MANIFIESTO ECO-SOCIALISTA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

(fotoSeñala el autor en la Introducción a su trabajo Bases preliminares para fundar el eco-socialismo del siglo XXI en Chile:

Este documento pretende ser un aporte, el resumen de reflexiones y experiencias de largos años
que nos permitan articular un conjunto coherente de ideas orientadas a fundar un pensamiento
político que permita fusionar de manera armoniosa el ecologismo con el socialismo, entendiendo
que el hombre no sólo debe ser capaz de construir la justicia en libertad, sino también debe
construir un orden racional, inteligente y respetuoso con el orden natural que es, finalmente su
matriz fundamental y que no puede desligarse de dicha matriz sin poner en severo riesgo su
propia existencia.

Nos inspira la necesidad de superar el socialismo científico que, al igual que todo pensamiento hijo
de la modernidad y del antropocentrismo exacerbado, olvidara la necesidad de construir una
relación hombre-naturaleza respetuosa y equilibrada. Así también, nos asiste la convicción de que
es absolutamente imposible construir un orden nuevo respetuoso de la dinámica de los ecosistemas
naturales en el marco del capitalismo que tiene como motor fundamental el lucro y la acumulación
de capital que no puede armonizarse con los ritmos de la naturaleza
).

Lo que sigue es texto del Manifiesto propiamente dicho:

Un ordenamiento económico, social y político eco-socialista requeriría fundamentalmente lo
siguiente:

Entender que la sociedad justa, libre y fraterna que sintetiza las aspiraciones humanas en
torno a la sincronización entre lo bello, lo bueno y lo verdadero es un desafío
permanente y no es posible alcanzarlo de modo perfecto. Constituye una lucha sin
cuartel con miras a lograr el predominio de la justicia sobre el abuso, la libertad sobre el
esclavismo, la verdad sobre el oscurantismo, la fraternidad sobre la explotación, la razón
sobre la brutalidad, la armonía sobre el desequilibrio.

Asumir la tarea de replantearse el desafío del hombre nuevo, entendiendo que este
debe construirse sobre una naturaleza humana imperfecta, frágil y corruptible, en la que
coexisten las virtudes con las miserias, las inclinaciones hacia lo sublime como hacia lo
decadente y vil, la bondad y la crueldad, la paz y la violencia, el Eros con el Tánatos y,
asumiendo que no es suficiente con crear las condiciones externas favorables para el
surgimiento de un hombre nuevo, básicamente construido sobre las virtudes del alma
humana.

No obstante, una sociedad de justicia y en armonía con la naturaleza, requiere
necesariamente un orden moral nuevo que limite, regule y reduzca considerablemente la
tendencia hacia la destrucción, la injusticia, la agresión, la crueldad y la decadencia que
anida en la naturaleza humana.

Esta nueva sociedad requiere necesariamente de un hombre nuevo que valore y privilegie sus aspectos positivos sobre el lado oscuro de su naturaleza.

Superar el antropocentrismo exacerbado que hemos heredado de la Modernidad que ha
entendido toda naturaleza como un insumo para beneficio exclusivamente humano que
ha desprovisto de vida a la naturaleza y que ha legitimado el uso de esta más allá de sus
límites. Es imprescindible reconocer el valor de toda forma de vida y propender a
instaurar equilibrios y armonías que permitan la coexistencia de las diferentes especies.
Un nuevo modo de habitar la tierra, requiere de una revalorización de la vida en todas
sus formas

Afirmar la razón como un instrumento fundamental en la construcción de la sociedad
eco-socialista y en el modo de funcionamiento del hombre nuevo. No obstante valorar
el papel que la razón ha de jugar en una sociedad eco-socialista, no debemos olvidar lo
que sostiene Joseph Ratzinger en cuanto a que «si antes no podíamos eludir la cuestión
de sí las religiones propiamente no eran una fuerza moral positiva, ahora no tenemos
más remedio que plantearnos la duda acerca de la fiabilidad de la razón. Pues también
la bomba atómica es un producto de la razón».

Es urgente redefinir el papel de la razón
entendiendo la urgencia de superar el predominio de la racionalidad formal-instrumental que no ve sino la necesidad de satisfacer la lógica de la optimización y de la
maximización de objetivos, independientemente de consideraciones estéticas, valóricas o
morales.

El llamado es entonces a completar la construcción de la Modernidad, tal como
lo señala Habermas, mediante el fin de la dictadura de la racionalidad instrumental.

Instalar la cuestión ecológica como un tema central de la nueva utopía, vale decir, del
optimismo sobre el futuro de la humanidad. Sin embargo y tal como lo sostiene Albert
Camus, tratando de plantear el problema de la utopía tan correctamente como sea
posible, vale decir, tratando «de hacerlo en el sentido de crear las condiciones para un
pensamiento político modesto, es decir, liberado de todo mesianismo, emancipado de
toda la nostalgia del paraíso terrenal». He aquí, también, el aporte que puede hacer la
razón ecológica a la construcción de un nuevo orden, al postular una vez más en la
historia, la necesidad de volver a mirar a la Naturaleza como fuente de inspiración.

El
desafío ecológico es, en realidad, contribuir a superar el espíritu nihilista, redibujar un
futuro abierto y esperanzador. Es decir, es el desafío de volver a creer y poner las
energías humanas, personales y colectivas, en busca de un orden algo mejor del que
heredamos, en el que la relación del hombre con la naturaleza esté construida sobre el
respeto y la valoración de toda forma de vida.

Superar definitivamente la sociedad del lucro y de la acumulación. Una sociedad justa y
respetuosa de los ritmos y dinámicas de la naturaleza, no es compatible con el lucro
como motivación humana ni en lo individual ni en lo colectivo. En una sociedad eco-
socialista, el fin de lucro es total y cabalmente incompatible con ésta.

Una sociedad
nueva sustentada en la justicia y en el respeto a la naturaleza debe superar el lucro como
razón de ser del hombre nuevo y de la sociedad nueva, buscando legitimar la
solidaridad, la generosidad y la cooperación en el lugar y rol que ha jugado el lucro en la
sociedad capitalista. la solidaridad es a la sociedad eco-socialista lo que el fin de lucro
es a la sociedad capitalista.

Superar la noción que ha instalado el capitalismo en cuanto a que el mercado y su lógica
de funcionamiento interno, «la mano invisible», logra ineluctablemente el bien colectivo.
En una sociedad ordenada por el lucro, como es la sociedad capitalista, el
funcionamiento del mercado tendrá como resultado exclusivamente la acumulación de
capital, la pobreza y el abuso.

En una sociedad eco-socialista el mercado debe, en primer
lugar, ser eficazmente regulado para evitar la acumulación capitalista y para impedir el
lucro, a fin de que éste sea exclusivamente un mecanismo de distribución y asignación
de recursos, cuya eficacia estará determinada por el control democrático y la
fiscalización que la sociedad haga de éste.

Se entiende que un hombre nuevo
sustentado en la solidaridad como meta sublime es un insumo crítico para el
funcionamiento del mercado eficaz. No obstante, dejado el mercado a la libre expresión
del lucro como meta colectiva, éste destruirá inevitablemente la solidaridad como razón
de ser del hombre nuevo y de la nueva sociedad.

Legitimar el rol del Estado como una institución que expresa el interés pњblico. En una
sociedad ecoҐsocialista el Estado debe jugar un rol preponderante para asegurar que el
excedente productivo de la sociedad se oriente al mejoramiento real de la sociedad
humana, regulando el funcionamiento del mercado y asegurando la relación equilibrada
y respetuosa del orden humano con el orden natural.

Superar la propiedad privada de los medios de producción como una institución
incuestionable del orden social. En una sociedad eco-socialista, deben tener supremacía
las formas colectivas de propiedad en relación con los medios de producción, avanzando
hacia la propiedad comunitaria, estatal y cooperativa, dejando la propiedad privada de
los medios de producción exclusivamente en los sectores pequeños del aparato
productivo.

Afirmar la democracia como mecanismo por excelencia del proceso de toma de
decisiones políticas. la sociedad eco-socialista se debe sostener exclusivamente en el
interés público, en las aspiraciones del pueblo y, para la nueva sociedad, no hay
mecanismo más eficaz para expresar el sentir y los anhelos del pueblo que la
democracia.

Afirmar como sujeto de la historia a los trabajadores. En una sociedad eco-socialista el
trabajador, sea este campesino, intelectual, profesor u obrero, constituye el actor
irremplazables del proceso social, político y económico. En este sentido, la utopía eco-
socialista reivindica la centralidad del trabajo y su reivindicación en el proceso de
construcción de la nueva sociedad.

——————————

marcel.claude@gmail.com.

El autor mantiene una página-web que puede visitarse libremente: www.marcelclaude.blogspot.com.

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