Los del congreso quedan, el mapuche muere: crónica de una tragedia.

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Lagos Nilsson

Abril es el mes más cruel, hace brotar / lilas del interior de la tierra muerta, mezcla / la memoria y el deseo, estremece / las raíces marchitas con lluvia de primavera.
Eliot erró, no es abril, es agosto el más cruel; no es la primavera lo que demuele, es el invierno de los ególatras. Aunque tuvo razón cuando tituló el poema La tierra desolada y los versos citados se leen bajo el epígrafe El entierro de los muertos.

Chile no es cruel, se convierte en lo baldío del paisaje espiritual del poeta para contar la larga maldición del sur.

Pertenezco –me dijo alguien o tal vez lo pensé– a cada árbol polvoriento, a cada cerro, a cada roca lenta en unirse con la mar, a cada estero, a cada mata de calafate, pero no sé si cuando regrese volveré a mi país o a otra tierra extraña. Fue al principio de los años ochentas del siglo XX y corrían rumores, en el exilio de los de a pie, de canales incluso cordiales entre los más astutos de la dictadura y los más "políticos" de la derrota.

Esos canales, esos puentes separan el pasado del presente; construyen un país que se pedió a sí mismo, que dibuja sobre la historia de unos la traición de otros, que hace de esa misma historia un índice de razones de indignidad y un recorrido baladí por cementerios que son sagrados. No plantaron los álamos de la alameda, los talaron. No son los que superarán tiempos difíciles, los perpetúan.

Los representa un candidato, el señor Frei, cuyas luces se miden por su sombra. Un tipo que no tiene opinión al respecto (cuando el respecto es un asunto sobre el que se espera opinión) y rubrica: "he dicho lo que pienso al respecto". La nada. O los representa el señor Piñera, un especulador deshonesto que ¡ay! opina demasiado para obtener el mismo resultado: nada.

Decía hace 50 años un crítico literario de un grupo de escritores: los exprimo como a un limón y no obtengo nada, ni una gota de talento. Pero la literatura no pretende gobernar.

En este país mío en el que siempre la responsabilidad política de los actos de aquellos "de arriba" son de otros innominados "de abajo", han confluido el 12 de agosto de 2009 dos hechos que dibujan la más amarga caricatura:

a) No pudo ser en el recinto del congreso la ley que fijaba un límite a las reelecciones de los parlamentarios; se abstuvieron de votarla o votaron en contra "representantes del pueblo" de la derecha abierta y de la derecha concertacionista. El asunto se encarpeta a lo menos por un año.

b) Murió a balazos otro agricultor mapuche en el sur lluvioso; y no, no fue asalto ni riña: fue bala de un policía llevado a ese territorio desde el centro del país. Al carabinero el mapuche en cuestión (mapuche en cuestión, porque a horas de lo sucedido se ignora el nombre del peñi) le habria disparado unos perdigonazos –que no lo hirieron, puesto que no hubo ulular de ambulancias y el uniformado -ése sí en cuestión– declaraba o charlaba en la tarde del miércoles de los hechos sobre esos "hechos" ante o con un fiscal militar.

El subsecretario del Interior, de exquisitos modales, no decía luego del "incidente" qué boca le calzaba; él, que tanto gusta asegurar que los mapuche no tienen, salvo grupos minúsculos –¿quizá alocados?– problemas con el gobierno ni con los "agricultores y hombres de trabajo" (¿acaso los mapuche no son agricultores y gente de trabajo?).

Medio millar de años lleva la nación mapuche repeliendo atrocidades y en la defensa de su territorio. Pero el Wallmapu es hoy lo que sobra de tijeretazos: sus árboles son talados, sus esteros desviados, sus valles anegados, su idioma despreciado, su cultura acorralada y, por cierto todo eso para conseguirlo, sus tierras usurpadas.

¿Qué quiere el Estado chileno y los gobiernos de Chile: ¿acaso concluir esta larga encerrona con una matanza definitiva –como la intentada en otras épocas?

La información sobre lo sucedido en la Cámara de Diputados puede haber dejado estupefactos a algunos ingenuos que piensan todavía en la posibilidad de zánganos con un mínimo ético en sus alforjas; el número de ciudadanos que se aleja de los asuntos políticos, en cambio, demuestra que el próximo gobierno, de encabezarlo quienes probablemente lo encabezarán, no repesentará a nadie ni reflejará la sociedad a la que intentará convencer con su canto de alacrán.

Lo sucedido en las cercanías de Collipulli, en el fundo San Sebastián, encuentra explicación en una declaración producida el 10 de este cruel mes de agosto, mucho antes que el policía desenfundara su 9 mm "en defensa propia". La declaraciòn –referida a hechos entonces no producidos y emitida desde otro lugar es, textualmente, la siguiente:

Escuadrón militar de comandos con armamento de guera asaltaron hoy nuesta comunidad

10 de agosto de 2009
El día de hoy lunes 10 de agosto de 2009 alrededor de las 13:45 horas un escuadrón del grupo de operaciones especiales, compuesto por 7 efectivos fuertemente armados (ya no solo con elementos disuasivos como lanza granadas, gases lacrimógenas y escopetas) con sub ametralladoras y pistolas automáticas ingresaron disparando a nuestras familias y sus hogares.

La incursión con características militares (comando), se realizo estableciendo anillos concéntricos de seguridad alrededor de nuestra comunidad, instaurando un punto de control, con tiradores apostados en la entrada de nuestras tierras, que resguardaban el ingreso de dicho escuadrón. Los cuales sin mediar provocación abrieron fuego, de esta forma los efectivos recorrieron los caminos interiores, registrando los hogares y apuntando a nuestras familias.

Durante aproximadamente 2 horas el comando militar (ignoramos si pertenecen a carabineros) ocupo nuestra comunidad con la fuerza de sus armas, llego a tal punto su acción, que por el estruendo provocado por las ráfagas de sus fusiles, se alerto a las comunidades aledañas a la nuestra, saliendo de sus hogares para ver que estaba pasando, durante horas se escucho intenso fuego, disparado por los efectivos solo para causar e infundir terror y pánico.

Reiteramos el carácter militar de la operación, debido a que se trato de efectivos que tanto en su indumentaria como en su armamento, distaban mucho de lo que normalmente usan los efectivos de Fuerzas Especiales que viven en las tierras de Urban y que pertenecen a la policía militar.

Hacemos por lo tanto un abierto llamado a denunciar y condenar la guerra que el Estado chileno a organizado contra nuestras comunidades, y particularmente contra Temucuicui, esta vez con principal énfasis convocamos a todas las organizaciones y actores que trabajan por los derechos humanos a comunicarse y actuar, pues nadie puede tolerar este tipo de atropellos que se amparan en autoridades políticas que han negado el diálogo y nos han enviado fusiles y metrallas como respuestas.

Por nuestros justos derechos, seguimos de pie con el grito de libertad de nuestros antepasados: Marrichiwew.

(Firma):
Comunidad Mapuche Ignacio Queipul Millanao
LOF TEMUCUICUI. 

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