La costumbre empírica de Hume

5.003

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Considera David Hume que todo aviene al suceso no para comprenderlo en plenitud -o para saber de él- sino para sucederlo, por pura experimentación y, racionalmente, como costumbre. La costumbre nos hace inferir la existencia de un objeto a partir de otro al cual se encuentra conectado o al cual tiene una relación en la «contigüidad» de tiempo y lugar, en la «prioridad» de un movimiento como causa manifestándose eso, a su vez, mediante una «conjunción constante».

Así, aunque la razón advierta la causa, en cambio en adelante sin más condición nos hará inferir un mismo efecto por siempre, por costumbre para que el entendimiento se anticipe a cualquier otra experiencia. Es, pues, la costumbre lo que nos hace suponer que algo va a ser siempre de tal determinada manera, o sea, así como sucede y, por ello, dar por sentado que el futuro es conformable al pasado.

Es cierto, sí, que todo puede considerarse como costumbre (las estrellas tienen la costumbre de ser energía, los seres vivos la costumbre de morirse, etc.), pero la costumbre no es pasividad en donde la introspección o la voluntad no cuenten. De hecho, cualquier ser vivo conoce para «conocer más», así es, y no se parte de un «entendimiento en plenitud» -de una absorción de toda la realidad, algo muy criticado por mí-, lo que significa que lo que sucede «ya es» como «realidad hecha»
más que como un determinante inamovible de lo que luego vaya a ocurrir; porque
el ser vivo adapta sus conocimientos para asumir o concebir «lo nuevo», los imprevistos -no es un crédulo para seguir un cierto automatismo establecido de obediencia ante el futuro, es decir también maneja su abanico de posibilidades, su susceptibilidad racional ante lo que venga1.

Por eso, la costumbre es tan racional que conserva lo conocido -porque no se olvide-: todo proceso posee su historia por seguir siendo proceso o, bien, se alimenta la continuidad de lo pasado. Esto es fácil de entender, claro, el conocimiento ha de ser obligatoriamente una retroalimentación para que se conduzca en conformidad a la realidad que asimismo lo hace; en este sentido todo desarrollo es coherente consigo mismo al llegar a «un presente». Lo que pasa es que un desarrollo traslada o proyecta lo que tiene («lo dado» o «lo tenido») ante lo que le transcurre en ese instante y ante lo que afrontará en un tiempo posterior; ¡ah!, pero no puede
prescindir de lo que tiene, pues, ya es realidad y ya ha sido «de hechos».

Otro asunto es la costumbre en el contexto cultural, en el cual diferentes intereses o privilegios tienden a ser sobreprotegidos a través de leyes, de normas atávicas, de dogmas o de mitos. En efecto, aquí la costumbre evita en parte una evolución racional -o de ética racional-, en cuanto a que es utilizada para servir a unos y a otros no. Cierto es, muchos dirigentes de una sociedad inculcan de una manera prioritaria sólo la condescendencia hacia ellos y se escudan por el respeto a las reglas que a ellos les constituye condiciones de privilegio.

En cuestión, sí, la costumbre no contrarresta lo esencial porque, aunque exista una en particular que es forzada por unos poderes oligárquicos para sus propios beneficios, por lo general el ser humano también tiene costumbre de rectificar, de aprender de sus errores -que eso es precisamente el conocimiento- y se habitúa con ello -sin remedio- a evolucionar. Es un error lo de «El hábito me determina a esperar lo mismo para el futuro» que postula Hume; el hábito, de entrada, nos mejora, nos
mejora para comprender o reconocer nuestro entorno, en la asimilación del
hábito natural -el de la naturaleza- sobre todo.

En la naturaleza, lo habitual es lo preferente por razón de que, en el fondo, tal postura o propiedad existencial rige un orden, rige lo ordenado porque infiera en existencia; conforme a que el caos o el desorden no lo dispensa, no dispensa un orden o ciclo existencial 2.

Nuestra mente se habitúa a guardar conocimientos, es así, y es imposible lo contrario si quiere conocer la realidad; pues, una célula prebiótica -por ejemplo-, no puede habituarse a este presente real, a éste, sólo lo que está en continuidad cognoscitiva con él, sólo lo que atiende a su orden e, inevitablemente, tal orden no es de modo alguno esquivable por un ser vivo, sino es en gran parte ya cognición y en otra cognoscible en cuanto queda vinculado a un desarrollo.

Hume se obsesiona en que el futuro es improbable racionalmente; bueno, quizás quisiera él tenerlo como cierto, ya real, ya experimentado, pero eso conllevaría al fijismo que no permite nada, al extremo mismo de la no experimentación (la no-experiencia, estar fuera de sí, de la realidad que transcurre). Mejor aclarado: conocer es comportar lo que va sucediendo, lo que está o está dado o lo que «ya ha venido», no viene todo de golpe o… no está todo transcurrido.

Por lo tanto, es inviable un conocer sin que transcurra la realidad, y aún menos un saber sobre una monorrítmica realidad -que acabaría por anularse al no proporcionar una capacidad de interacciones suficientemente diferentes-. Al conocer «per se» le son inherentes los hechos sucesivos, le es inherente el suceder continuo -¿cómo concebir un suceder discontinuo o involutivo?3– y, por consiguiente, es una cohesión en suma, un resultado en donde los elementos «se han conocido», «se han entendido suficientemente», se han reconocido unos a otros.
He ahí la importancia que doy a la coherencia en virtud de que a la misma
realidad le es, de hecho, sumamente esencial.

Notas

1 Una primera célula «no conoce» que va a participar como molécula, pero luego lo conocerá.

2 En la naturaleza algo se ordena habitualmente de tal o cual manera, predisponiendo esta capacidad unas leyes reales o propias de la realidad que transcurre.

3 Pues sería una evolución caótica, sin orden, sin progreso, sin conformación de algo interaccionado; en realidad no sería nada, antiexistencia.

—————————————–

* Ensayista Artículo anterior en Piel de Leopardo puede leerse en: www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=544.

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.