Realidades: – LOS PRESIDENTES REUNIDOS, LOS PUEBLOS CASTIGADOS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Los procesos históricos son despaciosos y –más que una metáfora– laberínticos; suponen, tanto como coincidencias, diferencias apreciables; se ponen en juego intereses dispares y aún antagónicos. Empero, como hace generaciones no ocurría, luego de la caída de las dictaduras en los últimos años del siglo XX, se abre paso en las bases de nuestras sociedades el convencimiento de que sólo la unión americana, en el marco de un instrumento como el ALBA, podrá entregar de cierto formas y contenidos humanos a la convivencia.

No es mucho lo que exigen los pueblos preteridos: participación en los asuntos que les atañen –léase democracia–, desarroillo armónico, y sustentable en el tiempo, de sus economías, justicia en la distribución del producto social, respeto a sus diferencias culturales… En suma: independencia, que es el ejercicio de la soberanía.

No son metas fáciles. Subsisten problemas –como los limítrofes, la mediterraneidad de Bolivia y Paraguay, el desmonte de Amazonia, el ávido narco-mercado, el machismo, la falta de políticas educacionales, respecto del trabajo y la salud concretas, la incivilizada urbanización de las ciudades latinoamericanas, entre otros– que deben resolverse en el ámbito común.

En comunidad también deben analizarse –para solucionarlos– los problemas energéticos, los del suministro de agua potable, los referidos a la circulación de las personas, aquellos propios del intercambio cultural –algo más que un encuentro folclórico, algún cineasta con su filme a cuestas, aquel pintor que expone en otra ciudad–.

Los gobiernos de los Estados americanos, por otra parte, deberán olvidar su costumbre de despreciar a quienes Azuela llamó «los de abajo» y su hábito de reprimir y matarlos. Como muestra del traje –suele decirse– basta un botón.

fotoCriminal represión a campesinos del Paraguay

 

Miles de campesinos sin tierra bloqueaban las carreteras de siete departamentos de Paraguay, en reclamo de asistencia y en protesta por brutales represiones policiales en el interior del país. Un informe de Derechos Humanos indica que marines estadounidenses y paramilitares paraguayos son responsables de más de 30 asesinatos de campesinos.

Se informaba el 20 de julio de 2006 que al menos una decena de manifestantes resultaron heridos –tras la violenta represión policial– en una ruta bloqueada por campesinos que reclaman la repartición equitativa de tierras y la reforma agraria. Represión que se inscribe en una escalada de violencia denunciada por organismos de Derechos Humanos como producto del asesoramiento militar estadounidense.
Desde la instalación de una base militar estadounidense en este país, las fuerzas policiales y militares de Paraguay están recibiendo «cursos» de represión armada.

Que han dejado como primer saldo más de 30 campesinos muertos, según  los organismos paraguayos de solidaridad social. En tanto el MCNOC, asociación que nuclea a los campesinos sin tierra, continúa su lucha por una Reforma Agraria que establezca la posibilidad de subsistencia para miles de familias. Estas familias no poseen ni un retazo de tierra fértil para obtener su legítimo sustento mientras miles de hectáreas permanecen improductivas o en manos de propietarios fantasmas que viven ricamente en el extranjero.

El mismo día 20 de julio la agencia de noticias argentina DIN infomó:

«Desde el Cruce de Ñumi, departamento de Caazapa, hubo una brutal, criminal represión contra los compañeros que realizaban la movilización y medida de fuerza en el marco de la Campaña Nacional por la Reforma Agraria Integral», dice la nota. Y continúa informando «hoy (por ayer) a las 10 horas dejó como saldo 51 detenidos entre ellos hombres, mujeres y niños; aproximadamente 8 heridos, una mujer embarazada y uno de gravedad con traumatismo de cráneo.

«Entre los detenidos el Compañero Ramón Giménez, dirigente nacional de la MCNOC y Seferiano Rojas, que se encuentran en la jefatura de la Policía Nacional de Villarica, departamento de Guaira».

Durante el ataque policial en Ñumi, 300 kilómetros al este de Asunción, fueron apresados numerosos manifestantes que desde la semana anterior habían ocupado tierras improductivas y tomado las rutas en reclamo de solución a sus necesidades más urgentes.

Más de 13.000 familias campesinas toman parte de ocupaciones, en las cuales se registraron al menos dos cruentas acciones represivas de la policía, desde la semana anterior, cuando se iniciaron las protestas. La Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas calificó la acción del gobierno como inaudita represión violenta contra los más humildes, y lo acusó de convertir a los justos reclamos en delito.

Alrededor de 4.400 familias, nucleadas en la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNOC) han ocupado desde mediados de julio 20 campos, cuyos dueños se desconocen y permanecían abandonadas. La reacción policial fue desmedida y va dejando hasta ahora varias víctimas, entre presos y heridos.

Los campesinos acusan al gobierno del Nicanor Duarte Frutos de no haber cumplido con la promesa de recuperación de esas tierras improductivas para beneficiar a campesinos que pasan por necesidades extremas. Durante esta semana hubo brutales desalojados policiales y numerosos detenidos en Capiibary (San Pedro). Pese a ello,  varios grupos de campesinos sin tierras continuaron acampados y fueron ocupando otros latifundios improductivos.

En Capiibaru unos 150 policías atacaron con gases y disparos de armas de fuego a los campesinos que mantenían la ruta bloqueada. Varios ataques policiales coordinados se lanzaron contra unos 3.000 manifestantes en esta ciudad. El resultado fue varios detenidos y numerosos heridos.

Los campesinos quieren que el gobierno cumpla con sus promesas de distribución de tierras y la concreción de una reforma agraria. Luis Aguayo, líder de la Mesa Coordinadora de Organizaciones Campesinas, señaló a la prensa que «la ocupación de propiedades improductivas es una acción legítima,  la única manera de llamar la atención», afirmó.

La estadística oficial señala que,en Paraguay más del 80 por ciento de las tierras están en manos de menos de 10 por ciento de la población.

Informe del 19 de julio. Víctimas

En Cruce Ñumi 14 personas, mujeres y varaones, hospitalizados en el Hospital Regional de Villarrica. Entre ellas una embarazada de ocho meses, un muchacho de 17 años, un varón de 62 y una abuela de 65. Uno de los herdios debió ser trasladado a Asunción por la gravedad de sus heridas.

 
Otros 51 detenidos en la Jefatura de la Policía Nacional de Villarrica, entre ellos
madres y padres detenidos con sus hijos, cuyas edades fluctían entre siete meses y los cuatro años.

Hay cuatro campesinos desaparecidos, incluso dos niños, de siete y once años de edad.

Fueron torturados unos 200 compañeros, compañeras y niñas/os, durante más de dos horas por la Policía Nacional y cascos azules.

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* Fuentes: Agencia DIN, prensa paraguaya e informes de organizaciones sociales.

 

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