Las transformaciones políticas de América Latina con miras al Socialismo

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Rocío Alorda Zelada*
América Latina es un continente en movimiento, que durante los últimos años ha vivido grandes transformaciones de la mano de movimientos  sociales y nuevos gobiernos de corte progresista, que buscan erradicar las inequidades sociales. Estos procesos, con sus nuevas concepciones de Estado y Constitución,  fueron debatidos y analizados en el Foro Social América, en Asunción.

Compartir las experiencias de los  pueblos, que han vivido   transformaciones en las estructuras tradicionales de Estado para el cambio social, fue el tema que abarcó el foro “Hacia otros Estados, refundaciones constitucionales, plurinacionalidad y socialismo”.

El ejercicio realizado por los panelistas, fue mirar sus Estados y constituciones para conocer los procesos de cambios que han llevado acabo a favor de acabar con las desigualdades en sus países, reconociendo que, a pesar de que América Latina tiene muchos gobiernos progresistas, aun los desafíos para acabar con las desigualdades son grandes, más aun   cuando la meta es llegar a gobiernos socialistas.

“El neoliberalismo que vivimos en los años 80’ y 90’, ha profundizado un modelo de Estado con un grado alto de privatización, que nos llevó a la  perdida de soberanía de recursos pero también a la instalación de una visión de Estado neoliberal que beneficia a las empresas”, explica Nalú Farias, de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) en Brasil.

Tal como lo explica Nalú, el contexto actual del continente Americano, muestra una diversidad de situaciones, en donde existe un polo que busca  avanzar en el proceso y sectores que gobiernan desde la derecha. A pesar de eso, la representante de la MMM reconoce que en América Latina han habio algunos avances como “la disminución de la pobreza y la  incorporaciones de conceptos como la economía solidaria, que en algunos  países es política de gobierno, lo que  ha servido para problematizar la economía dominante y visibilizar las prácticas económicas de los     sectores”.

Dentro de esos procesos de problematización, han surgido nuevas visiones  y conceptualizaciones basadas en un pensamiento propios como es el “Buen Vivir”, concepto que nace de la herencia ancestral andina y q ue a criterio de Nalú “es un abordaje que está en sintonía con otras realidades, como los principios de economía feminista que también pone en el centro del modelo, el bienestar de todas y todos. Busca una nueva  visión de sustentabilidad humana e incorpora contribuciones desde la ecología”.  Así, el “buen vivir” se instala como un concepto que  reconoce la diversidad de los pueblos y la integración de éstos.

Economía desde las mujeres

“Las mujeres estamos trayendo desde la lucha del   movimiento feminista ideas y propuestas, para que sean incorporadas en la nueva conformación del Estado que busca desmantelar las desigualdades”, señala Nalú.

Estas propuestas, se basan en que los Estados tienen que tener una visión  que reconozca el trabajo como base de la economía, como creación y recreación humana, en condiciones de igualdad.

Además de eso, proponen la necesidad de reubicar a la economía como parte de la vida, de la humanidad y de la naturaleza; pensar en un Estado que rompa con la jerarquización de las esferas públicas y privadas y el     reconocimiento de las mujeres como sujetos, de modo que se les garantice la soberanía sobre sus vidas y sus cuerpos.

Venezuela y el socialismo del siglo XXI

Remirar los procesos progresista que florecen en el  continente implican necesariamente conocer la situación de Venezuela y sus propuestas para el cambio social. Las transformaciones que ha vivido el proceso bolivariano, están de la mano de una nueva constitución, con un modelode corte socialista -con un fin ético social- y una nueva visión del manejo del Estado.

“Estos cambios  se han hecho entre  pueblo y el gobierno, no son cambios que se impone o que un grupo lo planifica. Todo lo que se construye está dentro de la participación ciudadana que está establecido en la Constitución”, explica Andrés Giuseppe, parlamentario de Venezuela.

El proceso bolivariano, no ha estado exento de dificultades, retrasos, golpes de Estado y ataques desde los medios de comunicación corporativos. Sin embargo, tal como lo explica el  parlamentario “es un proceso que se caracteriza por ser autopoiético, porque toma elementos de la comunidad, del gobierno, del contexto nacional e internacional y se va auto-organizando”.

Una de las características de este proceso, es que ha logrado instalar alternativas a la hegemonía planteada por Estados Unidos, y una de esas propuestas es el ALBA, que ha nacido desde las discusiones del pueblo  venezolano, lo que refleja el tenor del modelo participativo instalado en el país.

“La nuestra es una nueva visión de construcción de leyes, donde el pueblo obligatoriamente es consultado, cualquier ley tiene que ir dos veces a discusión popular en distintas regiones y allí hay metodologías que permiten sistematizar las propuestas, que después las discute la Asamblea Nacional. Eso nos ha permitido sistematizar en las leyes, las  necesidades y experiencias de las comunidades en Venezuela. Aquí el  sujeto sociales es fundamental”, indica Giuseppe.

A pesar de que Venezuela tuvo un  proceso constituyente que aprobó la Constitución, el representante del parlamento reconoce que “el proceso  no ha terminado, ya que es el pueblo el que le va diciendo al Estado como dirigir su acción al pueblo. El pueblo con el Estado administran los recursos. Hay leyes que se han elaborado que le restituye el poder  al pueblo, ya que aquí el pueblo está legislando”.medio que percibe la población de la región que habitan.

* Militante de la Minga Informativa de Movimientos Sociales / Marcha Mundial de las Mujeres

 

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