Mortalidad infantil: – LA GUERRA QUE NO SE GANA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La situación es heterogénea en la región. Las causas de los rezagos siguen siendo los bajos ingresos, la maternidad adolescente y falta de acceso de los servicios básicos y de atención sanitaria oportuna. La nueva edición del boletín cuatrimestral Desafíos, producido conjuntamente entre la CEPAL y UNICEF, está dedicada al tema de la reducción de la mortalidad infantil, que califica como un avance dispar que aún requiere respuestas.

Las tasas de mortalidad infantil en la región fluctuaron de 81 por mil nacidos vivos entre 1970 y 1975 a 38 por mil en el período 1990-1995. En tanto, se espera que disminuya a 22 por mil entre 2005 y 2010.

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Se estima que entre 2005 y 2010 Barbados, Cuba, Chile, Costa Rica, Guadalupe, Islas Vírgenes (de Estados Unidos), Martinica y Puerto Rico presentarán niveles de mortalidad infantil iguales o inferiores a 10 por mil, mientras que Haití, Bolivia y Guyana registrarán tasas de alrededor de 45 por mil.

Varios factores inciden en la disminución de este fenómeno: la atención primaria de bajo costo; los programas de vacunación masiva, de terapia de rehidratación oral, y de lactancia materna; el control de salud de los niños sanos. También ayudó el aumento de la cobertura de los servicios básicos, especialmente de agua potable y saneamiento, el incremento de la educación y el descenso de la fecundidad.

La reducción de la mortalidad infantil ocurrió pese a las condiciones persistentes de pobreza y desigualdad y de las recurrentes crisis económicas y políticas vividas por muchos países latinoamericanos en las últimas décadas.

En el objetivo cuarto de los ODM, Meta cinco, los países se comprometen a reducir la mortalidad de niños y niñas en dos tercios entre 1990 y 2015, lo que significa que ya debieran haber logrado una disminución en promedio de 45 %. Sin embargo, sólo 14 de 35 disminuyeron sus indicadores en más del 45%. Cuba ya cumplió con el compromiso. Cinco países registran atrasos y tasas de mortalidad infantil superior al promedio: Guyana, Granada, Paraguay, Suriname, y San Vicente y las Granadinas.

Por otro lado, aunque en algunos casos la brecha entre el ámbito rural y el urbano ha disminuido en la última década, las diferencias de calidad de vida entre ambos grupos siguen siendo una importante fuente de desigualdad que repercute en las tasas de mortalidad infantil.

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Las condiciones de vida del hogar y la educación de la madre constituyen un elemento clave; mientras más carencias haya en el hogar y menos años de escolaridad tenga la madre, más elevado el riesgo de muerte para los niños menores de un año.

La mortalidad infantil de los niños indígenas es un 60% mayor que la de los no indígenas: 48 por mil nacidos vivos comparado con 30 por mil, respectivamente (alrededor del año 2000). La brecha es aún mayor respecto de la probabilidad de morir antes de los 5 años de vida, con una sobre mortalidad del 70%.

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* La edición Número seis del boletín Desafíos está disponible en Internet en los siguientes enlaces:

www.cepal.org/desafios

www.uniceflac.org/desafios.

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