Querella contra ex presidente de El Salvador

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Jason Webb*

Grupos de derechos humanos presentaron el jueves una querella en la Audiencia Nacional contra el antiguo presidente salvadoreño Alfredo Cristiani por intentar encubrir los asesinatos de seis sacerdotes jesuitas, su ama de llaves y su hija en 1989. La querella también está dirigida contra 14 ex miembros del Ejército salvadoreño, a los que se considera autores de la masacre, una de las más conocidas en la sangrienta guerra civil del país entre 1980 y 1992.

"En el momento de la masacre, Alfredo Cristiani Burkard era el presidente de El Salvador y el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Según la denuncia, jugó un papel activo en el encubrimiento del crimen y en la posterior obstrucción de la investigación", se lee en el sumario del caso facilitado por la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) y el Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA, en sus siglas en inglés), con sede en San Francisco.

La Audiencia Nacional debe decidir ahora si acepta el caso y presenta cargos contra los acusados, que en su propio país estarían protegidos por una Ley de Amnistía que salvaguarda a los antiguos participantes en el conflicto de El Salvador.

Los magistrados españoles, con el argumento de que los crímenes contra la humanidad puede ser perseguidos en cualquier parte, han abierto en los últimos años importantes casos contra personas que han cometido delitos contra los derechos humanos y han escapado a la acción de la justicia en su país, incluido el ex dictador chileno Augusto Pinochet, que evitó por poco la extradición a España en 2000.

La querella sostiene que uno de los acusados, el general Rene Emilio Ponce, ordenó el asesinato del jesuita español Ignacio Ellacuria, que había culpado de los males del país a la injusticia social y pedido el final negociado del conflicto. Ponce ordenó a sus hombres no dejar a ningún testigo con vida, dijo el texto de la querella.

En las primeras horas del 16 de noviembre de 1989, según la Comisión de la Verdad patrocinada por Naciones Unidas, un grupo de soldados entró en el campus de la Universidad Central Americana (UCA) donde Ellacuria trabajaba como rector y se dirigieron al centro pastoral.

Una vez allí ordenaron a Ellacuria y a otros cinco sacerdotes jesuitas tumbarse bocaabajo en el suelo para dispararles acto seguido. También mataron al ama de llaves de los curas y a su hija de 13 años.

Después, los soldados dejaron una nota atribuyendo el ataque a las guerrillas izquierdistas del FMLN.

Los asesinatos, al igual que la muerte del arzobispo Oscar Romero y la violación y asesinato de un grupo de monjas estadounidenses en 1980, atrajó la atención internacional y supuso una gran presión para el Gobierno salvadoreño.

La guerra acabó en 1992. Después de una investigación criminal, dos oficiales fueron condenados por las muertes de los jesuitas y encarcelados, aunque fueron liberados poco después por la Ley de Amnistía aprobada en 1993.


* Periodista.
En un cable de la agencia británica de noticias Reuters.

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