La mascarada en Ecuador: mucha tela para cortar

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Néstor Francia.*

Los sucesos de ayer en Ecuador nos obligaron a hacer un alto en nuestras preocupaciones
en torno al resultado electoral del pasado domingo. Sobre los hechos en el hermano país, creemos que faltan aun elementos para un análisis definitivo ¿Qué ocurrió realmente?

 

Para el pueblo ecuatoriano y los revolucionarios latinoamericanos hubo verdadera angustia cuando se temió por la vida de Rafael Correa, y también se siente la pérdida de vidas, aunque afortunadamente fue mínima tomando en cuenta la circunstancia.

Pero nos dio la impresión de que la acción de los policías sublevados tuvo algo de montonera y nos recordó aquel sainete que montó el coronel Tejero en las cortes españolas.

¿Este era el golpe que le tenía preparado el imperio a Correa?

No necesariamente. Si comparamos lo que pasó ayer en Ecuador con lo ocurrido en Venezuela en 2002 o en Honduras el año pasado, son evidentes las diferencias. Esos dos golpes de Estado tuvieron todas las características de las operaciones de la CIA y del Departamento de Estado, que denotan una preparación quirúrgica anterior e incluso posterior al golpe. Por supuesto, en Ecuador los conspiradores han estado preparando las condiciones para el zarpazo, pero ¿los favoreció esta acción al estilo bufo de ciertas viejas películas mexicanas? 

Hubo movimientos coordinados, es verdad, y sin duda se trató de un intento de golpe  ¿Pero es Lucio Gutiérrez el jefe golpista que el Imperio concibe para Ecuador, o se trató más bien de la acción de un grupo que jugó adelantado y terminó favoreciendo a la Revolución Ciudadana?

Responder esto hoy a plenitud sería temerario, más hay asuntos que llaman la atención, como por ejemplo que hubo factores abiertamente conspiradores como el Alcalde de Guayaquil que rápidamente se desmarcaron de la intentona. Este alcalde conspirador declaró lo siguiente:

“Respaldo y defiendo decididamente la democracia. Ningún problema debe resolverse a base de violencia e irrespeto a la constitución y la ley… El Presidente debe entender que el país le exige otro tipo de política: al ciudadano -sea quien sea y piense como piense- hay que oírlo, entenderlo y servirlo, no afectarlo ni atacarlo. Para construir el bienestar general no hay que perder la personalidad ni la ideología, pero si comprender lo de fondo y guardar la forma… Así mismo hago un llamado al pueblo de Guayaquil y del Ecuador: sigamos altivos, rebeldes, libres y  opositores también, pero jamás golpistas ni tolerantes con la delincuencia”.

El hombre mantiene su discurso opositor, pero se desmarca expresamente de la aventura de Lucio Gutiérrez. No fue un intento que aglutinó a toda la oposición, como sí ocurrió en Venezuela y Honduras. Inclusive, el secuestro de Correa fue un evento casual, no planificado, que surgió cuando el Presidente decidió acercarse a la sede de los amotinados para tratar de dialogar, y se vio envuelto en hechos confusos a raíz de los cuales tuvo que ser ingresado al hospital, lo que fue aprovechado por los alzados para secuestrarlo.

Es justo preguntarse también sobre el rápido respaldo de las Fuerzas Armadas ecuatorianos, donde hay múltiples factores de la derecha, ninguno de los cuales se plegó a la sublevación. Nunca en América Latina un golpe de Estado  exitoso ha sido ejecutado por algún cuerpo de policía sin la acción dirigente de factores militares.

La reacción de los gobiernos y organismos latinoamericanos (OEA, Unasur, Alba) fue correcta y necesaria, ante hechos como estos no hay tiempo para averiguaciones, hay que actuar de inmediato, tal como se hizo. Y por supuesto, la sospecha sobre la injerencia y mano directriz del Imperio surge de inmediato. Pero existe la probabilidad de que algunos sectores  que cuentan con el respaldo imperial hayan aventurado una travesura, una morisqueta, que más bien le ha dado aire al gobierno de Correa.

Muy probablemente los golpistas con los que realmente cuenta el Imperio estén agazapados en las Fuerzas Armadas, inclusive en sus mandos actuales, esperando por su verdadera oportunidad ¿Especulaciones? Es verdad, pero es que nos cuesta tragarnos la comedia que vimos ayer, con unos policías bastante patéticos agazapados en un hospital. En fin, el tiempo lo dirá todo.

Por otra parte, ante los ojos de su pueblo y del mundo, Correa y el pueblo de Ecuador han logrado una importante victoria, que los fortalece, sin duda. Tanto así, que El Universal y El Nacional, en Caracas, decidieron (seguramente de común acuerdo) relegar la noticia de esa victoria a segundo plano, mientras que El Nuevo País hizo el ridículo, pues no tuvo tiempo de cambiar su primera plana, y tituló Rebelión uniformada estremece Ecuador y refiere en los subtítulos que ningún sector apoya a Correa.

En todo caso, de todas formas no hay duda de que lo de ayer en Ecuador es otro episodio de la aguda lucha de clases que vive América Latina y que conducirá a nuevos desarrollos más o menos cruentos.
Mañana retomaremos, si no se atraviesa otra súper-noticia, el análisis de la interesante situación nacional después del 26-S.

* Analista de asuntos políticos.
 

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