La dignidad uruguaya y el malestar de China por ocupación de Haití

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Néstor Francia.*

La invasión imperial sigue generando opiniones y posiciones en varios sentidos. Ayer nos referíamos a la posición permisiva que asume la Unión Europea. Hoy nos toca comentar la posición que asume Uruguay ante el mismo hecho. El canciller interino de la nación oriental, Nelson Fernández, sostuvo que la reconstrucción de Haití debe ser dirigida por las Naciones Unidas y no por un país en particular.

“Tenemos que coordinar y es Naciones Unidas quien tiene que dirigir, esa es la posición de Uruguay”, dijo Fernández en una rueda de prensa cuando se le preguntó qué opinaba sobre las atribuciones de Estados Unidos de asumir esa responsabilidad en el devastado país caribeño. A todas luces es esta también la posición de China. Según el canciller uruguayo, su país copatrocinó esta semana una propuesta de la República Popular de China para “reafirmar el rol de Naciones Unidas como coordinador de toda la ayuda internacional”.

Ayer comentábamos la opinión de la embajadora de Haití en España, en el sentido de que la reconstrucción de Haití podría durar 25 años, y que era previsible que la invasión imperial se prolongara largamente en el tiempo. Ayer Estados Unidos confirmó esas presunciones. El embajador adjunto estadounidense ante la ONU, Alejandro Wolff, dijo que la presencia de sus tropas en Haití será “a largo plazo”, con el supuesto objetivo de ayudar al país caribeño a recuperarse de la terrible tragedia.

Se ha establecido, pues, la más poderosa base militar gringa en nuestro continente: Haití.

Hay opiniones en el sentido de que Estados Unidos está interesado en que se prolongue la imagen de ingobernabilidad y caos en Haití para justificar el envío y establecimiento de más tropas. Un informe firmado por José Luis Vivas en el portal AlterPresse informa que ha habido fricciones con los actuales ocupantes, la Misión de Paz (MINUSTAH) de la ONU, especialmente con Brasil, que tiene el mando militar; entorpecimiento de la ayuda humanitaria y fomento de una situación de caos, así como una campaña mediática consistente en la creación de una imagen de caos y violencia, que justificaría la ocupación ante la opinión pública.

Igualmente opina que “Hay motivos para sospechar que se está permitiendo deliberadamente el deterioro de la situación humanitaria en Haití. Por ejemplo la reconocida descoordinación en las tareas de rescate, ampliamente difundida por los medios. En teoría, correspondería a la ONU dirigir tales tareas, pero al parecer ésta ha sido desautorizada por los Estados Unidos, que ocupó desde primera hora uno de los puntos claves para la coordinación de las tareas de rescate, el aeropuerto.

Sin el liderazgo de la ONU, y con un Estado haitiano “fallido” o, en lenguaje menos orwelliano, quebrado de forma premeditada, no queda nadie que pueda dirigir las tareas de rescate eficientemente”.

Con lo que algunos califican como una jugada siniestra y perfecta,  Estados Unidos podría ejercer una desmedida presión militar sobre Centroamérica y Suramérica desde su nueva base militar haitiana, y enfrentar las ansias de redención que bullen en nuestro subcontinente.

Los carapaica

En otro orden de ideas, resulta sorprendente que en los medios del Estado venezolano se le esté dando beligerancia al llamado Grupo Carapaica. Este grupúsculo sin ninguna influencia política en Venezuela debe estar muy feliz con la importancia que se le ha dado en esos medios.

Es precisamente lo que buscan: publicidad y visibilidad. Que lo haga la televisión colombiana, utilizando a dos personajillos menores de la picaresca opositora nacional, se entiende. Pero nosotros no podemos hacerle el favor a un grupete que no tiene ningún reconocimiento por parte del pueblo venezolano.

* Analista de asuntos políticos.

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