La Oposición venezolana, una opción sin atributos

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Camen Elena Balbás*

El drama de la oposición no es ser una oposición restringida, sino ser una oposición restringida que cree ser, o pretende ser, o quisiera ser, o lamenta no ser: una gran oposición. Una oposición sin riberas y sin principios, que solo establece una relación inmediata con la coyuntura y la acción política, que demuestra en el día a día una ausencia total de voluntad política y de autocrítica. Para permanecer, en la alienación y en la protesta del presente,   atrapada en consignas prefabricadas y en una retórica vacua, incapaz de poder transformar su entorno, a la sociedad y a ella misma. 

 Centrada en una actitud antidemocrática al proclamarse, paradójicamente, como la única heredera de la democracia. Una petit elite selecta que actúa en nombre de “la sociedad civil” y en muy, pero en muy   contadas ocasiones por eso que llama “el pueblo” al que ve con suspicacia, en el que no puede confiar y mucho menos acompañar.

Al no poder confiar y acompañar, el extrañamiento social le imposibilita establecer vínculos con el común de la gente, de alli que su   video-política la realice en, por y desde los medios. Pues a mayor distanciamiento mediático mayor distanciamiento político, que la lleva a perder el sentido de las relaciones esenciales y permanecer suspendida entre el sueño virtual y la realidad, limbo en el cual el tictac de un reloj cubre el estrépito de las catástrofes. 

 Insomne espectador que deambula entre la Plaza Brión de Chacao, el Paseo de las Mercedes y el Centro Comercial San Ignacio, porque ha perdido la facultad de observar. Aislada de una realidad social que se le ha hecho cada vez más ajena e incapaz de participar en las luchas colectivas. Que ante cualquier cambio y/o transformación responde con un desafiante… ¿y? o en su lugar con   un impotente ¡no!.
 La que en tiempos pretéritos creía en la democracia formal y representativa, en el bipartidismo, en el neoliberalismo, pero más que nada en su propia perennidad. Que ante la amenaza de posibles rebeliones o estallidos populares poseía contra ellos la fuerza de las guarniciones militares y la omnipotencia de las esperanzas religiosas.
 

Para que hoy, al igual que el ángel de la historia que describe Walter Benjamín, vuelta de espaldas al futuro, incapaz de permanecer y volver a juntar lo que se ha hecho pedazos, se ve obligada a contemplar fijamente la catástrofe del pasado, amontonando ruinas sobre ruinas a sus pies.       Históricamente condenada, sólo le queda aferrarse al primero y único de sus afanes desembarazarse de Chávez, pues sólo asi se podrá tomar en serio sus ideas, al anular y eliminar al adversario que las pone en tela de juicio. Su pensamiento es, ante todo, esencialmente un contra-pensamiento, un pensar y un pensamiento que estorba, pues para la oposición todo buenrazonamiento ofende.

  Que ha dejado de pensarse en términos de libertad, para pensarse en términos de destino. Destino que es su muerte, pues a diferencia del moro de la morería, el dia en que ella nació no estaba la mar en calma, la luna estaba sombría. Oposición, que bajo tal signo nace, solo puede fraguar mentiras y    entre ruinas y fracasos llorar su propia caída.
 La que como errante plañidera gime El chavismo quiere mi muerte, en verdad lo que teme es ser ideológicamente liquidada, o más bien saber que esa liquidación se ha vuelto a   materializar en el referéndum de la enmienda constitucional del pasado   diciembre del 2008.

Políticamente, la oposición sigue aferrada a la creencia de Otros Poderosos para explicar y justificar su descalabro político y electoral, y vuelve a ser seducida por   la cantaleta de la conspiración y arrebatada por el cantazo del magnicidio. La ideología del pesimismo y del túnel sin salida se convierte en apetencia desenfrenada de poderío. Su opción hipotecar y violentar el poder, confundiendo su sino con el del país: Después de mi el Diluvio. En  un segundo, pero muy segundo  plano vuelve a plantearse la vía institucional y democrática, con los costes políticos que ello significa. Pero,… está la oposición ¿democrática? lo suficientemente preparada    y haber   alcanzado la madurez política     para aceptar,   que ese retorno   es más   el sacrificio a ofrendar por los errores cometidos en el pasado reciente ¿Lo está? 

Una Oposición que promulga una pedagogía política de la desesperación impulsada por una orientación individualista, reducida a partidos políticos atomizados que se dedican a defender, exclusivamente intereses personales y/o grupales ; que hace imposible congregarlos en torno a un objetivo común, y mucho menos alrededor de un proyecto político de una sociedad en trance de nacer, que los cautive, los incentive y conmueva. 

Frente a la pedagogía de la desesperación se instaura la pedagogía política del entusiasmo. Basada en una orientación socialista, que sin prescindir de la crítica y la autocrítica, parte de la concepción socialista del mundo y del movimiento histórico hacia un nuevo socialismo – aun por reinventar y construir-. Que como toda creación no puede eludir su función fundamental que es la de inquietar mas no la de tranquilizar.
 

Que no pretende dar la imagen de una realidad determinada que se mueva sin nosotros, sino sugerir que su movimiento depende en gran parte de la actuación de cada ciudadan@, y ser personal y colectivamente responsable de sus logros, pero también de sus insuficiencias. Que tiene como norte la construcción de una nueva sociedad, que no trata de idealizar el presente ni el porvenir, sino de despertar la exigencia de nuestra propia superación, sin exclusión, como personas, como grupos sociales y como país.

* Sociólogo-Psicólogo venezolana. Magister en Psicología.

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