los últimos años, al menos desde el pacto que permitió el cese de la dictadura militar-cívica hasta nuestros días. Un buen ejemplo de ello es que en la actualidad en todos los sectores políticos y sociales (menos quizá entre las víctimas del mismo —los estudiantes) se acepte como realidad inconmovible que la educación puede ser, o debe, ser actividad lucrativa bajo el control meramente formal (¿contable?) del Estado.

Gobernar es educar fue la consigna principal que llevó a la Presidencia de la República a Pedro Aguirre Cerda e inauguró en cierto modo el siglo XX definitivamente en Chile. Triste olvido de las generaciones que hacen las veces de dirigentes políticos y sociales al cruzar el umbral del siglo XXI.

Empero la lectura de estos recuerdos dan también cuenta de otra cosa: las personas y las sociedades son reacias a olvidar ciertos valores, como los de la solidaridad, la amistad y, en especial, de la búsqueda del sol.
(Surysur).
 

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