Práctica del libelo: los Kirchner al compás de los días

1.051

Manuel Felipe Sierra.*

La sonrisa cálida, el regocijo y la alegría de Cristina Kirchner eran ajenos a la coquetería femenina. Ahora había firmado un acuerdo con Chávez sin esfuerzo alguno. A diferencia de la práctica de los negocios, en este caso el comprador hizo la oferta, fijó los términos y convino gozoso en el monto de la operación.

Chávez y Cristina firmaban 22 acuerdos por 100,1 millardos[1] de dólares. Se echaba atrás una negociación con Colombia por 10.000 automóviles que serán suministrados por fábricas argentinas. Para curarse en salud Cristina exclamó: "No le estamos quitando nada a nadie".

Es de imaginarse el gesto de asombro de los exportadores colombianos. Los anuncios fueron más allá: se comprarán 80.000 toneladas de carne y 32.000 toneladas de arroz "paddy" para prevenir una eventual escasez. Chávez lo agradeció como "un apoyo a la soberanía alimentaria nacional"; y como otra prueba de agradecimiento garantizó "a la Argentina todo el suministro de crudo y gas que necesite en este siglo".

Para que el favor sea completo, los empresarios venezolanos tendrán que pagar aranceles de hasta 15,5% lo que no ocurría con las compras hechas con Colombia. Como si fuera poco, señala El Nacional: "La mayoría de los acuerdos se efectuó entre empresarios argentinos y compañías del Estado venezolano, con lo cual se reduce el riesgo de retraso en la cancelación, que tanto preocupaba a los visitantes".

No es la primera vez que Chávez utiliza los recursos de todos los venezolanos para solventar urgencias de la pareja Kirchner. Cuando los apuros financieros del "chanta" Néstor eran más graves por la desconfianza y la aprensión de los mercados internacionales, Chávez hizo el papel de un FMI dadivoso y compró una jugosa emisión de "bonos basura".

Ya se sabe que para atender los apremios logísticos de la campaña electoral de Cristina los dólares de Pdvsa recorrían en maletines la ruta Caracas-Buenos Aires, hasta que el desprevenido Antonini Wilson cayó in fraganti en una aduana. Mientras Chávez y la pareja Kirchner bailan eufóricos la milonga diplomática, se pone en claro el drama venezolano: un país que quema sus recursos en importaciones alegres a costa de la desinversión en el campo, el desempleo, la ruina de las economías regionales y la más espantosa destrucción de su aparato productivo.

Los Kirchner bien valen un tango.

[1] Precisión: un millardo son mil millones. 100 millardos son cien mil millones; el acuerdo suscrito es por mil cien millones, un millardo y fracción. ¡caramba con los datos! ¿Cómo andará el resto de las afirmaciones?
La palabreja millardo, incidentalmente, es de origen francés.

* Periodista.

Publicado en Noticiero digital –un ejemplo, tal vez, de cómo se limita la libertad de expresión en Venezuela.

También podría gustarte
2 Comentarios
  1. Luigi dice

    Perdón aclaro, cuando digo:»Queda evidente que ese medio fomenta confusión» me refiero a «Noticiero Digital» que hospedó la nota y al periodista confuso. Gracias por la paciencia

  2. Luigi dice

    Ya los medios digitales, o no digitales, que transportan basura informativa tienen el mayor espacio en la Internet y en la gran prensa de difusión masiva. Queda evidente que ese medio fomenta confusión. La noticia muere por su pequeñez. He encontrado esta nota contraria al espíritu de Sur Y Sur. ¿Una nueva manera de enfocar las informaciones? En este caso sugeriría (con toda modestia lo digo) ser más contundentes en la evaluación.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.