Pastelero a tus pasteles

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Wilson Tapia Villalobos.*

¡Más vale tarde que nunca! La sabiduría popular es certera. Siempre está allí, señalando caminos, haciendo cargos, cuestionando. Por eso es sabiduría. Y sus expresiones se ven a cada rato. Ya no en proverbios, porque el mundo ha cambiado. Son otras las herramientas. Algunos usan las tecnológicas audiovisuales incorporadas a las redes sociales. Aunque su impacto en época virtual es escaso, breve y acotado. Tal vez por eso estos viejos proverbios siguen teniendo vigencia.

Hoy se aplican a la Concertación y sus mea culpa. Hay enfrentamiento entre dos tendencias que conviven al interior de la coalición: técnicos y políticos. Sus caras visibles, los ex ministros de la administración Bachelet, Francisco Vidal y Andrés Velasco.

Me hace recordar a Apeles, el genial pintor griego de la Edad Antigua. Plinio El Viejo cuenta que en una oportunidad un zapatero descubrió que la sandalia de un cuadro de Apeles tenía un error. El maestro lo corrigió rápidamente. Pero el zapatero, envanecido, quiso opinar sobre la pierna. Apeles lo frenó de inmediato. “El zapatero no debe juzgar más arriba de las sandalias”. Pese a que de allí nació el refrán: Zapatero a tus zapatos —pastelero a tus pasteles, entre nosotros—, Apeles se equivocaba. El zapatero también tenía piernas.

El refrán puede aplicarse a lo que ocurre en la disputa interna concertacionista. Los técnicos quisieran que los políticos no opinaran sobre temas específicos. Y como la economía tiene sus especificidades, los políticos han pasado a ser meros espectadores. Como decía José Saramago, a simples comisarios políticos de los grandes grupos económicos nacionales, transnacionales.

Suponiendo, por un momento, que las cosas fueran así, que la democracia no es más que un trámite para que los dueños de poder lo ejerzan ¿la discusión que conmueve a la Concertación tiene algún sentido? Al menos habrá que reconocer que el tema de fondo no está en el centro de la mesa. Éste no es si los técnicos o los políticos…

Nada de eso. En definitiva, técnicos y políticos aceptan las coordenadas del sistema. Y aquellas las ponen los dueños de la riqueza. Esos que cada vez son menos y cada vez más ricos. ¿No les parece extraño que cuando se desata la crisis, quienes terminan pagándola son los que menos recursos manejan?

Vean lo que ocurre en Europa. Bajan los sueldos de los trabajadores estatales. Se desmantela el Estado de Bienestar. Se sube el IVA y, por ahí, un tibio aumento tributario —transitorio, por cierto— al sector financiero que, pese a la crisis, sigue mostrando gruesos números en azul.

Si Velasco tuvo la mano muy cerrada en Hacienda mientras gobernó Bachelet, es casi un detalle. Sí, dramático, pero detalle. Vidal, por su parte, no fue el adalid de las masas desposeídas luchando por reivindicaciones justas. Ambos estaban con el sistema. Y lo que discuten hoy es si uno u otro fue el responsable de la derrota. ¿Si hubiera ganado Frei estarían ante tamaña disyuntiva?

No sé si Velasco y Vidal creen en lo que dicen. Si lo creen, están equivocados. Más bien tiendo a pensar que George Carlin, el cómico estadounidense, tenía razón. El “sueño americano” es posible porque todo el pueblo está dormido. Lo tienen así con exigencias de ser un trabajador obediente, manipulado por los medios de comunicación que lo entretienen, lo desinforman y le inoculan el consumismo a través de las emociones más básicas. Y como hoy todo es global, nosotros estamos en lo mismo.

Confío en que cuando termine el Mundial de Fútbol, haya quienes se preocupen de lo que está pasando con los derechos humanos. Que alguien levante la voz para condenar la estrangulación de la cultura. Que, finalmente, la dirigencia política de la oposición haga algo para balancear la agraviante desinformación a que es sometido el chileno.

No, el problema no es si técnicos o políticos… Es cierto que hoy los economistas se han transformado en los vicepresidentes ejecutivos de esta gran corporación que es la globalización. Pero los políticos tienen la responsabilidad de recuperar su lugar rehumanizando el sistema. Hace bien el senador Andrés Allamand (RN) al reclamar un lugar para su gente en un gobierno que es suyo, pero que le da cabida esencialmente a gerentes.

Hacer posible la vida en sociedad es un arte y se llama política. Pero, para llevarla a cabo, todos debemos realizar nuestro aporte. Especialmente quienes no están de acuerdo con el actual estado de cosas. Y, en ese sentido, la izquierda tradicional tiene la mayor deuda ¿Dónde está la alternativa al sistema neoliberal?

Tal vez se encuentre en medio de la cruzada que encabeza Jorge Arrate, buscando la unidad entre las distintas tendencias. Pero como él mismo plantea: “¿Será sólo un sueño? Sí, puede ser. En mi caso, sueño a la Gramsci, con optimismo de la voluntad y pesimismo de la inteligencia”, dice.

Tal vez tenga razón la voluntad y carezca de ella la inteligencia. De cualquier modo, el tiempo apremia.

* Periodista.

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