La Constitución y Elisa Carrió: misceláneas de la historia y presente argentinos

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Juan Gabriel Labaké*

La voz entre aguardentosa y ronca del diputado oficialista retumbó en el recinto de la Honorable (¡!) Cámara de Diputados de la Nación como un estornudo en un concierto sinfónico y con total olvido de don Miguel de Cervantes. Era una voz muy conocida para mí. Sabía bien quién era su dueño, pero de su nombre no quiero acordarme.

El desprecio evidenciado por la Carta Magna era muy grosero, a pesar de lo cual no se escuchó lamento ni protesta alguna de boca de los honorables diputados. La mayoría quería obtener un objetivo político y ante ello: ¡que le hace una mancha más a la Constitución!

1.- "Metéte la Constitución en el culo"

Corría el mes de julio de 1975. El tema bajo tratamiento era la Ley de Acefalía. El país vivía pendiente de las "brujerías" de López Rega. Dos semanas antes, la CGT  (Casildo Herrera, el que se borró cuando las papas quemaban) y las 62 Organizaciones (Lorenzo Miguel) habían logrado paralizar totalmente al país con una huelga general. El reinado del "brujo" llegaba a su fin a todas luces, aunque todavía daba manotazos, o podía darlos. Había que cerrarle el camino a un eventual golpe de mano que buscara colocar a López Rega  en la Presidencia. Era algo muy poco probable pero, para muchos, el brujo era capaz de cualquier cosa, sobre todo por el estado anímico de Isabel que aún no salía del pozo en que cayó al morir Perón.

La vieja Ley de Acefalía dejaba abierta la posibilidad de que López Rega llegara hipotéticamente a la Presidencia por un atajo. Había que reformar esa ley. Salvo unos pocos detalles, hubo acuerdo unánime para aprobar un nuevo texto. Pero, José Luis Lazzarini, diputado conservador popular (integrante del FREJULI), profesor de Derecho Constitucional en la Plata y hombre respetuoso y amable si los hay, observó que un artículo del proyecto vulneraba la Constitución  Nacional. Propuso reformarlo. Era casi un detalle; nada que cambiara el sentido de la nueva ley. En medio de su sereno discurso en el plenario de la Honorable Cámara, explotó aquella voz aguardentosa y ronca y su académica sugerencia sobre el destino que debíamos darle a la Constitucional –en una democracia.

El dueño de la voz aguardentosa fue, poco después, miembro entusiasta del grupo de los 34 diputados peronistas o frejulistas (el Grupo de Trabajo) que, para asegurar la permanencia de la Constitución en el lugar sugerido, y siempre en nombre de la democracia, se negaron a formar quórum. Objetivamente –algunos también conciente y voluntariamente–, con ello brindaron en bandeja de plata el motivo que los militares golpistas buscaban para producir el cuartelazo del 24 de marzo del año siguiente: el vacío de poder.
(Del prólogo de mi libro en preparación Historia del presente y del futuro, que algún día verá la luz).

 Pocos meses después de aquel exabrupto legislativo, los militares, pretextando que la Constitución ya estaba en el tramo final del aparato digestivo, dieron el fatídico golpe del 24 de marzo de 1976, y asesinaron a unos 8.000 argentinos, incluidos algunos de los que en 1975 pusieron a la Constitución en penitencia al lado de la materia fecal. El que a hierro mata, a hierro muere. Allá ellos, pero ¡pobre Constitución!

Lo curioso es que buena parte de aquellos 34 diputados que, objetivamente, ayudaron a producir el golpe, son hoy gobierno –ellos y alguno de sus amigos del grupo de los ocho montoneros que renunciaron a la Cámara de Diputados en enero de 1974– y vuelven a meterse la Constitución en el lugar menos higiénico del cuerpo y de la política.

Recién ahora, cuando el manotazo está consumado, y para justificarlo cuando ya es tarde (primero lo dieron, luego estudiaron cómo justificarlo), el gobierno nos informa que los depósitos de los trabajadores administrados por las AFJP perdieron una muy fuerte proporción en 2008; que en los 15 años que lleva funcionando el sistema privado los resultados han sido muy pobres, casi miserables; que, sin embargo, los directivos cobraban y aún cobran sueldos y premios increíbles y escandalosos, y otras lacras por el estilo, vergonzosas  aunque esperables y conocidas (o conocibles) por el gobierno desde hace bastante tiempo.

De haber querido hacer las cosas dentro de la ley, el matrimonio Kirchner y su gabinete silencioso podrían haber armado una campaña de difusión con tales datos, para demoler la falsa creencia en las bondades de las AFJP y la corrección y "solidaridad social" de sus directivos (¡un negocio crudamente capitalista e individualista para lograr seguridad social! ¡Absurdo!). Si luego de ello, hubieran dado un nuevo plazo para pasarse voluntariamente del régimen privado al estatal, y si este gobierno hubiera dado muestras de ser serio, responsable y decente, las AFJP se habrían quedado sin clientes y, seguramente, habría cerrado sus puertas mansamente.

"El secreto está en desplumar la gallina sin  que cacaree", enseñaba Perón. Pero para conocer esa sabia y simple máxima, hay que haber abrevado en las enseñanzas de Perón. Al menos haberlo leído.

Ahora, los jubilados están todos, manu militari, en el régimen estatal, y ello no es malo en sí, desde mi punto de vista, pero es un atropello más a la Constitución, que casi los mismos actores han vuelto a meterse ahí donde sabemos, 23 años después,  cuando ya la barriga y la calvicie suelen aconsejar un poco más de seriedad y de respeto a la ley.

2.- La señora Carrió, ¿es distraída o mal acostumbrada?

Elisa Carrió y sus colaboradores del ARI acaban de efectuar una denuncia penal contra Néstor Kirchner y otros por el gravísimo delito de asociación ilícita, y citan algunos ejemplos que corroborarían tal sospecha.

Es una pena que la política y ex legisladora Dra. Carrió, siendo titular de un partido que aspira a gobernar el país, desconozca que hace tres años, con  exactitud el 20-12-2005, Adrián Salbuchi y Enrique Romero, con mi patrocinio profesional, presentamos la misma denuncia, por el mismo delito, contra los mismos personajes: la causa Nº 18.209/05, que tramita por ante el Juzgado Nacional en lo Penal Federal Nº 10, a cargo del Dr. Julián Ercolini. Dado el tiempo transcurrido, y como es lógico, la Dra. Carrió agrega algunos personas denunciadas más y ciertas pruebas  y casos que en 2005 aún no existían.

Y también es penoso que la Dra. Carrió, teniendo título de abogada y habiendo ejercido muchos años como fiscal penal en el Chaco desconozca que, en estos casos, se aplica indefectiblemente el llamado "principio de conexidad", según el cual su denuncia no es autónoma, sino que pasa a ser un aporte más a la nuestra que ya tiene tres años de trámite.

Pero lo más sugestivo es que la denuncia de la Dra. Carrió cayó, ¡por una  extraordinaria casualidad!, en el Juzgado del Dr. Julián Ercolini, donde se tramita la nuestra desde 2005. Lo que ha ocurrido seguramente es que, por conexidad, la denuncia nueva fue enviada por al Cámara directamente al Juzgado de la preexistente, el de Ercolini, detalle que nadie ha osado revelar en resguardo de lo políticamente correcto.

Porque ése es el fondo de la cuestión: la Dra. Carrió es la pata de "centro-izquierda" para armar el artificial e importado esquema bipartidista que tratan de imponernos con forceps desde afuera y desde adentro: un partido de "centro-derecha" (Kirchner) y uno de "centro izquierda" (Lilita), que se alternen en el poder correctamente. ¡Qué idílico! ¡Y qué bueno para que nada de fondo cambie!

Salbuchi, Romero y el suscripto, más aquellos que también han quemado las naves en pos de conquistar un cambio en serio, somos, por el contrario, políticamente incorrectos, ¡muy incorrectos!

Pero aún falta por revelar lo más sugestivo, es decir, lo más grave y penoso. En 2001,  Alberto Guerberof y Jorge Eneas Spilimbergo –dos amigos y patriotas de feliz memoria–, Héctor Valle,  Carlos Traboulsi y yo, presentamos, con el patrocinio letrado del doctor y amigo Juan Carlos Iglesias, una denuncia penal contra Domingo Cavallo y Daniel Marx por los presuntos delitos cometidos en el llamado "megacanje", perpetrado en 2001, que quedó radicada en el Juzgado Nacional en lo Penal Federal Nº 2, del Dr. Jorge Ballestero.

Cinco meses después, y usando documentación que me fue solicitada de favor por colaboradores de la Dra. Elisa Carrió para hacer algunos estudios, la mencionada política, entonces diputada nacional y abogada Dra. Elisa Carrió presentó una denuncia penal contra Domingo Cavallo y Daniel Marx por los presuntos delitos cometidos en el llamado "megacanje", perpetrado en 2001… Obviamente, la Cámara dispuso que pasara al Juzgado del Dr. Ballestero por conexidad con la nuestra, pero la prensa grande jamás (o muy poco, casi nada) habló de nuestra denuncia, mientras que llenó páginas y páginas con la de la Dra. Carrió –que es políticamente correcta.

Por lo visto, la Dra. Carrió, al presentar trabajos ajenos como si fueran propios, no actúa por descuido sino por costumbre. ¡Para eso está la prensa grande que la cubre! Pero los políticamente incorrectos seguiremos adelante, aunque nos plagien y traten de ignorarnos y silenciarnos. Podrán plagiarnos e ignorarnos. Silenciarnos les será más difícil.
 

*Abogado, dirigente político, ex parlamentario.

 

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