Luis Infanti De la Mora / Las esclavitudes modernas tienen responsables y víctimas

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Agradezco a la Fundación Cultural Responsabilidad Ética por haber facilitado mi participación en esta reunión aquí, en Roma. Soy Luis Infanti, Obispo de Aysén en la Patagonia chilena, donde HidroAysén (empresa en la que Enel tiene el 51% de participación) proyecta construir cinco mega-represas para producir energía hidroeléctrica y una línea continua de transmisión de 2.300 kilómetros. Un proyecto que podría tener significativos efectos en el balance de Enel.

Cien años atrás la Patagonia era una tierra casi abandonada, considerada inútil, insignificante, y habitada solo por pocos indígenas. Hoy, muchos ojos e intereses están fascinados por la Patagonia, y muchas inversiones se proyectan ahí. Gente de todas partes del mundo compra tierras en la Patagonia. ¿Por qué?
 

Es una zona todavía virgen, abundantísima de aguas dulces (superficiales, subterráneas y con inmensos glaciares), naturaleza exuberante, temperaturas agradables, gente tranquila. Es una tierra de gran fascinación y misterio, y atractiva para vivir. La estamos proponiendo para ser reconocida Patrimonio de la Humanidad, de hecho es una reserva de vida de nuestro planeta.

En tiempos como los nuestros, en que: toda nación debe crecer anualmente (POB) de manera significtiva, los recursos naturales y la energía son elementos decisivos e indispensables, pero el crecimiento del PIB nos pone en frente también a uno de los desafíos más importantes de la humanidad: el cambio climático y la crisis ecológica.

Este crecimiento parece no tener límites, sobre todo en los países del Primer Mundo, donde la sobreabundancia, el derroche, el consumo es ilimitado.

De hecho, el 20% de la población mundial consume el 80% de todos los bienes disponibles del planeta, donde los pobres, los más vulnerables son siempre marginados (de los bienes y de las grandes decisiones).  Son las “elegantes” esclavitudes modernas que tienen responsables y víctimas. Víctimas que a veces reciben algo de caridad (necesaria), pero que son silenciados cuando claman justicia y un sistema económico mundial justo y solidario.

Es preocupante e injusto que todos los países del primer mundo (“desarrollados”) sean deudores ecológicos, o sea: que sus consumos básicos (alimentos, agua, energía…) superen la biocapacidad de su propio país y por lo tanto deben capturarlos en países de África y de América Latina, esencialmente. Siento que los tratados de libre comercio (TLC) son el pasaporte para degollar a los países pobres de sus bienes naturales, de manera legal y democrática.

Estamos convencidos que en un planeta lomitado, el desarrollo ilimitado es imposible.

Efectivamente, si los actuales siete mil millones de personas que habitan el planeta consumieran lo mismo que en Italia o en España, o en Estados Unidos…. Necesitaríamos, hoy, tres planetas Tierra-Agua. ¡Pero tenemos sólo uno!

Por lo tanto, quienes guían las políticas y las decisiones de los países ricos y las élites de los países pobres, tienen la principal responsabilidad en el mantener una cultura consumista que sobrepasa largamente la sostenibilidad del planeta, depredando y exterminando los bienes naturales.

En tiempos como los nuestros, en que: todo tipo de energía surge de la Naturaleza.
Energías no renovables y contaminantes, y también energías renovables y limpias. 

La principal causa de la producción de energías contaminantes es la acción humana. El 70% de las emisiones contaminantes (CO2 y efecto invernadero) las emiten los países industrializados del Hemisferio Norte (Estados Unidos, Canadá, Europa, China), teniendo la mayor responsabilidad en el calentamiento global.

Quien más sufre con la depredación energética es la Naturaleza. Nuestro planeta, nuestra tierra, nuestras aguas están enfermas: gritan de dolor

Y así, como hemos dicho “¡Basta!” a las atroces violaciones a los derechos humanos, hoy decimos “¡Basta!” al Eecopcidio de la Tierra, a la que consideramos un ser vivo.

Nosotros somos los seres concientes e inteligentes del planeta, o por lo menos deberíamos serlo, nos pertenecemos mutuamente, y con la Naturaleza tenemos un origen y un destino comunes.

La actual crisis ecológica nos hace concientes de estar en una profunda crisis de civilización, cuyos signos más evidentes son la crisis ecológica, la crisis energética, la crisis alimentaria, la crisis económico-financiera, la crisis ético-moral, en una palabra: la crisis humanitaria global.

ENEL: desde la Patagonia un giro histórico

La actual crisis de civilización nos debería hacer entender que estamos en un momento decisivo en la historia de la humanidad, en que no podemos más creernos dueños ni de las personas, ni de los bienes esenciales para la vida: tierra,. agua, aire, sino que somos los responsable, o mejor los corresponsables de los bienes de la tierra, que son de Dios. Él los ha creado para beneficio de todos, para ser compartidos equitativamente, sobretodo con los más pobres.

El Papa Juan Pablo II nos recordaba que apropiarse de estos bienes podría ser un delito:“Sobre toda propiedad privada, grava una hipoteca social” (México, enero de 1979).

Marginar de estos bienes a los pobres es atentar contra sus derechos, esclavizarlos, quitarles la vida.

¿Podríamos permanecer callados y tranquilos si más del 80% de los derechos de aguas no consuntivos de Chile y el 96 % de estos derechos en la Patagonia, han sido regalados, a perpetuidad, a Endesa España, ahora propiedad de Enel? Nuestro silencio sería una complicidad con la injusticia que, más que injusticia consideramos una nueva forma de colonización, que violaría incluso la soberanía de un país (Chile), ya que el 32 % de Enel es del Estado italiano.

Endesa España ha entrado prepotentemente en la Patagonia, como modernos colonizadores, imponiendo su poder económico y político por querer realizar megaproyectos destructivos, comprando y corrompiendo incluso las conciencias de las personas con una propaganda hipócrita e incorrecta. Sentimos que las personas, como los bienes naturales, somos tratados como mercancía, vendidos al mejor postor: ayer a los españoles, hoy a los italianos, mañana no sabemos a quien.

De allí el férreo rechazo de la ciudadanía y de los políticos no vendidos” a los proyectos de privatizaciònj y mercantilización del agua en la Patagonia, que hoy podría ser para construir represas para la energía, mañana para hacer comercio con el agua embotellada, etc.

Por lo tanto hoy también el Estado italiano tiene un poder considerable sobre las aguas de Chile, y podría tenerlo también sobre la energía. Efectivamente ¿qué diría el gobierno y el pueblo italiano si sus aguas fueran más del 80% de propiedad privada de China, o de Japón o de los Estados Unidos?

En Chile, la propiedad del agua, su distribución y su gestión son privadas. Enel, siendo propietario del monopolio del agua, podría hacer en Chile lo que quiere, pero nos preguntamos si haría, hoy, en Italia o en Europa proyectos como los pensados para la Patagonia.

Con estos megaproyectos ofensivos o destructivos en la Patagonia, Enel bajo las apariencias de la Responsabilidad Social Corporativa, corre el grave riesgo de presentarse frente al mundo como una empresa socialmente incorrecta.

Por lo tanto, Enel, empresa privada y del Estado italiano, tiene una inmensa ocasión y oportunidad para facilitar un giro histórico, enseñando también a otros Estados y a otros "holdings" multinacionales que se puede y se debe considerar la ética e incluso la espiritualidad para:

– Humanizar la economía;
– Crear más relaciones de justicia, solidaridad y equidad entre los pueblos y no de “dulce” dominación;
– No usar el agua como nuevo símbolo y medio de colonización;
– Tratar a la naturaleza con respeto, protección y comunión, y no con agresividad y destrucción;
– Decir “No” al ecocidio de la Patagonia, Reserva de Vida de la Humanidad;
– Ayudar a Chile a crecer en democracia, considerando que en la Constitución Política del Estado, aprobada en forma antidemocrática en 1980 por el General Pinochet, al pueblo chileno les ha sido quitada la palabra y las decisiones importantes, para asegurar una estructura de poder  centrada en una elite política, económica y judicial;
– Respetar la soberanía de los bienes vitales del Estado chileno;
– Dar confianza a los mismos chilenos para administrar sus propios bienes.

En Chile, donde actualmente hay más de 25 importantes conflictos relacionados con el agua, está tomando más fuerza un movimiento que atraviesa sectores sociales, políticos, culturales, religiosos, étnicos, artísticos, estudiantiles, etc. Para recuperar las aguas como un bien común, estratégico, no privatizable, ni comercializable. No quisiéramos que un mañana, quizás no muy lejano, por el agua se alterara la paz social en Chile, como ya sucedió en otros países.

Por lo tanto, para Enel, que tiene los poderes económicos y tecnológicos adecuados, se abre la ventajosa posibilidad de promover y desarrollar también en Chile energías limpias como la solar, la mareomotriz, la geotérmica, la mini hidroeléctrica, etc. todas con enormes potencialidades. A la nuclear, en Chile, le hacemos la cruz.

Tenemos la confianza que Enel asumirá la gran responsabilidad ética, política, tecnológica, ecológica, humana y moral para desarrollar una energía sostenible en Chile, y por la paz social en la Patagonia.

Este es el motivo de nuestra presencia aquí, para ser la voz de más de 60 organizaciones que sintonizan con éstas preocupaciones e ideales, porque creemos y sentimos que nuestra voz tiene que llegar a las mentes, a los corazones y a las decisiones del Gobierno y del Estado, y por lo tanto a los ciudadanos de Italia y de la comunidad europea.

¡Respeten la Patagonia! pero desarrollen aquí en Italia y en Europa, con gran fuerza y convicción una cultura de la vida y la austeridad, para un mayor respeto y solidaridad hacia los pobres y los países no desarrollados, y para una sobriedad en el uso del agua, de los alimentos, de la energía y de todo bien de la creación.

Hay urgente necesidad en las sociedades consumistas de una conversión ecológica, con profundos cambios en los estilos de vida y en las decisiones. erá para nosotros un honor y un placer si nos visitan en la Patagonia para dar fe a lo que hemos presentado.

Entregaré mi Carta Pastoral sobre este tema al Presidente del Consejo de Administración de Enel.

Preguntas

La participación de Enel en los proyectos de la Patagonia la consideramos una nueva forma de colonización en los países pobres, aunque tuvieran el beneplácito del gobierno de turno, el apoyo de capitales chilenos y las leyes chilenas la favorecieran.

¿Qué elementos ponen en evidencia la conciencia ético-social y ecológica de Enel en este megaproyecto?

Chile es un país de alto riesgo, por terremotos, volcanes, vaciamiento de lagos glaciares, experimentados con dolor también últimamente. Quisiera saber por qué el estudio de impacto ambiental no considera los elevados costos económicos que se despenderían de posibles catástrofes tanto para las represas como para la línea de 2.300 kilómetros, que atravesaría más de la mitad de Chile. Y si se ha informado adecuadamente a los accionistas sobre este asunto.

Roma, 29 de abril de 2010.

Luis Infanti De la Mora es el obispo católico de Aysén en la Patagonia, Chile.
 

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