La infancia, esa víctima indefensa

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Más de 1.000 millones de niñas y niños no disfrutan del desarrollo y la protección que prometió en 1989 la Convención sobre los Derechos del Niño, el tratado derechos humanos más ampliamente aprobado en el mundo. Lo señaló la directora ejecutiva de UNICEF al hacer público el décimo informe Anual sobre la situación de la infancia en el mundo. Carol Bellamy dijo que el informe devela la incapacidad de los gobiernos para cumplir las normas de la Convención, lo que significa un perjuicio permanente a los niños e impide a su vez el adecuado respeto a los derechos humanos y retrasa el desarrollo económico.

foto«Hay demasiados gobiernos que toman, con pleno conocimiento de sus efectos y deliberadamente, decisiones que en realidad perjudican a la infancia», dijo Bellamy en la presentación del informe en la Escuela de Economía de Londres. «La pobreza no surge de ninguna parte; la guerra no estalla si una razón; el SIDA no se propaga por sí solo. Todo esto son decisiones nuestras. Cuando la mitad de los niños y las niñas del mundo crecen hambrientos y con mala salud, cuando las escuelas se han convertido en blancos de guerra y poblados enteros se quedan vacíos debido al SIDA, no hemos conseguido cumplir las promesas que habíamos hecho a la infancia».

Bajo el epígrafe La infancia amenazada, el informe 2005 de UNICEF examina tres de los factores más generalizados y devastadores que ponen hoy en día en peligro a la infancia: el VIH/SIDA, los conflictos y la pobreza.

La frialdad de los números

Establece la Oficina de las Naciones Unidas -cuya tarea es garantizar el cumplimiento de los derechos de la infancia- que los niños experimentan la pobreza de una manera diferente a la de los adultos y que los indicadores tradicionales relacionados con los ingresos o el consumo no logran captar completamente la forma en que la pobreza los afecta realmente. El documento ofrece un análisis de las siete «privaciones» básicas que sufren las niñas y los niños que influyen de manera fundamental en su futuro.

En colaboración con los investigadores de la Escuela de Economía de Londres y de la Universidad de Bristol, UNICEF concluyó en que más de la mitad de los niños del mundo en desarrollo sufren privaciones graves de uno o más de los bienes y servicios esenciales para la niñez:

– 640 millones carecen de una vivienda adecuada

– 500 millones no tienen acceso al saneamiento ambiental

– 400 millones no consumen agua potable

– 300 millones carecen de acceso a la información (televisión, radio y periódicos)

– 270 millones no tienen acceso a servicios de salud

– 140 millones de -la mayor parte niñas- nunca han acudido a la escuela

– 90 millones de niños y niñas sufren graves privaciones de alimentos.

Incluso más preocupante es el hecho de que alrededor de 700 millones de niños y niñas sufren de por lo menos una o más de estas privaciones, indica el informe.
La publicación también revela que la pobreza no es exclusiva de los países en desarrollo. En 11 de 15 países industrializados de los cuales había datos comparables disponibles, la proporción de niños y niñas que vivían en hogares de bajos ingresos durante los últimos diez años había aumentado.

La infancia: víctima preferente

Además de deficiencias gubernamentales, la extrema pobreza es uno de los principales elementos que contribuyen al estallido de los conflictos internos o guerras civiles en los países, cuando las facciones armadas compiten por la obtención de recursos nacionales mal gestionados. El informe señala que 55 de los 59 conflictos armados que se produjeron entre 1990 y 2003 fueron guerras internas, en lugar de conflictos entre países.

Las consecuencias sobre la infancia de estos conflictos son graves: cerca de la mitad de los 3,6 millones de personas que murieron en guerras desde 1990 fueron niños. Y las partes beligerantes los consideran cada vez más como blancos de guerra, una tendencia que se puso en evidencia durante el ataque de septiembre de 2004 contra una escuela en Beslán, Federación Rusa.

El informe describe también los logros y fracasos internacionales frente al programa antibélico de 10 puntos que UNICEF presentó en 1995 para proteger a la infancia contra los conflictos. El análisis examina cuestiones como los niños combatientes, la violación como arma de guerra, los crímenes de guerra contra la infancia y los perjuicios que pueden provocar las sanciones económicas, entre otros temas, y observa que aunque se han logrado algunos progresos, no han sido lo suficientemente amplios como para aliviar las repercusiones de la guerra sobre las vidas de las niñas y los niños.

Por ejemplo, todos los años son reclutados o secuestrados para que participen como soldados a cientos de miles de niños de ambos sexos, mientras que otros sufren actos de violencia sexual, son víctimas de las minas terrestres, se les obliga a presenciar actos de violencia y asesinatos y con frecuencia quedan huérfanos debido a la violencia. En los años 1991/2000, alrededor de 20 millones de niños y niñas tuvieron que huir de sus hogares debido a las guerras.

Los conflictos tienen también repercusiones catastróficas sobre la salud. Indica el informe que durante una guerra de cinco años, la mortalidad de menores de cinco años aumenta en un 13 por ciento.

Y debido a que los conflictos agravan la pobreza existente, el informe hace hincapié en la necesidad de que la comunidad internacional preste una mayor atención y aumente la inversión y la ayuda al acabarse éstos para asegurar una transición progresiva y estable hacia el desarrollo.

SIDA: cuando los adultos mueren

La oleada de huérfanos a causa del SIDA, que alcanza en la actualidad los 15 millones de niños en todo el mundo, es un ejemplo dramático de las repercusiones del VIH/SIDA sobre la infancia.

La muerte del padre o la madre afecta todos los aspectos de la vida del niño, desde el bienestar emocional a la seguridad física, el desarrollo mental y la salud en general. Pero los chicos sufren los efectos perniciosos del VIH/SIDA mucho antes de quedar huérfanos. Debido a la demanda financiera que se deriva de la enfermedad de sus padres o parientes, muchos niños cuyas familias están afectadas, especialmente las niñas, tienen que abandonar la escuela a fin de trabajar u ocuparse de los enfermos. Con ello, corren un riesgo mayor de verse obligadas a realizar trabajos peligrosos o de ser víctimas de otro tipo de explotación.

El VIH/SIDA no solamente mata a los progenitores; también destruye la protección que ofrecen los adultos a la infancia. Muchas de las personas enfermas o moribundas son maestros, trabajadores de la salud , etc…, de quienes los niños dependen. Y debido a que el SIDA surge en determinadas áreas, una vez que los adultos comienzan a morir, las repercusiones generales sobre los niños y niñas supervivientes en una comunidad son devastadoras.

Debido al tiempo que transcurre entre la infección del VIH y la muerte por SIDA, la crisis se agravará por lo menos durante los próximos 10 años, incluso aunque las tasas de nuevas infecciones se estabilicen o comiencen a descender. El informe detalla las medidas que los países deben tomar para prevenir la propagación del SIDA, conseguir que los adultos con VIH sigan vivos y proporcionar atención y cariño a los niños y niñas que han quedado huérfanos.

Los niñosprimero

Como lo indica el informe UNICEF sobre la situación mundial de la infancia, superar la diferencia que existe entre lo ideal y la realidad en que vive la mitad de los niños y las niñas del mundo es una cuestión de elección, que exige:

– La adopción de un enfoque del desarrollo económico y social basado en los derechos humanos, con especial énfasis en llegar a los niños más vulnerables.

– La adopción en todas las esferas del desarrollo de políticas socialmente responsables que tengan en cuenta específicamente a los niños y las niñas.

– El aumento de la inversión en la infancia por parte de los gobiernos y donantes, con una supervisión y análisis de los presupuestos nacionales desde la perspectiva de sus repercusiones sobre la niñez.

– El compromiso de las personas individuales, de las familias, de las empresas y de las comunidades para participar continuamente en la mejora de las vida de los niños y la utilización de sus recursos para promover y proteger los derechos de la infancia.

«La aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño fue un momento de lucidez del mundo, que reconoció que el progreso humano solamente puede alcanzarse cuando todos los niños y las niñas tienen una infancia sana y protegida», dijo Bellamy. Y agregó:

«Pero la calidad de vida de un niño o de una niña depende de las decisiones que se tomen todos los días en los hogares, las comunidades y los despachos de los gobiernos. Tenemos que tomar decisiones inteligentes, y con el interés superior del niño siempre presente. Si no conseguimos proteger a la infancia no lograremos alcanzar otros objetivos más amplios y generales en favor de los derechos humanos y el desarrollo económico. Es así de simple».

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* El texto original en el portal de UNICEF España: www.unicef.es/contenidos/250/index.htm?idtemplate=1

Puede leerse además: www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=651 «>Brindis del 31: cada cinco segundos muere un niño

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