Néstor Francia / Venezuela, entre la libertad de expresión y la necesidad de delegar

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La condena a Oswaldo Alvarez Paz por sus infamias contra la nación venezolana es oportunidad para que los derechistas empiecen a confundir el tema de carácter penal con el manido principio de la “libertad de expresión” al estilo burgués. Por ejemplo, la organización Human Rights Foundation (HRF, no confundir con Human Rights Watch) denunció la “persecución política” que se lleva a cabo en Venezuela contra la oposición y que a su juicio ejemplifica la condena a dos años de prisión dictada contra el ex gobernador del estado de Zulia y líder antichavista.

“El mensaje es claro: critique al presidente Chávez por la televisión y podrá convertirse en un criminal convicto”, dijo en un comunicado el presidente de ese parapeto, Thor Halvorssen, para quien la condena contra OAP pone de manifiesto que “el sistema represivo funciona a la perfección en Venezuela”. Estos son los mismos calamares que suelen callar ante todos los crímenes y genocidios perpetrados por el imperialismo, o cuando mucho se reducen a tibias condenas que no tienen ninguna proporción con la gravedad de esos delitos de lesa humanidad.

En Venezuela la oposición y la canalla mediática opinan lo que les viene en gana todos los días y, más que opinar, mienten, manipulan, provocan. Como todos recordarán, OAP no fue condenado por emitir opiniones, sino por acusar directamente al gobierno nacional de tener vínculos con el terrorismo y el narcotráfico, sin presentar ninguna evidencia de ello. Un acto difamatorio que ha convocado una condena más bien suave, si se toma en cuenta que las infamias del dinosaurio copeyano ponen en peligro la seguridad de la Patria.

El verdadero trasfondo de la supuesta organización de Derechos Humanos HRF se ventila fácilmente cuando leemos su acusación general contra el gobierno bolivariano: “Venezuela continúa demostrándole al mundo que ha dejado de ser un país libre y democrático”, dijo Thor Halvorssen, como cualquier vocero de la MUD.

Más divergencias que unidad

La supuesta “unidad” de la oposición deja ver sus arrugas a cada rato. Dos nuevas situaciones se unen a otras que son ya conocidas. Una es el nuevo enfrentamiento entre factores que disputan, por una parte, la candidatura presidencial, y por la otra las postulaciones a gobernaciones y alcaldías. Una vez más, Acción Democrática quiere dejar en claro su consideración de que es el partido de oposición mejor organizado y votado nacionalmente por “méritos propios”. Por ello ha reaccionado ante la incorporación del partido derechista Primero Justicia al “frente constitucional parlamentario”, conformado por las toldas opositoras Podemos, MAS, PPT y Causa R. Esto último responde a todas luces a una negociación que incluye el respaldo a la precandidatura de Enrique Capriles Radonsky a cambio de apoyos regionales.

Edgar Zambrano, integrante de AD y diputado a la Asamblea Nacional, consideró innecesaria esa alianza parlamentaria e indicó que la oposición “enfrenta amenazas divisionistas de carácter electoral”. La ampliación del bloque parlamentario sería una especie de chantaje al resto de partidos de cara a las elecciones del próximo año, dijo el parlamentario adeco, quien agregó que el frente es “producto de laboratorios en desuso”: “Se pretende establecer abismos entre la actividad de parlamentarios de Alianza Bravo Pueblo, Copei, AD, Proyecto Venezuela, Un Nuevo Tiempo, Convergencia e independientes, utilizando códigos desfasados y derrotados por la cultura política venezolana”.

Para el vocero de AD la propuesta de “unidad superior” hecha por el PPT “es un tramojo divisionista con el objeto de intimidar a las mayorías para negociar candidaturas desde la Presidencia de la República hasta las concejalías”. Zambrano agregó que “Perdidos entre la ambigüedad con la mesa de la pluralidad democrática y el maniqueísmo como recurso para aparecer más siendo menos, es el clásico desenfreno de actores mediáticos que se creían dueños de la escena política nacional”.

Pero también al interior de los partidos la hoguera de las vanidades hace arder el escenario. Dirigentes y militantes del partido Podemos en Aragua se pronunciaron para manifestar su desacuerdo en contra de decisiones políticas que estaría planificando el secretario general de la organización  y diputado nacional, Ismael García, a quien acusaron de “traidor y autoritario” por planear desde “cúpulas cogolléricas” su candidatura a la Gobernación de Aragua.

El secretario general adjunto de Podemos en la región, Luis Herrera, advirtió que esta situación incurre en el desconocimiento de la militancia y su participación, y con ello son obviados los principios democráticos, que dijo, defiende la organización Podemos. “Creemos que el candidato a Gobernador debe ser elegido por el pueblo aragüeño mediante comicios primarios”, afirmó el dirigente, quien reveló que García tiene previsto autonombrarse como el aspirante de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a la silla regional, en el marco de una asamblea prevista a realizarse el próximo sábado en la ciudad de Caracas, y agregó que “Todos sabemos que Ismael García perdió el contacto con el pueblo aragüeño, y cuando fue nuestro candidato, tuvo que ir encabezando la lista para ser electo como diputado porque perdió, por eso su temor a medirse en primarias”.

Como vemos, la cosa no está fácil en estos sectores corroídos por la ambición, las agallas de poder, y la ausencia ideas, principios y valores.

Delegar sin frenar

Una de las cosas buenas que ha traído el mar de adversidad que está cruzando el presidente Chávez con su enfermedad es que lo está llevando a reflexiones que seguramente no hubiesen eclosionado en otra situación. De este trance Chávez saldrá mejorado no solo físicamente (a todas luces está asumiendo un cambio radical de estilo de vida) sino desde el punto de vista humano, y de su liderazgo y su capacidad de comprensión general del proceso y de sus necesidades. Es esa una de las cosas más resaltantes de la conversación telefónica del presidente con Ernesto Villegas y Juan Carlos Monedero en VTV, reproducida por Ciudad CCS. Veamos algunas cosas que dijo el líder:

“Estoy frenando los caballos que llevo, pero aprendiendo, tengo que aprender a delegar más. Es lo que tú decías sobre el liderazgo ¿cómo fue? hiperliderazgo”. El Presidente finalmente entendió que no había malignidad en aquellas críticas que se hicieron desde el Centro Internacional Miranda y que tanto ruido levantaron.

Comprendió que no puede, y no debe, estar en toda partes, él no puede ser, como le dijo una vez Fidel, el alcalde de toda Venezuela. No puede físicamente y no es conveniente políticamente, pues es necesario permitir el surgimiento de nuevos liderazgos y sobre todo su aprendizaje con base en el método de ensayo y error. Que todos podamos aprender de nuestros “errores fundamentales” (quien no tenga pecados que tire la primera piedra), como dice Chávez parafraseando a Nietzsche. El mismo presidente lo afirmó: “hay que aprender a delegar para que se desplieguen todas las potencialidades de los distintos niveles de gobierno”.

Claro, para un hombre con una calidad de líder tan excepcional como Chávez no es fácil delegar. El pueblo, por ejemplo, lo valora mucho más que a cualquier otra figura del gobierno. No porque no respete ni quiera a otros dirigentes, sino porque Chávez es Chávez y no tiene igual. Pero no delegar no es conveniente para su salud, ni tampoco para la Revolución.

Mientras más pronto Chávez deje de ser imprescindible, mejor, y eso no es nada fácil ni se producirá de manera espontánea. El presidente es el primero que debe impulsar esa nueva situación, que parece no estar ni siquiera cerca. Por ahora, lo necesitamos demasiado.

Cuando se le inquirió sobre el tema de la dirección colectiva, Chávez afirmó:
“Sí, tengo que asumirlo. Hay cuatro escenarios sobre los cuales tú tienes que actuar como líder, o si pretendes serlo, y tienes que asumirlo con un rigor cercano a lo científico y, en base a eso, aplicar estilos de liderazgo…El primer estilo es el estilo de la dirección o sea ser muy directivo, muy estar en todo. Luego viene un segundo estilo que es el de guiar, entonces el líder tiene que ser más un guía, un maestro, enseñar, orientar (aquí hemos planteado varias veces el tema del estilo de gobierno, que en la Revolución tiene que horizontalizarse aun mucho más)…Un tercer nivel es el de apoyar, tienes que motivarlos, para incrementar precisamente su voluntad porque tienen capacidad. Y la cuarta es el líder que delega, cuando el grupo que dirige logra altos niveles de voluntad y de capacidad. Entonces uno tiene que moverse en eso”.

Otro tema, en el caso del presidente, es el de tratar de sosegar el espíritu. Muchos creen que el único revolucionario es aquel que se hace unidimensional, que no come y no duerme, y que despilfarra todas sus energías de una sola vez, como si no vinieran por allí otras batallas, tal vez mucho más arduas. El revolucionario tiene que tener una vida lo más plena posible. Necesita, por ejemplo, leer mucho, investigar, como hace Chávez. Solo que tiene también que tomarse un descanso de vez en cuando, cosa que el presidente no hace nunca, no repone energías, se ha desgastado en su gran pasión y entrega.

De vez en cuando, hay que pararse frente a un cuadro y admirarlo, abordar un poema, oír los acordes de una buena música. Sentarse simplemente ante un paisaje y contemplarlo. Todo esto lo sabe Chávez, porque tiene vena artística, escribe poemas, pinta, gusta de cantar con irregular propiedad. Pero parece que lo había olvidado. Por eso ahora dice, tras las sanadoras reflexiones:

“Vivía con angustias, andaba con tres teléfonos prendidos. Y de repente veía por televisión que allá se abrió un hueco y entonces yo llamando al ministro, que no ha llegado la máquina, o sea, una angustia permanente que no me dejaba a veces ni respirar. En una ocasión me bajé en la esquina de Miraflores, yo iba leyendo algo y ¡pum! caímos en un hueco. Mandé a llamar al ministro. Un presidente no puede estar en eso. Para eso están los distintos escalones de gobierno”.

El presidente siempre será un insigne trabajador, lo está demostrando ahora mismo. Pero de cuando en vez necesita su “Camp David”.

Periodista.

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