Política chilena. – ENTRE EL GATOPARDISMO Y EL DESPELOTE

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Y lo que se avecina no parece especialmente halagüeño. El acontecer del mundo del trabajo depende directamente de lo que ocurre en el mundo de la política. Y en éste, los manejos van entre hacer algo para no hacer nada (gatopardismo) y el extravío de la brújula o, más breve, puro despelote.

La última semana ha sido una manifestación excelsa de tal realidad. Hasta donde se sabía, Camilo Escalona (abajo, izq.) era una especie de Papa rojo dentro del Partido Socialista (PS). Pero en la última elección de presidente partidista, para derrotar a Isabel Allende debió hacer alianzas que habrían terminado por limar sus desplantes de líder izquierdista. Ahora las emprendió contra el senador Carlos Ominami. Lo calificó del Carlos Altamirano de la presidenta Bachelet. Una clara y descalificadora alusión al otrora líder socialista que, durante la Unidad Popular, intentó, desde su Partido, llevar al gobierno hacia una línea decididamente revolucionaria.

Escalona me hizo recordar al presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, cuando habla de que el libro rojo de Mao inspira a Michelle Bachelet. O descubre que el comunismo ha llegado a asentarse en La Moneda. ¡Tan añoso todo!

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¿Desde cuando se convenció Escalona que el neoliberalismo es la mejor receta para Chile? Un misterio. Pero Carmen Lazo, antigua dirigente socialista, fue premonitoria. En el período electoral del PS le preguntaron por qué no apoyaba a Escalona, ya que la línea ideológica de ambos se asemejaba, aventuró el periodista. Carmen Lazo miró con algo de sorpresa, luego sonrió y apostilló: «Porque lo conozco».

Los líos en el PS siguen. No cayó bien que el gobierno proponga a la jueza Gabriela Pérez como nueva integrante de la Corte Suprema. En varias ocasiones la señora Pérez había sido descartada por la Concertación. El argumento que se manejaba internamente era su tajante definición conservadora. Mañana miércoles irá propuesta al Senado y varios senadores socialistas anunciaron que se opondrán a su designación mientras no les expliquen qué cambió. Sí la posición de la magistrada o el criterio del gobierno.

En la oposición, la propuesta que hará el ministro de Justicia, Carlos Maldonado, despierta amplia simpatía. No hay que ser demasiado suspicaz para pensar que este puede ser otro episodio de la democracia de los acuerdos, como el acaecido en la designación del Contralor General de la República, Ramiro Mendoza.

Y aún hay más en el ámbito concertacionista. El acuerdo entre la Empresa Nacional de Petróleo y Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima generó tensiones. Pareciera que todo lo relacionado con Caracas activa alergias en las filas gobiernistas. El convenio se firmó luego de la visita de la presidenta Bachelet a la capital venezolana. Aunque nadie desconoce las necesidades energéticas del país y que los expertos aseguran que el negocio sería rentable para Chile, hubo epidermis heridas. Entre ellas, las del canciller Alejandro Foxley, las del ministro de Hacienda, Andrés Velasco, y la de la ministra de Minería, Karen Poniachik.

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Curiosamente, los cuestionamientos no son económicos. Lo que preocupa es «la señal política» que dio Bachelet al entenderse con el gobierno de Hugo Chávez. Una manera bastante sibilina de alinearse con los intereses democratacristianos y de los Estados Unidos, que están contrapuestos con los del presidente venezolano.

En la derecha las cosas no lucen mejores. Una encuesta acaba de señalar que si las elecciones presidenciales fueran ahora, las ganaría el empresario de Renovación Nacional Sebastián Piñera. Pese a ello, las aguas no están tranquilas. Entre otras cosas, porque la gente de la Unión Demócrata Independiente aspira a que sea un hombre de sus filas el candidato, y no Piñera.

Y tanto es así, que la UDI se ha preocupado especialmente de marcar distancia con el empresariado. Su presidente, el senador Hernán Larraín, descalificó como interlocutor válido al presidente de la poderosa Confederación de la Producción y del Comercio, Alfredo Ovalle. Todo por un proyecto gubernamental –que finalmente fue rechazado en el Senado con los votos de la derecha– sobre depreciación acelerada. Aunque la iniciativa beneficiaba a los grandes empresarios –su principal cliente político–, la oposición privilegió darle un golpe más al gobierno y, de paso, presentarse con una cara popular.

Aunque las diferencias son pasajeras, todo vale en esta lucha por el poder que se instaló en Chile desde el momento mismo en que Bachelet asumió la Presidencia. Las elecciones son recién en diciembre del 2009, y ya la política chilena ha entrado en el despelote y el gatopardismo. De ahora en más, a las aseveraciones de cualquier demiurgo hay que aplicarles lupa.

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* Periodista,

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