Moscú y el fantasma de la contaminación

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Olga no llegará a Moscú porque la ciudad esté cubierta de nieve —como dice la antigua canción de Magaldi—, sino por la contaminación debida a los peores incendios forestales que registra la historia moderna de Rusia.

La temperatura ambiente ronda los 40º centígrados.

El humo y la ceniza semejan una pesada niebla y no se alcanzan a ver con nitidez desde la Plaza Roja las torres del Kremlin.

Los moscovitas deben usar máscara anti gases incluso dentro de sus viviendas. Los índices de mortalidad aumentan en forma dramática.

 

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