Obamanía en Caracas (¿también?)

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Eva Golinger*

Todos queremos creer en la posibilidad de cambio. Los seres humanos pueden cambiar si tienen disciplina, determinación, optimismo y fuerza. El cambiar para superarse o el intento de mejorar lo que no funciona es un elemento esencial de nuestras sociedades, y el deseo de transformarnos y construir algo que trae mejores beneficios a nuestras vidas es uno de los grandes impulsos que nos ha llevado a revolucionar y evolucionar la humanidad.
 
Pero no todo puede cambiar ni quiere cambiarse, y el nivel y la importancia del cambio siempre depende de su profundidad y sinceridad. Por eso, es fundamental ver y comprender la diferencia entre el uso del concepto "cambio" para una estrategia de marketing, y el cambio verdadero.
"Cambio" fue la plataforma principal de la campaña de Barack Obama para la presidencia de los Estados Unidos. Aunque nunca detalló en qué consistía ese "cambio" exactamente, fue un concepto tan poderoso en un momento de mucho descontento en los Estados Unidos que logró cautivar y motivar a millones de personas, dentro y fuera del territorio estadounidense.
 
No se engañen, las estrategias de marketing (publicidad y propaganda) son sumamente poderosas y efectivas; se dirigen hacia las partes más vulnerables de la psicología colectiva de una sociedad y nos convencen de lo que queremos y de lo que somos.
 
Y aunque nadie puede negar la importancia del hecho de que un hombre de origen afro-americano haya llegado a la Casa Blanca, después de siglos de esclavitud, discriminació n racial y opresión brutal contra la comunidad africana-descendien te – y una lucha extraordinaria por la igualdad y la libertad – tampoco es aceptable que el mundo entero piensa que sólo por el color de su piel y su tono suave, algo profundo y sincero haya cambiado en el seno del imperio norteamericano.
 
Por eso, es curioso que el mismo día en que se denuncia a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del gobierno de los Estados Unidos por promover la desestabilizació n en Irán, se confirma el regreso incondicional de los embajadores a Venezuela (de EEUU) y a Washington (de Venezuela). Tal vez piensan que una cosa no tiene que ver con la otra. ¿Acaso también creen que la CIA actúa sin el conocimiento y la aprobación del presidente de los Estados Unidos?
 
Cada mañana, el presidente Obama recibe su briefing (informe) sobre temas de seguridad nacional, inteligencia y defensa, como todos los presidentes anteriores de los Estados Unidos. Es su tarea número uno y su prioridad como Comandante en Jefe de las fuerzas de seguridad y defensa del gran imperio. Lejos de estar desinformado sobre las actividades y planes de la CIA y las otras 15 agencias de inteligencia y defensa de Washington, el presidente Obama es quien siempre tiene la palabra final sobre cuales operaciones avanzan y de qué manera.
 
Es cierto que fue durante la administración de George W. Bush que se aprobó unos 400 millones de dólares para desestabilizar a Irán, utilizando como estrategia principal el financiamiento a los sectores opositores para "promover la democracia" y ejecutando operaciones psicológicas a través de la creación de diferentes portales en internet, emisoras de radio, campañas de propaganda y prensa escrita para sembrar el descontento con el gobierno iraní y promover "una alternativa democrática".
 
Es también cierto que durante el gobierno de Bush, Estados Unidos participó y financió el golpe de estado contra el gobierno venezolano en abril 2002 y ha financiado con más de 50 millones de dólares desde entonces a los sectores de la oposición en Venezuela. Pero es el gobierno de Obama que acaba de solicitar un fondo extraordinario de $320 millones de dólares para "promover la democracia" en América Latina.
 
Y es el gobierno de Obama que mantiene operativa las misiones especiales de la Dirección Nacional de Inteligencia (el más poderoso organismo de inteligencia de EEUU) para Irán y para Venezuela/Cuba, y bueno, también hay una más que es para Corea del Norte. Y también es el presidente Obama que acaba de "condenar al gobierno iraní" por las "injusticias cometidas contra los manifestantes pacíficos" y que también insistió en reiterar que "la oposición en Irán es indígena" y que ni "EEUU ni la CIA están detrás de las protestas".
 
Entonces, preguntamos, ¿o Obama es estúpido o Obama piensa que todos nosotros somos estúpidos? Los esfuerzos de Washington de promover cambios favorables a su agenda en Irán son públicos y conocidos por todos.
Entonces, seguimos en lo mismo, o hasta peor, porque ahora andan todos con lentes a color de rosa. Pero ya para muchos, esa nube rosada se está levantando. Por ejemplo, el día martes, el presidente Obama dio su cuarta rueda de prensa en la Casa Blanca. Tradicionalmente las ruedas de prensa en la Casa Blanca no tienen un protocolo formal, el presidente escoge a quien quiere de la selección de periodistas para recibir sus interrogatorios.
 
Todas las sillas en la sala de prensa tienen los nombres de los periodistas y los medios que están asignados a la Casa Blanca, con los más antiguos en la primera fila. El martes, de manera – al aparecer – espontánea, el presidente Obama, luego de recibir una primera pregunta de una periodista sobre el tema de Irán, mencionó que se encontraba en la sala de prensa un periodista de uno de los más conocidos blogs políticos en internet, el Huffington Post, y le preguntó al periodista Nico Pitney, quien había estado reportando hora tras hora sobre la situación en Irán, si tenía alguna pregunta, e incluso, posiblemente una pregunta de alguien desde Irán que había escrito en su blog.
 
¿Por qué aún no han hecho nada – absolutamente nada – sobre los cinco consulados estadounidenses que ilegalmente se abrieron entre 2006 y 2007 (sin la autorización de la cancillería venezolana) que funcionan como espacios y centros de propaganda y "reunión" con sus aliados venezolanos?
 
¿Por qué no se ha hecho nada – absolutamente nada – sobre el financiamiento multimillonario de las agencias de Washington, como la USAID, la NED, el Instituto Republicano Internacional, el Instituto Demócrata Nacional y Freedom House, a grupos políticos en el país?
¿Por qué dejan que estas mismas agencias tengan sedes en Venezuela (la mayoría de ellas), con empleados estadounidenses y venezolanos que trabajan para promover el conflicto en el país y alimentar a la oposición con dinero y asesoría estratégica?
 
Por supuesto que el gobierno venezolano tiene que hacer lo posible para mantener relaciones diplomáticos con todos los países del mundo, y más los países vecinos que son grandes socios comerciales y culturales.
 
Pero tampoco tiene que permitir la injerencia constante de ningún país, y menos de un país imperialista que busca imponer su agenda y asegurar que sus títeres estén en el poder – que sea a través de una estrategia agresiva, como un golpe de estado o un magnicidio, o a través de una estrategia suave, como la contrainsurgencia, la subversión, las operaciones psicológicas y el financiamiento con fines de "promover la democracia" en el país.

No se debe permitir el regreso del embajador estadounidense a Venezuela hasta que paren de financiar a la oposición política, clausuren los consulados ilegales y dejen de clasificar a Venezuela como un país "narcotraficante, vinculado con el terrorismo". Si no, sería simplemente un cambio cosmético.

*Abogada venezolano-estadounidense, investigadora, autora de El código Chávez, entre otros libros

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