La crisis capitalista: el momento de la ofensiva
Néstor Francia.*
El presidente Chávez afirmó ayer que es el momento de la ofensiva socialista, ante la hecatombe del capitalismo, en alusión a las crisis en Estados Unidos y Europa: “Es momento de ofensiva socialista, de ofensiva de construcción, de ofensiva construyendo el modelo alternativo, los modelos alternativos”.
La referencia a “modelos alternativos” es muy importante.
En lo que se puede llamar sin lugar a dudas la rebelión mundial de los pueblos, en medio de la inmensa crisis desatada, es bastante claro lo que está en decadencia, el capitalismo, pero aun se está delineando lo que va a sustituirlo. Al final no puede ser sino el socialismo, por supuesto, pero los pueblos y sus fuerzas de vanguardia están aun en el camino de darle forma a la alternativa, de comprender su carácter.
Como se sabe, ese aprendizaje no va a ser producto de discusiones académicas ni librescas, sino el resultado del transcurso por la ardua escuela de la lucha social y revolucionaria. Hemos dicho más de una vez que el camino que está por delante es largo y sinuoso, y que además no sabemos si lograremos coronarlo antes de que el capitalismo acabe con el hábitat humano. Pero es el único camino que podría conducirnos a la salvación de la especie y al mundo donde prive la justicia social. Para la victoria final, no cabe duda, es necesaria la derrota definitiva del imperialismo y de la burguesía.
Entretanto, se confirma claramente que el acuerdo imperial sobre el alza del techo de la deuda no es más que un paño caliente que no resuelve el fondo de la situación, que apunta a una profundización de la crisis. Wall Street se hundió en el pantano y a menos de dos horas para el cierre de la sesión, el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, caía el 3,31 % en un día de turbulencias generalizadas en los mercados de valores mundiales.
El miedo que genera la posibilidad de un contagio de la crisis de deuda de la zona euro a economías de gran peso como España e Italia, y el nerviosismo en Estados Unidos ante la difusión este viernes del temido informe de empleo del Departamento de Trabajo, se unían hoy para motivar contundentes descensos en los índices bursátiles. Ayer la caída fue aun peor y afectó a casi todas las bolsas del mundo, incluida América Latina (la venezolana, excepcionalmente, tuvo una leve subida).
Ello a pesar de medidas del Banco Central Europeo para tratar de frenar el derrumbe. Hugh Johnson, de Hugh Johnson Advisors, indicó que “Asistimos a la erosión, y luego a la desaparición de la confianza de los inversores. Confianza en la economía, confianza en el mercado, confianza en los dirigentes políticos”. El barco del neoliberalismo y el “libre mercado” sigue haciendo aguas.
Otra consecuencia del pánico que sacude a los mercados capitalistas es que el precio del petróleo cayó ayer en Nueva York con el barril cerrando en su punto más bajo desde el 18 de febrero. “Es básico”, subrayó Adam Sieminski, del Deutsche Bank. “Los temores de ver un regreso de la recesión con el enlentecimiento económico en Estados Unidos y la crisis de la deuda en Europa ponen nerviosos a los inversores”.
Y Rich Ilczyszyn, de MF Global: “Es difícil acoplarse a los mercados de petróleo si se estima que no habrá crecimiento”. Entretanto, Andy Lipow, de Lipow Oil Associates, observó que “El pesimismo es general sobre las perspectivas del crecimiento del empleo, combinadas con todos los problemas de deuda en Europa y Estados Unidos, un crecimiento débil, casi nulo, en Japón, y signos de un enlentecimiento de la actividad en China”.
El nerviosismo de los inversores se aceleró tras comentarios del Banco Central europeo, que no pudo convencer a los mercados de su capacidad de contener la crisis de la deuda en la zona euro, siendo que dos grandes economías -Italia y España- están bajo fuerte presión. “Hecatombe”, ha dicho Chávez. Santa palabra.
Un muy reducido grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt del estado Zulia se encuentran en “huelga de hambre” en la embajada de Brasil en Caracas. Supuestamente exigen que se inicie la construcción de la Ciudad Universitaria (¿?). Estas pantomimas de los estudiantes de la derecha ya son parte del paisaje y parecen noticias de un periódico de ayer. Pero en este caso hay algo que llama la atención: los pichones fascistas se raparon ayer la cabeza como “medida de protesta simbólica” para ser escuchados por el presidente Chávez.
Es evidente la patética y grotesca manipulación de la enfermedad del Presidente para utilizarla en sus aventuras politiqueras. Qué poco conocimiento tienen estos pequeño-burgueses de la idiosincrasia del pueblo venezolano, que acción tan rastrera y desconsiderada. Después se quejan porque el pueblo los deja solos en su desvarío. Se creen geniales, pero no están en nada.
Alvaro Uribe, héroe y faro de la oposición venezolana, está terminando por dar lástima. La soberbia, la impotencia y el odio lo tienen desvariando. Ha seguido con su ácido enfrentamiento con Juan Manuel Santos, el presidente derechista como él, pero que mantiene aun alta popularidad en Colombia. Uribe arremetió nuevamente el miércoles contra el gobierno de Santos, quien aseguró que la lucha contra la corrupción no está dirigida exclusivamente al gobierno de Uribe.
El ex presidente escribió en su cuenta en Twitter: “Como elector del gobierno actual me ofende que su política anticorrupción sea un show contra nuestro gobierno” y también “Sin show publicitario enfrentamos el país que recibimos cooptado por corrupción de guerrillas y paramilitares”.
El ex ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, y el ex secretario presidencial Bernardo Moreno, del gobierno de Uribe, están encarcelados preventivamente por investigaciones de corrupción en un programa de subsidios agrarios, y de abuso de poder por escuchas ilegales, respectivamente. Además, la ex jefa del servicio secreto (DAS), María del Pilar Hurtado, quien se encuentra asilada en Panamá, también tiene una orden de captura por el escándalo de las escuchas ilegales a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, políticos opositores y periodistas críticos.
Santos no se ha quedado callado y ha dicho que “Es una política que no vamos a dejar de aplicar si afecta al gobierno pasado o al gobierno antepasado, o a este gobierno. No importa, ahí seremos implacables”, aunque trató de morigerar su opinión añadiendo que “Yo entiendo la molestia del presidente Uribe (…), porque yo creo que el presidente Uribe es una persona honesta (….), el presidente Uribe no tiene ninguna responsabilidad en eso, no tiene por qué sentirse aludido”.
Lo cierto es que todas estas contradicciones contribuyen al aislamiento cada vez más notable de Uribe, nacional e internacionalmente. Las imágenes más recientes lo muestran con el rostro demudado por la frustración y el odio. Está cayendo en desesperación y su más reciente ataque contra Lula Da Silva así lo demuestra.
En su visita a Colombia, Lula felicitó al presidente Juan Manuel Santos por las políticas adoptadas en su primer año de gobierno y reconoció que la relación con el ex presidente Álvaro Uribe no era la mejor: “Estoy seguro presidente Santos de que usted y la presidente Dilma Rousseff pueden hacer mucho más de lo que hicimos el presidente Uribe y yo, teníamos una buena relación, pero con mucha desconfianza, no confiábamos el uno en el otro”.
De inmediato Uribe lanzó una arremetida contra Lula Da Silva desde su cuenta en Twitter: “Lula fue incapaz de extraditar al Cura Camilo, terrorista refugiado en Brasil”. Luego escribió: “Lula combatía a Chávez ausente y temblaba frente a Chávez presente”. Y también: “Lula trató de impedir que debate de Bariloche fuera transmitido en TV". También sostuvo que “Lula mal perdedor, bravo porque le ganamos en el BID con Luis A Moreno”. Y concluyó afirmando: “Lula incapaz de declarar terroristas a la narcofarc”.
Está muy bien que este acérrimo enemigo de Venezuela esté mostrando ante el mundo su verdadero rostro de ser enajenado, de bestia consumida por el odio. Claro, no son buenas noticias para la oposición criolla que lo tenía como uno de sus íconos.
* Periodista.