La educación es el gran debate

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Aquí les presentamos algunas inquietudes con respecto a la educación en cuanto sistema domesticador. Antes de dar inicio a esta partida, aclarar ciertos puntos fundamentales necesarios a la hora de iniciar cualquier difusión.

1. Creemos que cualquier intento por teorizar sobre la sistematización de la educación, debe partir atacando los modelos educacionales o «él modelo», que nos rige hoy por hoy, entendiendo estos como el aparataje domesticador en donde se reproduce y resiste al orden judeocristiano- posindustrial y su tan desolador proyecto de futuro.

2. Nuestras limitaciones a la hora de plantear nuestras ideas, yacen en la contradicción práctica de una escasa experiencia como educadores en terreno; pero sin embargo nuestro paso por el sistema educacional, nos sirve como referente, marco y testimonio, de nuestro discurso.

3. En caso de que se opte por la vía lenta de reeducar, esta reeducación debe ser orientada según el principio salvajista de desdomesticación, sea de la conciencia, del cuerpo y la voluntad, reeducar enfocando la construcción del conocimiento como lo esencialmente práctico y útil para la satisfacción de las necesidades básicas de los hijos e hijas, padres y madres.

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La experiencia

De lo que hemos vivido, tocado, visto, oído, olido, imaginado, intuido, pensado, sentido en el aula:

– En una ocasión vi como la madre de una amiga se enfureció y se negó a cederle el puesto a una monja en la antesala de una consulta ginecológica. ¡Que espere esa monja de mierda!

– ¡No quiero ir al colegio porque me enseñan cosas que yo no sé! (pataleta de un niño).

– Una madre y su hermana estudiaron en un internado de monjas, una era rebelde y la otra pacata. Se les comparaba, se le castigaba por no ser una como la otra. Los esfuerzos de la rebelde por demostrar una mejora de su conducta -en los días previos de las salidas de fines de semana- eran frustrados por el amor de dios, y ella debía permanecer encerrada, encarcelada, haciendo diabluras en los ratos de ocio y presidio.

– Un pequeño de cinco años, les dice a sus compañeros del jardín( particular y modelo educacional Montessori) que no quiere venir más a clases, que la profesora y sus compañeros le caen mal y que prefiere y quiere ir a ver televisión.

– Yo he visto como los maestros tratan a las niñas como objeto sexual; yo sé de quienes han embarazado alumnas, despedidos por acoso; yo sé de jovencitas clase alta que han tenido que abortar por miedo al ridículo.
– Yo fui acosada por la directora de mí establecimiento.

– Yo he oído decir a los alumnos que no les interesa venir a estudiar, que ellos no están ni ahí con esto, y que vienen porque los obligan.
– Yo he oído contar anécdotas de jóvenes que tienen claro que su futuro es encontrar al padre en la cárcel e imitar la conducta histórica de sus familias.

Yo he escuchado a pendejos gritarle al profesor: trabaja que para eso te pago.

– Yo he sido amarrado por profesoras de párvulo a las sillitas del jardín a la edad de tres años.

– Sí, también he visto como un grupo de compañeros ensañados con otro orinaban e introducían papeles con caca en su mochila, yo mismo he molestado más de la cuenta a mis pares, y recibido una paliza por ello.

¿Y tu: qué has visto, hecho, oído, sentido, intuido, imaginado o pensado al respecto? Seguro que esta lista de sucesos podrá ser ampliada y caracterizada según el tipo de acciones en desmedro del otro y el lugar en donde ocurre, sea privado o público, etc.

Es la reproducción de la sociedad en todas sus formas la que se da en los establecimientos educacionales. Pero quizá tu has visto riñas a cuchillazos, compañeros con armas de fuego, robos, violaciones, tráfico de drogas, sodomía, violencia extrema. Solo depende de un azar, que no controlamos y que el sistema acentúa, la radicalidad de la experiencia represora que la escuela reproduce y ofrece y la ocasión de estar ahí. Pero ocurre que quien más posee cree que se libra o libra a su prole poco a poco de la violencia y represión que la institución ejerce, si la represión de la escuela pública es un tonel de violencia corporal y psicológica o mental, en la escuela privada los mecanismos inoperan la violencia corporal (a veces), pero el refinamiento del genocidio psicológico es hilo conductor de la coerción de los estudiantes. Aquí nadie se salva.

En las instituciones privadas se ha personalizado la domesticación de la conciencia. En la educación publica se domestican «bestias».

¿Qué es la educación?

Antes de entrar en este plano «dialógico» entre texto y lectura, autor y lector, lenguaje y persuasión, decir que la «educación» es un concepto que queda corto para referir a un grato proceso mimético mediante el cual se realiza un transferencia de experiencia y su sana asimilación, que apunta a preparar a los menos experimentados para un desarrollo en armonía con el entorno, la completa autonomía del sujeto para satisfacer sus necesidades básicas, y evitar los peligros del medio que puedan atentar contra su vida.

En otras palabras: la armónica transmisión y resignificación de los saberes necesarios para la sobrevivencia.

Ahora bien, insertos en este sistemita, denominado sociedad post industrial de la información y enmarcado en la era poshumana, la educación es exactamente lo contrario a la sobrevivencia; es, en gran parte, el conjunto de saberes que nos incita a la autodestrucción. Esta afirmación suena fuerte, sin embargo, ya hemos afirmado la realidad de nuestra especie: totalmente domesticada, así como sus consecuencias , y en las relaciones de domesticación que la educación imparte, o mejor dicho: el hecho de que la educación sistemática e institucionalizada sea el espacio en donde todos los tipos de domesticación ocurren simultáneamente, según la especialización de este espacio, vale decir, desde el jardín infantil a la educación superior, desde el convento a la cárcel, y que se extenderá luego del proceso educativo al conjunto de la sociedad, a todas las esferas de realización de dominio, aceptadas o no, reproduciendo las relaciones de domesticación entre human@s, entre máquina y hombre, entre hombre y entorno. Entre máquina y entorno.

El sistema educacional todo actúa como el agente reproductor de los ideales de la sociedad tecnológica post industrial, y su objetivo es crear, así como quien crea un robot, domesticar, como quien domestica un loro para que repita pelotudeces, consumistas pacientes, vale decir: un individuo que acepta con resignación los valores que el mercado le impone, y consume sumisamente lo que «desea» -lo que se le permite desear- del amplio abanico de productos y servicios que se le ofrecen.

La escuela, el liceo, la universidad, etc, reproducen la ideología dominante, otorgándole a las diferentes clases y grupos sociales el conocimiento y la capacitación que necesitan para ocupar sus lugares respectivos en una fuerza de trabajo estratificada por clase, raza y sexo. Reproducen las formas de conocimiento que sirven a la cultura para distribuir y legitimar los saberes, valores, lenguaje, modos o estilos que constituyen el orden y sus intereses.

Son parte del aparato estatal que produce y legitima los imperativos económicos e ideológicos que subyacen al poder político del Estado; esto es, la distribución de la capacitación necesaria para reproducir la división social del trabajo. Esto enmascarado como posibilidades para el desarrollo individual, movilidad social, poder político y económico para los desposeídos y en desventaja, así como también un superávit de mano de obra calificada o profesional, siempre dispuesta a ocupar una plaza de trabajo disponible. Competencia: alienación.

¡Tanta basura se nos intenta meter en la cabeza para reproducir el orden dictado por la grey de farsantes!

La escuela no es más ni menos que el lugar en donde se priva del derecho a aprender por el deber de asistir a ella.

La educación que se nos ofrece como la fuente del saber, no garantiza en absoluto que quien la usa adquiera los conocimientos que allí se dice que se imparten. Es más, quien más años de su vida desperdicie en un centro de formación, es el que se presenta con mejores opciones de acceder a un empleo. Por tanto, quien más consume es el más apto, no quien más sabe, o maneja determinado conocimiento, práctico o ideal.

Lo que motiva a los apoderados que tienen en la escuela a sus hijos no tiene relación con lo que puedan aprender, sino el certificado y el salario que éste les permitirá alcanzar. Peor aun, cuando la escuela no garantiza ni lo uno ni lo otro, funciona como centro de detención predelictual.

Divagando, nos damos cuenta que tenemos dos posibilidades, usar la educación como plataforma de adoctrinamiento, con una ideología salvajista clara y combatida, o simplemente, en vista de que la escolarización es completamente inútil para el desarrollo de las acciones salvajistas, prescindir de ella y reemplazarla por…

Ni la critica ideológica, ni la acción social pueden generan un cambio en la sociedad. Sólo el desencanto por los rituales sociales impuestos, el desligarse de ellos y re-crearlos puede producir un cambio radical en detrimento de este autómata sino.

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* Tomado de la revista El mono piensa en soluciones (www.salvajismo.tk).

Comentario

Peguen sus posters en la puerta de su casa mejor. No tienen respeto, asi nunca van aconseguir nada.
(Daniel el 23 de Diciembre de2004, en la misma revista).

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