Mujeres de coraje. – CARMEN VIVANCO, 91 AÑOS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En el II Encuentro de Historiadores a Cien Años de La Masacre de la Escuela Santa María de Iquique 1907-2007, realizado en Iquique en diciembre de 2006, fueron notables las ponencias y debates sobre interpretaciones, consecuencias y aspectos diversos derivados de esos trágicos sucesos.

Digna de ser tomada en cuenta es la investigación de la geógrafa Ximena Valdés, especialista en estudios agrarios y directora del Centro Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM), quien enfocó un aspecto absolutamente inédito: los efectos que tenía en las mujeres de zonas rurales la recluta de hombres para el trabajo en la pampa salitrera.

La investigadora entrevistó a mujeres descendientes de esas parejas y pudo apreciar cuán profunda huella dejó en la memoria ese quiebre familiar cuyo resultado mayoritario era mujeres abandonadas y la ausencia siempre presente del hombre que se había ido a trabajar al salitre. Este ensayo es excepcional, por cuanto las historiadoras antes de ir a terreno y obtener los testimonios de las protagonistas de la historia, prefieren citar los libros escritos por sus colegas varones.

Ante una nueva conmemoración del ocho de Marzo, Día Internacional de la Mujer, no he podido menos que relacionar el papel que jugaron las mujeres de la pampa salitrera con una mujer viva, trágica protagonista de la historia.

Carmen Vivanco es conocida dirigente Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Tanto ella como las demás integrantes de esta Agrupación han librado décadas de heroica lucha, pero a la larga, han sido reducidas a la categoría de lloronas y no se ha ahondado su historia personal. En la mayoría de los casos, antes del golpe de Estado, ellas jugaron un papel destacado como dirigentes. Carmen era una destacada dirigente de las mujeres en Antofagasta.

En 1947, fue detenida por la ley de “defensa” de la democracia. Más de tres meses presa en el Regimiento Esmeralda, defendió su dignidad a toda costa y exigió ser tratada como presa política. Luego la relegaron a Chillán, pero no por mucho tiempo, porque al mes y medio se fugó y pasó a vivir en clandestinidad. A su marido, Oscar Ramos, lo relegaron a Pisagua, donde estuvo un año. La hija de ambos quedó a cargo del padre y la madrastra de Carmen; este fue un desprendimiento muy doloroso, pues la niña iba a permanecer con ellos.

Carmen, bella mujer de ojos claros, muy oblicuos, bastante severa, parca y precisa en el hablar, nació en Ovalle en 1916, y pasó la infancia y juventud recorriendo las oficinas salitreras, según los cambios de trabajo de su padre. Dispersos por la represión de González Videla, tuvo su segundo hijo cuando reconstituyó el hogar, después de las relegaciones, junto a Oscar, quien trabajaría como linotipista en la Empresa Editora Horizonte.

La conocí más de cerca en la Comisión Femenina del PC en un reportaje sobre la legalización del aborto. La discusión, netamente política, más que considerar los intereses de las mujeres, sobre todo de las proletarias, se centró en la política partidista. La mayoría de las integrantes de la Comisión opinó que apoyar esa legislación perjudicaría las relaciones del PC con la Iglesia. Sólo Mireya Baltra, con brutal crudeza, tuvo otro punto de vista e increpó a una de sus compañeras: “¿Te olvidaste de las veces que te he acompañado a hacerte los raspajes?”

Cuando escribí el libro Emancipación de la Mujer para la Colección Nosotros, los Chilenos (Edit. Quimantú, Santiago, 1972), entrevisté a muchas: dueñas de casa, trabajadoras de industrias y dirigentes. Para mi sorpresa, al momento de ser editado el extenso libro se redujo a un opúsculo. Alfonso Alcalde, director de la colección, me dijo que la “comisión de lectura” no apoyaba feminismo tan marcado. Le pregunté cuántas mujeres había en dicha comisión. Todo corrido, me respondió que ninguna. Creció el asombro cuando apareció publicado y descubrí que a Carmen Vivanco le habían cambiado el nombre…

En aquella entrevista, Carmen tenía muy presente que tras todos los movimientos reivindicativos del norte salitrero, las mujeres jugaron un papel relevante. La matanza de La Escuela Santa María de Iquique desencadenó un movimiento sindical poderoso y se sucedieron las huelgas por defender derechos y mejorar condiciones de vida. Pero no se puede olvidar que toda paralización laboral de la pampa salitrera fue iniciada por las mujeres, con la huelga de cocinas apagadas, forma reivindicativa que surgió a partir de 1918.

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Carmen recordaba que desde el momento en que las mujeres encontraban que no había los víveres indispensable en la pulpería o descubrían los porotos con gorgojos o la harina contaminada, se ponían de acuerdo, volcaban ollas, se negaban a encender las cocinas y no preparaban comida. Así se iniciaba la famosa huelga de cocinas apagadas que obligaba a los hombres a ir al paro.

Las mujeres nos se limitaban a eso. Organizadas en los comités de dueñas de casa, se iban al local del sindicato y allí se quedaban hasta que los hombres, al llegar a casa y no encontrarlas ni tener qué comer, también partían al sindicato. Las mujeres también se paraban ante los vagones repletos de trabajadores y no se movían hasta que ellos bajaban .Ya reunidos en el sindicato, partían a la Oficina de Bienestar a exponer sus demandas a los patrones. Aparecían los carabineros, pero temían a las mujeres porque ellas les tocaban el trasero, lo que les ofendía muchísimo.

Declarada la huelga, las mujeres formaban grupos dedicados a ubicar a los «krumiros» o rompehuelgas. Los desnudaban y vestían con ropas de mujer paseándolos por el campamento. En ocasiones, se producía una reacción que merece ser comentada en otra oportunidad: recordaba Carmen que a los «krumiros» les tiznaban la cara y los injuriaban gritándoles “negro guayaba”.

Carmen ponía énfasis en la huelga de cocinas apagadas, iniciada el 17 de enero de 1946, en un campamento de la Oficina Mapocho, cuando las mujeres llegaron a la pulpería y encontraron que todo había subido de precio, sin considerar el acuerdo tomado con el sindicato. La COSATAN (Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta) no atendió las demandas de los trabajadores. mantuvo los precios y expulsó a varios de los que protestaban. Los obreros de las oficinas Mapocho y Humberstone pararon en solidaridad. El 22 de enero, el gobierno quitó la personalidad jurídica a los sindicatos en conflicto.

Se produjo la protesta nacional y el llamado a la concentración del 28 de enero de 1946, convocada por la CTCh (Confederación de Trabajadores de Chile). Acudirían veinte mil trabajadores a la Plaza Bulnes a protestar contra la decisión del gobierno de Alfredo Duhalde de quitarles la personería jurídica a los sindicatos en conflicto. (Duhalde era el vicepresidente de la república, en reemplazo del muy enfermo presidente Juan Antonio Ríos). La concentración se realizaba con permiso de las autoridades, pero se desencadenó la represión brutal y los carabineros mataron a varios manifestantes, entre ellos a Ramona Parra.

Carmen Vivanco me contaba que su compromiso social lo inició en plena infancia. Tenía unos nueve años cuando su padre, miembro de la FOCh (Federación Obrera de Chile, fundada por Recabarren) los llevaba a ella y a su hermano Hugo a las reuniones sindicales en plena pampa. Esos encuentros eran de noche, muy lejos, a kilómetros de distancia, porque estaban prohibidas las reuniones de toda índole en las oficinas. Ambos niños se encargaban de de distribuir la prensa obrera y, también se la leían a los trabajadores analfabetos. Hugo Vivanco se dedicó toda su vida a la prensa del partido comunista; su trabajo consistía en recorrer el país de punta a cabo cobrando las platas del diario y buscando nuevos distribuidores.

Cuando Oscar fue designado Intendente de Llanquihue por Salvador Allende, la mujer tuvo una ardua labor que no fue comprendida porque convirtió la intendencia en un centro de intensa actividad social donde se recibía a los trabajadores, dueñas de casa y estudiantes y dirigentes campesinos en una provincia donde más de un centenar de predios estaban ocupados en el intenso proceso de la reforma agraria.

Yo estaba en Chiloé cuando ocurrió el incendio intencional del local del PC en pleno centro de Puerto Montt, calle Rengifo 413, en la madrugada del 20 de julio de 1972. Llegué a la Intendencia y el abogado Hugo Ocampo, damnificado porque también se quemó su oficina, así como la del notario y otros locales comerciales, me invitó a alojar a su casa, pero Carmen Vivanco no lo permitió. Temía que Hugo, hijo del destacado dirigente comunista Salvador Ocampo, fuera víctima de otro atentado. No tardaron en acudir parlamentarios y periodistas que convirtieron esa casa en una verdadera base de trabajo. Fue una tragedia terrible hallar los cuerpos carbonizados de Antonio Mansilla Muñoz, encargado agrario y sindical, al cuidado del local del PC, de su esposa Cecilia Mansilla Tellez y su hija Gladys de nueve años.

Es sabido que Carmen Vivanco, esta mujer que va a cumplir noventa y dos años, ha vivido con la puerta de su casa siempre abierta, por si llegan su marido, su hijo, su hermano, su cuñada o su sobrino; ha dicho que no puede vivir el duelo de sus cinco desaparecidos mientras no recupere sus cuerpos. O sus restos. Junto a Oscar padre, fue detenido su hijo Oscar Arturo Ramos Vivanco, de veinticuatro años, cuando se dedicaban a reparar radios, en una pieza que habilitaron como taller en su propia casa. El día 5 de agosto de 1976. El día anterior, habían detenido a su hermano Hugo Vivanco Vega y a la esposa de éste, Alicia Herrera El día 10 de agosto de 1976, fue detenido su sobrino Nicolás Hugo Vivanco Herrera, quien andaba en diligencias para saber el paradero de sus padres.

Ocho de Marzo. Una mujer de noventa y un años espera a sus seres amados. Frágil como un fantasma, sus ojos claros están cansados de mirar a la puerta, por si entra alguien de su familia desaparecida. Ella ha permanecido fiel a sus ideales, a sus sueños, a su memoria de mujer pampina. Carmen Vivanco es la admirable encarnación de las luchadoras que en este país han dado algo más que la vida por la justicia y la libertad.

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* Periodista, escritora.

Artículo publicado en la revista www.puntofinal.cl y en el Anaquel Austral, revista de cultura que dirige la señora Vidal: http://virginia-vidal.com.
Aparece aquí por gentileza de su autora.

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