Liu Xiaobo: desvistiendo el Premio Nobel de la Paz

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Néstor Francia.*

La deriva del Premio Nobel hacia un instrumento de la derecha internacional es notoria y tiene razones evidentes. Tres de los premios entregados entre 2009 y 2010 no dejan lugar a dudas. El año pasado el Nobel de la Paz fue entregado, como se sabe, a Barack Obama, una designación que dejó atónitas a muchas personas en el mundo, pues estamos hablando del presidente del país más agresivo, violento y belicista del planeta.

Recientemente el Nobel de Literatura recayó sobre uno de los principales íconos de la burguesía y la ultraderecha en América Latina, Mario Vargas Llosa (aquí la literatura no es más un pretexto, como lo ha sido tantas veces). Ahora el Nobel de la Paz recae sobre un agente de las políticas subversivas de Estados Unidos, el chino Liu Xiaobo.

Este sujeto, preso en China por sus acciones desestabilizadoras (aun si el lector estuviese en desacuerdo con las políticas internas chinas, lo llamo a preguntarse ¿qué tiene que ver la paz con las actividades de un político de oposición en cualquier parte? ¿Solicitamos el Nobel de la Paz para Manuel Rosales?), fue uno de los redactores de la Carta 08, un verdadero manifiesto de la democracia burguesa y de los conceptos que el imperialismo trata de imponer al mundo en torno a temas como la democracia, la libertad y la propiedad privada.

El texto de ese documento (se le encuentra íntegro fácilmente en Internet) exige que el gobierno chino lleve a cabo reformas en la Constitución de la República Popular China para promover o permitir un sistema multipartidista, un sistema judicial independiente, la  separación de poderes, el control público de los funcionarios públicos, cumplimiento de los Derechos Humanos, elección democrática de los funcionarios públicos, igualdad entre el campo y la ciudad," libertad de reunión, libertad de expresión y de religión, educación cívica, protección de la propiedad privada, reforma fiscal y financiera, creación de una  Seguridad Social, protección del medio ambiente, la creación de una república federada y una comisión de la Verdad y la reconciliación.

Todos estos son valores que vende el imperialismo y que forman parte de las falsas características de la democracia burguesa. En el caso de China, los “disidentes” anhelan el multipartidismo que impera en el parlamento de Noruega, que es el que designa a los miembros del comité que entrega el Nobel de la Paz, y que está controlado por el multipartidismo de la derecha, que detenta 165 de los 169  escaños, como veremos.

Lo mismo quieren con el cuento de la “separación de poderes”, que significa que esos poderes estén separados del pueblo y en manos de la burguesía. Y así con todo lo demás, incluida la expresa defensa de la “propiedad privada”. Liu (que es su apellido, porque en China este antecede al nombre), un integrante de la clase media alta china, fue profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York, Estados Unidos, y de allí importó a su país su ideología burguesa y su carácter de agente, pagado o no, del Imperio y sus “valores”.

No es casual que esta operación de la derecha, que no otra cosa han sido las entregas de los Nobel en el último año, haya levantado de inmediato el regocijo de toda la derecha mundial, por ejemplo los gobiernos de Estados Unidos, Israel, Alemania, Taiwán, Francia, la Unión Europea, varias “ONG”, Mario Vargas Llosa, Oscar Arias, el Dalai Lama. En Venezuela, por supuesto, la MUD se ha unido a la derecha mundial en su celebración de este premio manipulado y antipopular.

El presidente Barack Obama saludó la concesión del premio a Liu, al que calificó como un “portavoz elocuente y valeroso en favor de los valores universales”, y reclamó a China que lo ponga en libertad. Según Obama, Estados Unidos siempre defenderá las aspiraciones “universales” de los seres humanos, tal como los “defiende” en Iraq y Afganistán, por solo mencionar dos lugares donde adelanta sus cruzadas. Por supuesto, este apoyo yanqui a los “disidentes” chinos tiene que ver también con el peligro que representa el avance de la economía china para la hegemonía mundial del Imperio.

De manera que el premio Nobel ha devenido en un instrumento de la burguesía en la lucha mundial de clases que está en pleno desarrollo. Para los revolucionarios debe estar claro, y así que hay difundirlo, que no existen tales “valores universales” y que los valores humanos son valores de clase, en una lucha donde cada quien hala la brasa para su sartén.

En este sentido, el sitio cubano Cubadebate afirmó el sábado que al galardonar al opositor chino Liu Xiaobo y al escritor peruano Mario Vargas Llosa, el premio Nobel se volvió “disidente”. Según ese portal revolucionario, “Liu no se diferencia para nada del tipo de ‘disidente’ que Estados Unidos lleva décadas diseñando para usar, con mayor o menor éxito, como quintas columnas en aquellos países que no resultan de su agrado por el simple hecho de disentir de su hegemonía”, y acota que “Lo que sí está claro es que, con tales elegidos, el poco prestigio que le quedaba al Nobel se diluye cada vez más en el desconcierto”.

Uno se pregunta ¿En que supera Liu los méritos, por ejemplo, de las Abuelas de Plaza de Mayo, de Argentina, que eran también candidatas al galardón?

Ahora bien ¿cómo puede sorprender este destino para un premio que desde sus orígenes estuvo vinculado a la burguesía? Los premios se instituyeron como última voluntad de Alfred Nobel, inventor de la dinamita e industrial sueco, que se hizo multimillonario con el invento de ese explosivo mil veces mortal en las guerras del siglo XX. Nobel firmó su testamento en el Club Sueco-Noruego de  París el 27 de noviembre de 1895. Se sentía culpable por su responsabilidad como empresario enriquecido a través de una industria productora de dinamita cuyo principal mercado era la minería, pero también la  guerra. Esta puede haber sido la motivación principal de su afamado testamento, quizás unida a la costumbre de la época de realizar acciones para hacer trascender su nombre al morir.

Por otra parte ¿quién designa  a los integrantes del comité que entrega el Nobel de la Paz? Pues el Parlamento Noruego, cuya composición actual no deja lugar a dudas. De los 169 escaños, tres partidos de derecha, el Partido Laborista, el Partido del Progreso y el Partido Conservador, detentan 135, y en general la derecha controla 165 curules, dejando tan solo cuatro a la izquierda ¡Vaya pluralismo!

Por cierto, el Partido del Progreso, segundo en importancia en el Parlamento, forma parte de la Unión Internacional Democrática, una organización mundial de partidos de derecha, fundada por personajes como Margaret Tatcher, George W. Bush, Jacques Chirac y de la cual hacen parte también el PP español y el partido derechista venezolano Proyecto Venezuela ¿Puede quedar alguna duda sobre de qué estamos hablando?

En esta gran lucha de clases mundial, no será nada fácil derrumbar los mitos, los prejuicios y el poder cultural sobre los que se sustenta la dominación de la burguesía y factores que les son aliados, como el fundamentalismo religioso, representado en occidente por varias iglesias de origen cristiano.

Un buen ejemplo de ello es el de la candidata a la presidencia de Brasil, Dilma Rousseff, quien tuvo que lanzar el jueves un contraataque para desmentir rumores y campañas en Internet sobre su posición sobre el aborto y frases de tenor religioso que le han quitado votos. La masiva circulación en Internet de una entrevista que Rousseff ofreció en 2007 manifestándose a favor del aborto provocó un éxodo de los electores religiosos, a quienes analistas atribuyen —en parte— que no ganara la elección en la primera vuelta el domingo.

Es decir, una posición progresista como lo es la despenalización del aborto, rebota como un bumerán para quien la promueve, lo cual da una idea de cómo los pueblos están aun subyugados en buena parte por estas ideas opresoras defendidas, entre otros, por la jerarquía católica. Da esperanzas sin embargo, el hecho de que la mayoría del pueblo brasileño ha votado por Rousseff, lo cual es una muestra de cómo los pueblos están despertando de la pesadilla cultural en la cual insisten en sumirlos los opresores de toda índole.

Volviendo al ámbito nacional, es interesante ver cómo comienzan a evidenciarse en el PPT contradicciones que surgen en ese partido a raíz de su fracaso electoral. El secretario general de ese partido, José Albornoz, descartó a través de un comunicado, que la tolda azul se adhiera a la agrupación de los partidos políticos de la derecha venezolana autodenominada “Mesa de la Unidad”. En el documento, el secretario general del PPT aseguró que se ha orquestado una “campaña que pretende vincularnos a la mesa de la unidad y/o al partido de gobierno; para eso han manipulado declaraciones de varios de nuestros líderes fundamentales”.

Sin embargo, todo el mundo conoce ya las declaraciones vertidas el seis de octubre por el gobernador del estado Lara, Henri Falcón, quien confirmó en una entrevista con la emisora Unión Radio, que “estaban adelantando reuniones con la Mesa de la Unidad para lograr propuestas con las coincidencias necesarias”, además de admitir que se había reunido con los políticos de la derecha venezolana Leopoldo López, Pablo Pérez y Henrique Capriles Radonski

¿Cuál es por fin la posición del PPT con respecto a la mesa de la ultraderecha?

* Analista de asuntos políticos.

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