Óptica: «Te veo en Jerusalén»

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Nieves y Miro Fuenzalida*

¿Por qué el conflicto palestino-israelí se ha mantenido por tanto tiempo sabiendo sus ctores que la única solución política es el retiro de los israelitas del West Bank y Gaza, el establecimiento de un Estado palestino, el reconocimiento del Estado de Israel, la renuncia  de los refugiados a retornar a Israel y algún tipo de compromiso con Jerusalén? Pareciera que todos son capaces de ver el obstáculo, pero nadie quiere removerlo.

Siempre, en el último momento, el  acuerdo que laboriosamente se habia logrado se rompe, como si una compulsión neurótica persistiera a la base del conflicto.  ¿No será que la única forma de escapar al  nudo que los atrapa  está en cortarlo, en  cambiar las coordenadas de la situación, en  hacer que lo imposible sea posible?

Para la dirección israelita era imposible reconocer a la Organización de Liberación Palestina como representante legitima del pueblo palestino. Yitzak Rabin cambia todo ello  al anunciar que el Estado de Israel  reconocía como legitima representante a la OLP en las negociaciones entre ambos pueblos. Lo imposible se hace posible y la situación cambia de la noche a la mañana.

La proposición del congresal Amram Mitzma, que contiene el retiro incondicional de los  territorios ocupados,  es la única solución a la crisis. Pero… ¿hay algún dirigente, en estos momentos, que este a la altura de Rabin y sea capaz de un autentico acto político, considerando que Ariel Sharon ya no puede hacerlo? ¿Y hay algún líder en  Hamas capaz de concebir el derecho del estado de Israel a existir? ¿Alguien capaz de pasar de la retórica al acto?  

Jerusalén es mucho más que un pedazo de tierra. Es una máquina teológica que la pasión religiosa de los musulmanes, cristianos y judíos ha transformado en un objeto mítico que exige  fidelidad total. Sus consecuencias, por cientos de años, han sido catastróficas.

¿Cual seria el acto político capaz de romper esta trampa? Como algunos han indicado, el gesto de renunciar, israelitas y árabes, al control político de Jerusalén, a su transformación en un lugar extra estatal de adoración  religiosa controlada temporalmente por una fuerza internacional neutral. Con su renuncia nada perderían, pero transformarían a Jerusalén en un genuino lugar sagrado  libre del juego de poderes políticos.

Esto solo depende de la decisión de los palestinos y judíos, que por ahora, no están dispuestos a tomar  ….Y sin esta decision no hay mucho que se pueda hacer.
 

 

* Escritores y docentes. Residen en Canadá.

 

 

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