México: la guerra de Felipe Calderón

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Son por ahora 14 los periodistas asesinados en 2011. El último fue Humberto Millán Salazar, de 53 años, director y editor del diario digital La Discusión y periodista del Grupo Fórmula, encontrado muerto el 25 de agosto con una herida de bala en la cabeza en  Sinaloa. La estrategia de guerra —casi personal— del presidente Felipe Calderón al narcotráfico cobra más de 50.000 víctimas en cinco años. ⎮MAPOCHO PRESS.

Entre los "daños colaterales" recientes está el monstruoso atentado que sesgó 53 vidas en el casino de Monterrey. Mapocho Press ofrece dos artículos de contexto sobre la tragedia criminal y de corrupción que vive México:

1) Soledad Jarquín Edgar describe a México como "país en guerra" y explica que los periodistas trabajan atemorizados por el gobierno local del Estado Quintana Roo, los políticos y el delito.
2) Sara Lovera describe la persecución en curso del gobierno de Quintana Roo contra la comunicadora Graciela Machuca.

México: Un país en franca guerra

Este país está en franca guerra y muchas personas están quemando la pólvora en infiernitos. Decía hace unas semanas que la libertad de expresión es el derecho más importante que la ciudadanía tiene, comentaba también que es muy tentador para los gobernantes o delincuentes con poder utilizar la censura, la presión económica o política para desgastar a las y los informadores y comunicadores cuando estos no responden a sus intereses.

Así, en tanto en Sinaloa es asesinado un periodista, hay persecución y muerte contra este gremio en casi todo el país; y Quintana Roo no es la excepción. Hay una clara tendencia a censurar o a cerrar medios que nos son afines a los intereses ni de políticos de la derecha, los tricolores o de las supuestas izquierdas, es decir, de los partidos o de los gobiernos.

Reitero el tema porque resulta preocupante y lo que pasa con periodistas y medios es sólo un síntoma más de este país en guerra interna, la guerra entre el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y el crimen organizado que este mismo viernes volvió a tener “efectos colaterales” serios y fatales en Monterrey, Nuevo León. Una gran vergüenza que nos muestra esta impunidad que permiten las autoridades y el salvajismo que caracteriza ya a México, cuyos efectos económicos están apenas por venir.

No hay palabras para describir a este país de miedo, donde migrantes centroamericanos desaparecen cuando pasan de un lado a otro de territorio nacional; donde hay cadenas de tratantes de personas robando mujeres y niñas a lo largo y ancho del país, sin que nadie se moleste por investigar –o al menos así lo parece- a pesar de que hay un clamor fuerte en ese sentido. Un país de miedo donde todos los días contamos ya no de uno en uno, sino de docenas y a veces centenas a las personas asesinadas con saña inaudita; un país sin seguridad donde el secuestro es cotidiano y terrorífico en las que antes eran tranquilas ciudades, como Oaxaca, por ejemplo. Un país castigado por el crimen organizado como sucedió ayer en un casino en Monterrey donde hubo una clara intensión terrorífica que terminó con la vida de 52 personas. ¿Qué sigue?

Y en ese ambiente, de total incertidumbre, los medios de comunicación e información, y quienes en ellos trabajamos sorteamos las amenazas de políticos voraces o mercenarios del crimen organizado, ya lo sabe usted, México es el segundo país del mundo más peligroso para el ejercicio de esta profesión, 14 periodistas asesinados en lo que va del año ¿quién sigue?

Sin duda, la campaña que han orquestado “supuestos muy morales y buenos habitantes” en contra de Graciela Machuca [directora de la revista Maya sin Fronteras] es una muestra de esa tendencia a obstaculizar el trabajo de las y los periodistas, porque como ya se ha contado, la historia de Graciela Machuca es ascendente en este camino de la información y donde una como periodista se pisa a veces fuerte y sin querer o queriendo, ¿por qué no? pisamos algunos callos.

Sin embargo, insisto, perdemos de vista lo que tenemos enfrente, lo cual me recuerda aquella frase bíblica que dice que criticamos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga que tenemos dentro. Eso no quiere decir que le reste importancia a la vida de los jóvenes accidentados, los cuales afortunadamente están fuera de peligro, lo que resulta cuestionable es todo lo que se puede tejer maliciosamente alrededor del caso que ocupa y preocupa en estos momentos a Graciela Machuca, quien hace más de una semana tuvo la desgracia de chocar de frente a unos motociclistas, motivo por el cual le orquestaron protestas, marchas y supuestas notas que no tenían lo fundamental: los hechos concretos.

Sabemos de buena fuente que Graciela Machucha se ocupó de la atención médica de los dos jóvenes y que han sido motivo para que sobre su persona se ejerza presión, en la pretensión de quién sabe qué cosa. Impunidad no hubo, hay una investigación en curso y paga los daños. Pero persiste el temor de que se orqueste alguna venganza en su contra como resultado de tu trabajo. Ya lo sabemos, por no “alinearse” como decimos en la jerga periodística.

Donde sí hay impunidad y no la vemos es –no tengo la menor duda- en las más de 50 mil personas muertas que ha dejado esta guerra. En este país, la población sí quiere que la droga no llegue a nuestras familias; sí queremos que la delincuencia organizada termine y con ello la corrupción institucional que la permite. Ya lo dijo el presidente municipal de Monterrey, Fernando Larrazábal, no se está respetando la autoridad municipal, carecen de permisos de la autoridad municipal, dónde quiera se cuecen habas. Pero hay un hecho irrefutable dicho por expertos, Felipe Calderón equivocó la táctica de combate y la irracionalidad de los criminales se manifiesta.

Calderón ha declarado tres días de luto nacional. Promete sanciones a los responsables materiales e investigación administrativa porque también había irregularidades en la operación y pide a la población mexicana –con mensaje directo a la clase política- que se unan (que le apoyen) y dejen de lado intereses. Quizá se refiere a la ley de seguridad que está en discusión y que no es del todo aceptada y a la crítica que se le ha hecho por la forma en que enfrenta al crimen organizado.

Esta semana hice un largo recorrido por carretera entre la ciudad de Oaxaca y la ciudad de Guadalajara. Esto me llevó a aventurarme entre las modernas y muy caras carreteras mexicanas, en las que encontré convoyes numerosísimos de soldados y policías, algunos encapuchados con poderosas armas en sus manos apuntando al horizonte o hacia dónde va la gente, sin miedo a disparar accidentalmente. Lo cierto, es que nada más de verlos una se siente insegura, desprotegida más que otra cosa. Se acabaron aquellos viajes tranquilos admirando el paisaje.

Lo peor de todo es que en estos últimos años, muchas personas se han acostumbrado de ver esos espectáculos en las calles y las carreteras. Y hay sentimientos encontrados entre la población. Recién en Tamaulipas, nos contaban algunas personas que se sienten más seguras con los soldados que con los policías. Pero en las comunidades, ver soldados o policías les significan –en muchos casos- abusos a las personas, en especial a las mujeres. En México se documentan por docenas esos hechos, clara idea de ello tienen en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Michoacán y Coahuila, por citar algunos.

Eso es lo que nos debe preocupar en México. La balacera sucedida el fin de semana pasado en un estadio de futbol de Torreón y ayer mismo en un casino de Monterrey es para ponernos a temblar y a pensar sobre el futuro cada día más difícil para el país, más ahora que los políticos se empiezan a olvidar de los daños colaterales y sus víctimas, ellos sólo tienen ojos para sus campañas políticas. Empezamos a vivir con horror, peor aún, empezamos a paralizarnos por dentro y por fuera.

Hoy habrá muchas reacciones y muchos dichos de toda clase de personalidades, pero de eso ya estamos cansados y cansadas. Necesitamos retomar el rumbo de la paz. Y retomar la paz es respetarnos, respetar los derechos, pero sobre todo defender con férrea actitud la libertad de prensa, la libertad de estar informados, la libertad de caminar y transitar, de estar donde queramos sin tener que sufrir lo que hoy sufren muchas familias en Monterrey y antes pasó en otras ciudades del país.
Fuente:
http://ciudadania-express.com/2011/08/26/letras-violeta-un-pais-en-franca-guerra/


Persecución a Graciela Machuca en el estado Quintana Roo.
Reguero de Injusticias

Esta semana tengo acogotada la garganta. Hace muchas semanas que conocemos, entre periodistas, que en [el Estado] Quintana Roo reina un estado de cosas que atenta directa e indirectamente contra la garantía constitucional de la libertad de expresar, de decir, de contar las cosas que la profesión obliga para cumplir, también con el derecho que tiene cualquier persona de este país a ser informada.

Se sabe que existe en esa entidad la vieja tradición del poder que nos ha frustrado todas las iniciativas democráticas de los últimos decenios.

Sabemos que no se trata de algo exclusivo de Quintana Roo, donde gobierna el priista Roberto Borge Angulo, y que la antidemocracia conspira todo el tiempo frente a intentos de avances legítimos y necesarios.

Esto porque mientras redacto, llegó al Congreso del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la embestida clara y definida de un grupo de mujeres que buscaban un adelanto importante para democratizar los documentos de ese instituto político y ampliar las libertades y los derechos de las mujeres.

Lo mismo sucede entre panistas que ya abrieron fuego para las elecciones de 2012 y se siente con desdoro cómo todavía no existe un gran movimiento para que nos expliquen cómo y en qué forma se aplicaron los recursos seis años atrás en el gobierno de Coahuila, cuyo ex gobernador es ahora el vocero, la imagen y el discurso del PRI.

Todo es parecido. La democracia se pospone, los derechos humanos consagrados en el artículo primero de la Constitución, y el sexto y séptimo de la libertad de expresión y el derecho del pueblo de México a ser informado, son violentados sistemáticamente por quienes ostentan el poder.

No es nuevo que ello se sume a la negativa reiterada a reconocer los derechos de las mujeres, lo que conspira contra la democracia y el progreso, pero fundamentalmente contra las libertades que asustan a los magnates de toda clase.

Es como vivir en medio de un sumidero profundo y largo, como el de Chiapas, donde nadie oye, nadie cumple y todos los de arriba, como decían las mujeres de los pueblos, hacen su juego, muerden, extorsionan, simulan y constantemente reprimen de muchas maneras a quien les dice que no.

En Quintana Roo se controla a la prensa. Se usa para denostar a la oposición de cualquier nivel, de cualquier playa, ciudad o municipio. Estamos al alba porque ahí no queremos periodistas perseguidas ni manos duras contra quien simplemente opina, describe o incluso lee boletines tras la amenaza y el miedo.

En Carrillo Puerto, municipio que lleva el nombre del insigne gobernador socialista que abrió cauces a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en los años 20, Graciela Machuca, directora de la revista Maya sin Fronteras, sabe muy bien de estas cosas.

Enfermera de profesión, avecindada a la tarea informativa, conductora de radio que se trasmite en la estación La Estrella Maya de Habla, propiedad del presidente municipal perredista, Sebastián Uc Yam, la periodista es una mujer de las que contribuyen al crecimiento económico y desarrollo democrático por trabajadoras, luchonas, porque buscan por todos los medios ganarse la vida dignamente.

Sabemos que un método recurrente para acallar voces es restringir la publicidad oficial, hasta ahogar una publicación o el programa de radio por falta de recursos para seguir informando y esto es siempre un hecho o una amenaza.

Graciela Machuca, madre de tres jovencitas y un adolescente, para completar sus ingresos realiza diversas actividades; como periodista sufre ahora lo que no se puede imaginar, porque no sirve, de servir acríticamente, al extremo grupo de poder estatal y tampoco al partido del presidente municipal el PRD, dueño de la radiodifusora.

Hace semanas o meses que vive con miedo, porque no atina a saber de qué se trata, sufre una campaña personal en su contra, que cobró relieve hace más de una semana después de que experimentó un accidente de tránsito donde resultaron lesionados dos jovencitos, José de Jesús Landeta López, de 17 años de edad, mismo que iba acompañado por Saúl Rolando Buenfil Yam, de 18 años, quien resultó con posible traumatismo craneoencefálico y fractura de tabique.

La motocicleta que corría sobre la avenida Santiago Pacheco Cruz, al llegar sobre la calle 66 se impactó con la parte frontal de la camioneta, la motocicleta era negra, tenía la matrícula B-53-EH.

Los jovencitos, alumnos del CONALEP, la directora Cecilia Loria informó que están fuera de peligro, pero están hospitalizados en Carrillo Puerto. El lamentable accidente del que la hacen responsable, aun cuando la subprocuraduría del Centro no ha emitido el peritaje, ha sido el pretexto para que las autoridades orquesten una marcha, notas a modo donde siempre la denominan como "seudoperiodista", además de otros escenarios de maltrato.

La han hecho parecer como una mujer sin amigos, sin embargo, es parte de un grupo importante de periodistas que laboran en todo el país, quienes se han solidarizado con ella tras el lamentable suceso que sirve a interés de otros, como decía antes, para recrudecer el hostigamiento y las amenazas.

Ella relata que la empresa aseguradora de su automóvil cubre los gastos médicos, que para eso son los seguros, también se encarga de las gestiones legales.

No obstante, ahora resulta que lo que se escribe en la prensa controlada por el Ayuntamiento, es que huyó de toda responsabilidad, porque no estaba cuando los agentes de tránsito llegaron. Las notas periodísticas, que no el dictamen judicial, ya la condenaron. Lo que es más importante y no se dice es que con su experiencia de enfermera, ella misma dio a los accidentados los primeros auxilios.

Pero ahora, una semana después, no hay peritaje, cuya responsabilidad es de la subprocuradora María de Jesús Loeza Chacón.

Este lamentabilísimo accidente no debiera, pienso, conectarse con la tarea profesional de Graciela Machuca, pero se deduce que es por el hostigamiento que existen a la tarea de las y los periodistas de la región.

Maya sin Fronteras, es un órgano identificado con las luchas de las mujeres. Hace tiempo que investiga casos y cosas que sufre la población femenina.

De ahí que Graciela Machuca, la directora, simplemente ha dado seguimiento a hechos lamentables que han tenido como víctimas a tres mujeres indígenas mayas que fueron acusadas de horribles delitos y que por una mala, malísima investigación judicial y construcción errónea de los expedientes, provocaron que estas mujeres estuvieran injustamente en la cárcel, para luego decirles "perdone usted" y sin reparación de daños obtuvieron su libertad.

Se trata de Basilia Ucan Nah, quien fue detenida en marzo de 2008, acusándola de corrupción de menores y lenocinio. El caso fue atendido por la organización de derechos humanos Miguel Agustín Pro. Ella está libre pero el caso se encuentra en apelación en la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia del Estado, se espera el debido proceso.

A Anastasia May Pacab la acusaron de administración fraudulenta de una asociación artesanal de mujeres. Estuvo ocho meses en la cárcel y fue detenida también en 2008.

De igual forma fue detenida Marina Vega, de 29 años, madre de cuatro hijos e hijas pequeñas. Estuvo privada de su libertad 13 meses en la cárcel municipal de Felipe Carrillo Puerto (del 17 de noviembre de 2009 al 14 de diciembre 2010). Se la acusó igualmente de corrupción de menores. Fue el Instituto Quintanoarrense de las Mujeres quien intervino para lograr su libertad.

Graciela Machuca conecta lo que está viviendo con estas denuncias. Aunque en general Maya sin Fronteras realmente publica lo que no se lee en otros sitios y medios. Teme por estos casos porque ahí se mostró la incompetencia del Ministerio Público, incompetencia exponencial y nacional, según todas nuestras crónicas. Solamente se logran juicios, y no se sabe si justos, en el tres por ciento de los casos.

Hay desde luego focos rojos en Quintana Roo, muchas y muchos periodistas han decidido callar ante el miedo, no han hecho denuncias ni han publicitado lo que ahí sucede. Por algo será. Los temores de Graciela Machuca son la evidencia de lo que se teme en Quintana Roo, por la falta de justicia, donde el debido proceso no existe y donde hablar puede tener consecuencias.
Fuente:
http://www.e-oaxaca.mx/opinion/sara-lovera/6044-reguero-de-injusticias.html
 

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