Memoria de la tortura en el laboratorio neoliberal

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Cuando el gobierno chileno, encabezado por el «socialista» ultraliberal Ricardo Lagos prepara- con el feliz apoyo de la derecha política y económica- una ley de punto final que incluye, según las propias palabras del mandatario, una -vergonzosa- indemnización «austera y simbólica» a decenas de miles de personas torturadas después del golpe militar de septiembre de 1973, juzgamos interesante publicar esta entrevista realizada al historiador y ex-preso político Luis Vitale.

Conocido Internacionalmente por su obra y, en especial por su interpretación marxista de la historia chilena y de América Latina, ex-militante del trotskismo, uno de los fundadores del MIR, Luis Vitale es también una de las personas invitadas a testimoniar ante el Tribunal Russel, organizado en 1974 y destinado a evaluar y denunciar los crímenes de la dictadura militar.

En la actualidad las agrupaciones de DDHH -como el Comité de ética contra la tortura- estiman en varios centenares de miles las personas torturadas en Chile: lo que podría significar hasta 400.000 o 500.000 las personas que fueron sometidas a torturas físicas o sicológicas, a las cuales habría que sumar los daños padecidos por sus familiares y entorno próximo.

Como lo señalaba Ignacio Vidaurrazaga, ex-prisionero político y profesor de la Universidad Arcis en la revista Punto Final Nº 552: «Es importante recordar que la aplicación de torturas fue un aspecto esencial del ejercicio del poder por parte de la dictadura. La tortura fue adoptada de manera institucional por los organismos de inteligencia de las FFAA, Carabineros e Investigaciones. La tortura fue consustancial al régimen de Pinochet; fue orgánica y planificada, contó con asesores extranjeros, seguimiento médico, manuales y equipos».

Este mismo articulo afirma en su conclusión que el gobierno de Lagos sabe que un reconocimiento de la magnitud de la tortura podría incluso tener efectos durante la actual «transición», ya que diversos organismos nacionales e internacionales han denunciado torturas en democracia: los presos políticos que aún existen fueron victimas de tales prácticas pero también -como lo denunció Amnistía Internacional- el pueblo mapuche en su lucha contra la represión del Estado chileno.

fotoLa necesidad de no olvidar.
Vitale recuerda, y habla

-Desde su posición de historiador-actor, me interesaría conocer su punto de vista sobre la memoria de la represión política en Chile y sobre todo, sus propios recuerdos de aquella.

Bueno, yo caí preso el 12 de septiembre de 1973; pase por nueve campos de concentración y tortura, y logre salir gracias a la intervención de la embajada de Alemania.

-¿Nueve campos de concentración?
Sí, nueve campos de tortura. Eran mucho más terribles que un campo de concentración; en un campo de concentración te agrupaban pero realmente no había tortura. A mí me metieron en casas de tortura durante muchos meses. Entonces la tortura era básicamente sicológica, que era más terrible que la tortura física, porque con la tortura física, nos torturaban, nos pegaban… y después, por suerte, nos desmayábamos, caíamos desmayados por la tortura…

-¿Entonces, a qué se le llamaba tortura sicológica?
Torturas donde te llevaban y en primer lugar te trataban muy bien: «¿Quiere almorzar?, ¿quiere bañarse»…? Imagínate, después de medio año poder bañarse, poder comer, todo muy bien… Y después te llevaban a la sala de tortura, y bueno, ahí te hacían las torturas más terribles… Te puedo detallar cómo eran esas torturas, creo que es importante señalarlo porque forma parte de la memoria histórica.

Éramos miles y miles a los que nos llevaban a los campos de tortura…¡miles…! Entonces, después, nos visitaban, les daban permiso una vez al mes a los familiares. Esos miles, cinco mil o diez mil personas… Tenían familiares, cuarenta, cincuenta mil familiares: los presos les relataban lo que vivían y esa memoria se transmitió durante un tiempo y después, por auto-represión, se prefirió no hablar más de eso.

-Según usted ¿la memoria de la tortura, de esta violenta represión política que vivió Chile después del golpe militar de 1973, desapareció poco a poco por auto-represión?
En parte por auto-represión, por eso es interesante saber también quiénes la conservan, y la conservan no los que quedaron aquí, sino los exiliados. El exilio es una historia que hay que recuperar para la memoria colectiva; los que estuvieron exiliados hablaban, comentaban. Yo estuve exiliado en Alemania, había cuatro a cinco mil personas que habían estado en esos campos, y transmitían, transmitían y transmitían.

Conservaron la memoria histórica; por eso a mi juicio la historia de Chile no sólo debe hacerse con la gente que quedó acá: una parte de ella son los exiliados, y eso ha sido muy mal trabajado… Yo estoy siempre impulsado a mis alumnos a que hagan trabajos de investigación sobre este tema (ahora están haciendo uno), porque forma parte de la historia: estos exiliados siempre se sintieron chilenos.

-Podríamos preguntarnos ¿por qué hubo esta auto-represión sobre la memoria de la tortura en Chile?
Yo creo que la auto-represión era por temor, por no seguir sufriendo. Cuando volví del exilio, estuve casi dieciséis años fuera, en Europa, en Venezuela y en otros países, prácticamente no se hablaba, todavía no se hablaba de esa realidad. Después viene la Concertación, y los periódicos, en fin, empiezan a hablar sobre la Unidad Popular, sobre el golpe, pero tampoco se refieren a los detalles de las torturas, incluso en la Mesa de diálogo, no se toca la tortura. Y eso, de una u otra forma, es parte de la memoria.

La memoria histórica en Chile

foto-Según usted, como observador-historiador que utiliza el concepto de memoria histórica: ¿cuál es el estado de la memoria histórica en Chile?

Parte de esa memoria histórica se siguió conservando en las poblaciones, en las que había más posibilidad de hablar sin que denunciaran. Entonces es en las poblaciones callampas (pueblos nuevos, villas miseria) donde se conservó mejor la memoria histórica. Por lo que te menciono: están viviendo en el lugar, se conocen todos, entonces no hay mayor riesgo en hablar.

Eso en la población; en segundo lugar, diría que son las mujeres, algunas de ellas también están en las poblaciones, pero también otras mujeres de capas medias, obreras… Por la forma de comunicarse entre las mujeres, que tienen su propio código, pudieron seguir manteniendo la memoria histórica.

Un sector que conservó menos la memoria histórica, a pesar de que fue muy reprimido, fueron los sindicatos, creo que se mantiene muy poco la memoria histórica en los sindicatos.

-¿Por qué?
Eran medidas que se tomaron por temor a perder el trabajo, temor a la represión. Luego existe otro sector que también mantiene la memoria histórica y, junto con los pobladores, debe ser lel que más la conserva: el pueblo mapuche. Fue muy golpeado durante la dictadura por una ley, en 1980, que establece que no existen más los mapuche. Se es solamente chileno, el mapuche no existe. Y además termina con la propiedad colectiva de la tierra y por lo tanto se inaugura la propiedad individual, los mapuches no pueden tener propiedad colectiva.

Frente a eso, los mapuche hacen una resistencia fuerte, avanzan sobre Santiago… Es una posición interesante. Los pueblos originarios son el sector que más guarda la memoria histórica, no sólo de eso, de todo. ¿Por qué? Porque a un mapuche le puedes preguntar: ¿Díme cómo fue la pacificación de la Araucanía?, que fue algo tremendo que hizo el Estado chileno para reprimir el último levantamiento general del mapuche en 1870… Ellos guardan memoria, porque poseen una cosa muy importante que es la machi. En su mayoría mujeres, la machi es la que guarda la memoria histórica.

Después, otro de los sectores que conservan la un poco la memoria histórica lo podemos ubicar en algunos grupos de la vanguardia estudiantil, porque recogen, valoran e investigan la tradición oral del pasado: por ejemplo, cómo vivían o cómo hacían los estudiantes bajo la dictadura?

-Abordando otro tema, aunque ligado a este: ¿Cuál sería el rol de la Concertación acerca de la memoria en el marco de la llamada transición democrática?
Puedes lograr encontrar algunas versiones de parte de ellos, pero creo que muy deformadas, porque cuando se produce lo que llamo la transacción, no transición democrática, que es el acuerdo con los militares, estos partidos políticos acomodan la realidad a su postura y deforman la memoria histórica, para justificar el cambio de su posición política.

El hoy de los Derechos Humanos:
realidad en Argentina y Chile, diferencias

-¿Cuál es su visión del movimiento de DDHH que existió durante la dictadura y que existe actualmente, su papel y también su reactivación parcial con los jóvenes, por ejemplo a través de la FUNA?
Antes de entrar en asuntos de roles en derechos humanos, quería precisar que sería interesante recoger los recuerdos de la gente que estuvo presa muchos años, no solamente en el momento del golpe, ya que la mayoría salió después libre, sino de los que cayeron presos y estuvieron ocho o diez años, y que después salen y van a jugar un papel muy importante en la comisión de derechos humanos. Por ejemplo, Raúl Reyes, quien estuvo más de diez años preso. Él es muy importante, porque estuvo muchos años preso y guardó la memoria histórica de los miles de prisioneros que estuvieron con él. Más tarde sale y se integra a la Comisión de derechos humanos…

-¿Cual fue el papel del movimiento de derechos humanos y cuáles fueron sus grandes limitaciones?
Yo creo que eso se sabe bastante bien. Hubo distintos comités de derechos humanos que han jugado un rol muy importante, pero me parece también que les faltó mucha fuerza, durante la dictadura y sobre todo después, bajo la Concertación. Si tú los comparas, por ejemplo, con los que lucharon por los derechos humanos en la Argentina, las Madres de Plaza de Mayo, aquí no hay nada parecido.

-Eso es particularmente interesante ya que en Argentina, las Madres luchan para retomar la bandera de las victimas de la dictadura, las de sus hijos y se niegan firmemente en aceptar dinero o el cuerpo de sus cercanos: uno de sus lemas centrales es «los restos de nuestros hijos deben quedar allí donde cayeron» y «no aceptamos que se le ponga precio a la vida».
Es cierto, en Chile como en Argentina hay miles de personas afectadas, pero en Chile no surgió una fuerza grande como la de Plaza de Mayo. Insisto que para mí es una gran tarea poder recuperar dicha memoria histórica, pero siempre teniendo en cuenta que a esa memoria también es necesario incorporar a los exiliados, los que estuvieron afuera muchos años y que, lamentablemente, cuando vino la Concertación y muchos regresaron, una buena parte de ellos tuvo que volver a partir, porque no consiguió nada. Y esa memoria histórica es fuerte. Yo cuando volví a Chile no encontré nada, se me cerraron las puertas de todos lados. Pero me quedé. La mayor parte de estas personas se fueron…

-Volviendo al tema de la practica de la tortura y del terrorismo de Estado en Chile: sé que usted durante su detención empezó un estudio sobre la represión política en Chile y particularmente sobre la tortura.
Yo recogí todo el material sobre la tortura y lo iba escribiendo, enviando a mi hija. ¿Y cómo lo saqué?…
Todo se inspeccionaba en el campo y el que hacía la censura era un cura al que yo le dije «mire, quiero hacerle un favor a mi hija porque ella tiene que dar un examen en la universidad»… Escribía con una letra muy chiquita, como Gramsci que escribía así en sus Cuadernos de la cárcel, y de manera disimulada. Así escribe un preso para que pueda salir por la guardia. Entonces se las mandaba a mi hija y mi hija se las mandaba a mi madre, que estaba en Buenos Aires.

Conservar el testimonio

Me pude meter en archivos de los mismos militares… Entonces saqué el Reglamento interno para obreros. Bueno, mucha gente, por ser yo historiador, me contaba cosas porque sabían que en algún momento las iba a relatar. Me contaban muchas cosas. Esto (muestra un grueso archivador) es el informe que entregué al Tribunal Russell, en una sesión que se hizo en Bruselas el 12 de enero 1975. Yo salí hacia Europa el 28 o 29 de noviembre de 1974, y esto se hizo en enero del 75.

¿Por qué me pidieron que hablara ante el Tribunal Russell, en el que estaban Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Andrea Papandreu y otros? Porque fui el preso más antiguo que llegó primero a Europa: habían llegado muchos, pero yo había caído preso el 12 de septiembre, por lo tanto fui entonces el preso más antiguo que llegó como exiliado a Europa.

-¿Cuánto tiempo estuvo preso en totalidad?
Estuve preso desde el 12 de Septiembre 1973 hasta el 28 de noviembre del año 74, un año y medio más o menos. Hice una encuesta por mi cuenta de los muertos, los presos, los suicidados, los heridos, porque en estos campos de concentración llegaban de distintos lugares del país. Entonces le preguntaba, por ejemplo a uno de Concepción, que eran diez: «¿Cuántos muertos crees tú que hay en Concepción?»

-Unos 25 -me decía.

Después aparte, sin que supiera nada, le preguntaba a otro:

-¿Cuántos crees que hubo?

-Yo creo que unos 30?.

Y así entonces contrastando las opiniones, y porque había prisioneros de casi todos los lugares del país, tuve la posibilidad de una visión global. Por eso es que yo estimo que muertos hubo 20.000; prisioneros, 150.000; heridos muchos, suicidados, despedidos del trabajo alrededor de 200.000; asilados en ese entonces, 10.000; personas obligadas a abandonar el país, tal vez 100.000.

Después están los lugares donde estuvieron los presos: Estadio Chile, Estadio Nacional: 25.000; Chacabuco. 1.300; Isla Dawson, Pisagua, la Penitenciaría. La Cárcel, etc, etc…

-¿Cuál es su evaluación para Estadio Nacional?
Detenidos en el Estadio Nacional, alrededor de 25.000 mil.

-Probablemente fueron más, tomando en cuenta el documental de Carmen Luz Parot.
Posiblemente sí. También hubo distintos lugares de concentración. Después vienen las cárceles, los regimientos. Y la cantidad de casas de torturas. En Chacabuco también hicimos una composición social de los prisioneros: obreros, campesinos y empleados un 80 por ciento; profesionales: médicos, abogados, etc. 10 por ciento; estudiantes, otro 10 por ciento.

En cuanto a las edades: la mayoría de 18 a 28 años, 56 por ciento; sus enfermedades principales: estómago, nerviosas, etc.

La degradación que permanece impune

Y las torturas a las mujeres…

Se las desnuda, se les coloca una venda en los ojos, como una capucha, las manos atrás. Los pechos, así, se les comienzan a poner duros y los torturadores comienzan a chupar los senos: esa es una. Después vienen las otras que son la de pegarles, y «shock» eléctrico en el cuerpo: cabeza, senos, ano, vagina. La introducción de instrumentos en la vagina; acostarlas desnudas con los brazos en la nuca varias horas… Y las violaciones.

Después de cuatro ó cinco violaciones individuales se dejaba reposar a la mujer, después era violada de nuevo por varios oficiales a la vez. Luego se la dejaba dormir y cuando despertaba se encontraba con restos de esperma en la boca…

En ocasiones un prisionero hombre, desnudo, era obligado por los verdugos a tener relaciones sexuales con una mujer presa; al no poder tenerlas dadas las circunstancias, los flagelaban y los colocaban en un rincón mientras les decían: «Ahora te vamos a demostrar cómo es un verdadero macho», y comenzaban los oficiales a violar en masa a las mujeres.

Y también la colocación de cigarrillos encendidos en los senos. O la prisionera debía escuchar discos que sonaban en otro cuarto con voces de niños para hacerle creer que estaban flagelando a sus hijos. O ponían a una mujer en una pieza y al esposo en otra, para que sufrieran con los gritos desesperados de él o de ella.

Además obligaban a las mujeres a chuparle el pene a varios oficiales y después le esparcían el semen en los ojos…

Bueno, y después está la tortura sobre hombres: un anillo de hierro que se cierra y apreta la cabeza. O una lata en la cabeza que se golpea (esa es muy sicológica). Y fracturas en cráneo mediante golpes de karate. Y la introducción de objetos en las orejas y en la nariz. Rotura de dientes, cortes en la cara y polvo en los ojos…

Y la inmersión en orina electrificada. Eso es el submarino, así lo llamábamos nosotros. Se mete al prisionero en una tina con orina y excrementos, se le sumerge la cabeza por uno o dos minutos y se repite la operación varias veces al día.

Otra era el pihuelo: se suspende el cuerpo del preso colgado de una cuerda, se le comienza a balancear golpeándolo de una pared a otra durante varia horas. Y el potro, método de la época medieval: se amarra el cuerpo a una máquina que cuando empieza a funcionar va estirando los músculos lentamente hasta que queda casi descuartizado.

Y había más. Uno era el loro o lorito: el prisionero está sentado con los pies levantados durante varias horas, debiendo sostener un palo bajo las rodillas; después el palo es alzado y colgado a varios metros de altura y el prisionero queda colgado con la cabeza hacia abajo, girando, como un loro en su jaula. Y el ratón: el prisionero está desnudo acostado, el verdugo toma un vaso, coloca dentro a un ratón y lo aplica sobre el ombligo, el ratón desesperado al poco tiempo comienza a morder el ombligo. Y el levantamiento de la uñas de los pies y de las manos.

También el corte del pene: se amenaza al preso con cortarle el pene. Simulan cortárselo con un cuchillo, luego tiran sangre y le ordenan mirarse, el preso nota que su miembro se le ha achicado, lo que efectivamente ocurre por efecto de la corriente eléctrica… El preso queda traumatizado creyendo que le habían cortado una parte del pene.

A un preso le quemaron la cara, luego le volvieron a pegar y comenzaron a caerse los pedazos de piel de la cara: quedó tan desfigurado que resolvieron fusilarlo. A un ex-Boina le cortaron los dedos de las manos con tijeras de podar; a un ex-GAP lo quemaron íntegro y después lo amenazaron con tirarlo a la caldera del ministerio de defensa…

Campesinos de Molina enlazados y arrastrados con helicópteros; marcas de la letras UP (Unidad Popular) en la espalda hechas con cuchillo.

Y aquí vienen las torturas sicológicas, lo anterior son torturas esencialmente físicas. Con los ojos vendados y encima una capucha el preso debe permanecer sentado durante varias semanas, nada más que eso. Muchas de esas me las hicieron a mí.

– ¿Por ejemplo permanecer sentado?
Si, sentado. Silencio absoluto durante varios días, sólo interrumpido de los golpes metálicos del fusil ametrallador. Estuve así varios días, lo único que hacían eran los golpes metálicos del cerrojo de la metralleta. O se amenazaba al preso con echarlo al fuego: se le conducía al lugar donde había fuego y se le decía que iba a ser lanzado a las llamas si no declaraba y denunciaba a sus compañeros. Nada más, así. mirando las llamas. O se colocaba al prisionero en una escalera, encapuchado, y se le decía que iba a ser arrojado a un precipicio (a mi me la hicieron). El prisionero va descendiendo escalón por escalón creyendo que en cada uno de esos 50 escalones va a encontrar el vacío… Es como morir 50, 100 veces. Yo veía que en cada escalón estaba el vacío.

En otras al preso le hablan amablemente de su familia, le preguntan cómo llama a su esposa en la intimidad, le hacen hablar de la hija o de la madre, con objeto de hacerlo quebrar moral y sentimentalmente para que empiece a hablar, a mi me la hacían: «¿Qué hace usted cuando sale de reunión de su partido o del sindicato, llega a su casa y está en la habitación de su hija…?» Yo, por entrenamiento, sabía como responder, seco, porque si te quiebras sentimentalmente es terrible, empiezas a llorar, te desarmas sicológicamente.

Y después lo más terrible, la inyección de pentotal para provocar la desconexión. El pentotal se cree que obliga a declarar la verdad. No. El Pentotal lo que provoca es la desconexión del consciente del inconsciente, y al quedar liberado el inconsciente se empieza a hablar… Tiene que ser muy bueno el interrogador para llevarte por, asociación de ideas, a donde quiere ir. Pero en Chile no habían muy buenos interrogadores al principio, entonces eran bastantes tontos. Yo bloquée mi mente, yo pensé en una sola cosa clara, pensé en mi hija. Y seguían los tipos: «¿A dónde está Miguel Enríquez, donde está esto, donde está esto otro»?. Nosotros teníamos cierto entrenamiento, no mucho.

Al principio no estaban preparados los militares aquí, después sí. Crearon centros de tortura con gente especializada que veno de Estados Unidos. Y estos son ejemplos dentro de tantas otras cosas.

Aquí tengo otro repertorio de tortura usada en Chile: durante varios días se le obliga al prisionero tomar tabaco de cigarrillo en un vaso de agua. Nada más que eso, al tercer día comienza a delirar y al séptimo día se vuelve loco. Yo ví varios casos de estos.

-Según su experiencia: ¿torturaban al principio de la detención o volvían a torturar la gente regularmente para tratar de obtener otras informaciones?

Al principio de mi detención, yo diría al mes siguiente, que fue en el Estadio Chile. En el Estadio Chile no tenían cuerpo especializado para hacer torturas sicológicas. Después, me mandaron al único lugar, que era la FACH cerca del estadio Las Condes, donde tenían un cuerpo ya especializado. Ahí me tuvieron dos o tres meses y después me mandaron al campo de Chacabuco. Qué feo era el lugar, ahí no había tortura. Era un campo de concentración, el más grande que hubo en Chile.

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* Publicado en Rebelión (www.rebelion.org/noticia.php?id=8269).

Addenda

De Luis Vitale puede leerse su artículo sobre el Estado plurinacional y los pueblos originarios en:
www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=395.

En la Wordtheque pueden consultarse, leerse o bajar a disco -en forma gratuita- sus ensayos
Música popular e identidad latinoamericana (del tango a la salsa), publicado por Ediciones del Leopardo, Buenos Aires, 2000, en:
www.wordtheque.com/pls/wordtc/new_wordtheque.w6_start.doc?code=36904&lang=es y

Recuperando la memoria histórica, en:
www.wordtheque.com/pls/wordtc/new_wordtheque.w6_start.doc?code=43648&lang=ES

Una vídeoentrevista con Vitale está disponible gratuitamente en:
http://es.arcoiris.tv/modules.php?name=Unique&id=115

Sobre los presos políticos chilenos bajo el régimen democrático formal puede leerse una entrevista con Pedro Rosas en:
www.pieldeleopardo.com/modules.php?name=News&file=article&sid=173.

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