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Solitario, el placer de leer textos comparte desde entrado el siglo XX con otras formas de lectura el privilegio de contribuir a algo más que a la diversión de las personas. Porque la lectura es sólo en apariencia una actividad individual; leemos porque queremos oír, y cuando oímos escuchamos a otro. Leer no es una masturbación del intelecto, es un aprendizaje social (ver aquí). Y ver una película es una manera de adentrarse colectivamente en una obra colectiva. Lo colectivo nos atañe a todos.
Misiones es algo más que una provincia argentina, es una región, una patria chica, un mundo; otro es la Triple Frontera y la ciudad paraguaya de Encarnación, allí donde la paranoia del norte quiere ver un enlace con el terrorismo de su última producción terrorista, Al Qaeda. Con o sin Ossama ben Laden, de cualquier modo es una zona donde ocurren cosas.
Esta película trata sobre lo que les sucede a Nina y Lourdes. Pasa que son obligadas a prostituirse. No como las grelas de los virejos tangos porque la sordidez es —si cabe— mayor.
"Desde nuestro lugar de realizadores, documentalistas y artistas estamos convencidos de que un producto audiovisual es una herramienta vital para convocar a la reflexión, la sensibilización, el debate y la educación en nuestras sociedades", explicaron los responsables de estos tremendos alrededor de 50 minutos. Nina se estrenó en 2009.
Su realizadora, Sonia Vaccaro (imagen izq.), encontró en ese ambiente geográfico y humano una historia —tal vez una parábola— de la contemporaneidad perversa, en todo caso un ejemplo de como la miseria invade la pobreza a partir del uso de las expectativas que en apariencia el mundo, ése mundo ancho y ajeno, pone a disposición de aquellos que nada tienen que esperar —o cuya espera resbala entre el sueño de la tele y la pesadilla de la realidad.
Nina o Lourdes, las víctimas, carecen de verdad de identidad; no pertenecen, no son. O son pobres y pertenecen a a la ancha mar de los no identificables. Por eso pueden ser víctimas. No de un robo, sino víctimas de una sucesión de actos cuya consecuencia no es la degradación de sus intimidades, sino el hacer su no identidead un futuro. Están condenadas a ser carne en la que otros —muchos tampoco identificables— encontrarán un remedo de vida y de placer en el 
remedo de placer de una cópula también remedo, esta vez del amor hecho posesión sexual.
La trata de blancas, el comercio de mujeres (pero también de niñas y niños) es uno de los flagelos de las sociedades, de las actuales y de las pasadas. En 2006, la directora obtuvo un premio en el certamen que consistía en unirse a un equipo técnico vde la región para dar forma a una obra audiovisual. La premisa era también narrar un tema que se desarrollara en la zona.
Vaccaro lo encontró en esa geografía confusa que une y separa al Paraguay, Brasil y la Argentina; allí operan bandas que —como antaño alguna "hermandad judía" transporó mediante engaños a muchachas desde Europa a Buenos Aires— captan a jóvenes con el fin de utilizarlas como esclavas sexuales. Nina es la historia de una joven del pueblo de Oberá que es seducida y viaja a la capital para trabajar y alcanzar una mejor calidad de vida; Lourdes, la adolescente paraguaya, corre igual suerte. No son las únicas en la historia de este tráfico infame.
Centenares de mujeres, algunas recién púberes, atraviesan las fronteras americanas para terminar —como guiñapos, 
con hijos desparramados, enfermas, drogadisctas, portadoras de VIH— desde las grandes ciudades estadounidenses hasta en puertos empobrecidos, campamentos mineros, y barrios marginales en Suramérica.
Este filme es una crónica de un tiempo detenido en su propia dinámica d0onde confluyen guapos, sociópatas, capìtalistas, policías y no pocos ubicados hacia lo alto de la pirámide social. La película se proyectó durante las jornadas 2009 del Festival Latino de Trieste (http://www.cinelatinotrieste.org/fest2009), Italia; antes y después obtuvo excelentes reseñas en distintas muestras de cine
Ficha
Dirección: Sofía Vaccaro
Guión: Pedro Frías, Sofía Vaccaro y Teilo Vellacott
Fotografía: Juan Barney
Montaje: Miguel Colombo, Taina Menezes y Sofía Vaccaro
Música: Horacio Castillo, Roberto Rojas y Grupo Komando
Intérpretes: Muriel Morgerstern, Daniel Valenzuela, Marite Ocampos y Natalia Gutiérrez
Productor: Sofía Vaccaro
Producción: Alerta Cine
Año de producción: 2009, Argentina
49.22 minutos.