Reunión «cumbre» progresista: camino al abismo neoliberal-conservador

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Como se pronosticó, la reunión de Viña del Mar fue un fracaso penoso –o asalto como en despoblado– a cualquier expectativa que la mediocre propaganda de sus organizadores –y que en Chile, país sede, de su gobierno, haya podido despertar. Como en la hípica, se dio la línea. Porque es inútil pretender que una tropìlla de burros galopen como puras sangres. O que una tropa de estafadores políticos hablen con la fe de los predicadores. He aquí dos miradas: la primera, de un profesor universitario, y de un político la segunda.

Álvaro Cuadra
Viña del Mar: Capital del Progresismo

La crisis económica en que encuentra sumido el mundo entero amenaza con un explosivo aumento de la cesantía y la pobreza en todas las naciones del orbe. De poco sirve reconocer hoy que han sido los excesos del neoliberalismo los que nos han llevado al borde del abismo. Los que ayer levantaron con insolencia la idolatría al becerro de oro son en la actualidad cadáveres políticos.

Así como hacia fines de los ochentas cayó el muro, y con él todo el andamiaje de los socialismos reales, en la hora presente cae el modelo económico ultraliberal que le siguió. Ante esta debacle política y económica al mismo tiempo, los sectores “progresistas” ligados a la socialdemocracia se proponen la reconfiguración del capitalismo.

La Sexta "Cumbre"de Líderes Progresistas que se realizó aquí en Viña del Mar (Chile) como antesala de la ""Cumbre"" G20 que se realizará en Londres los próximos días, contó con la asistencia de connotadas figuras que incluyen al Primer Ministro Inglés, al Vicepresidente de los Estados Unidos, al Primer Ministro de España y a los mandatarios de Argentina y Brasil, entre otros.

Si bien esta sexta "cumbre" ha sido convocada para discutir la actual crisis económica mundial conviene extender la mirada hacia otros aspectos no menos relevantes. El capitalismo, en cuanto sistema-mundo, se halla sumido en una recesión que al decir de los expertos será, ineluctablemente, larga, dolorosa y maloliente. La mala noticia es que esta catástrofe derivada de una escasa o nula regulación de los mercados se yuxtapone a otros puntos críticos que vive nuestra civilización, a saber: calentamiento global, escasez de agua potable, crisis agroalimentaria, migraciones y pauperización generalizada. En pocas palabras: dolor y sufrimiento de millones de seres humanos.

Reconocer la magnitud y profundidad del atolladero en que se encuentra la civilización contemporánea no nos conduce, necesariamente a convertirnos en apóstoles del pesimismo. Nos obliga, en cambio, a ser moralmente responsables en el presente histórico en que nos toca actuar. En este sentido, las izquierdas a nivel mundial, en todos sus matices, pueden ser un aporte para buscar soluciones políticas y económicas a los graves desafíos que enfrenta la humanidad. No se trata tan sólo de reformar el capitalismo, como pregonan muchos de los líderes del mundo desarrollado. Se trata de echar las bases para un nuevo orden internacional en que los pobres de la tierra hagan oír su voz.

La reconfiguración del capitalismo no puede significar la normalización de los mercados para que las grandes corporaciones sigan depredando el planeta entero, sumiendo a países y continentes enteros en la miseria. La crisis global es, ciertamente, una oportunidad histórica para que los pueblos del sur reclamen el lugar de dignidad que les corresponde.

América Latina, como parte del sistema-mundo, ha sido hasta aquí el “patio trasero” del mundo desarrollado, los resultados están a la vista: pobreza, corrupción, violencia y depredación medioambiental. Celebrar el modelo económico chileno, como hace el señor Brown, es desconocer las tremendas desigualdades que ha acarreado este modelo para una amplia mayoría en cuestiones tan sensibles como la educación, la salud y la previsión social.

El horizonte latinoamericano no se construye desde la demagogia y el populismo, pero tampoco se encuentra en fórmulas que convierten la democracia en una performance estadística al servicio de las empresas locales y globales. Los Estados latinoamericanos deben recuperar su protagonismo a nivel nacional, regional y mundial, no para caer en un extemporáneo y estéril estatismo sino para promover nuevas maneras de alcanzar una efectiva justicia social.
(Desapcho de www.argenpress.info).

Eduardo Gutiérrez González
La "cumbre" progresista: un fiasco conservado
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No hubo propuestas alternativas al modelo neoliberal imperante en el mundo en el llamado Encuentro Progresista realizado en Chile la semana pasada, lo que hubo fueron medidas para enfrentar la crisis que a estas aturas ya no constituyen novedad.

Hablar de que se requiere más regulación por parte del Estado y que el sistema financiero internacional esta en crisis, ciertamente no constituyen ninguna novedad. Uno hubiese esperado propuestas que apuntaran a generar cambios profundos a la medida de la crisis profunda que vive el modelo. Como por ejemplo que se requieren nuevas cartas constitucionales que profundicen la democracia para que los pueblos tomen en sus manos los destinos del país en que viven o que el Estado asuma el control de las áreas estratégicas de las economías.

En este sentido uno hubiese esperado que las decisiones de la República Argentina de terminar con el sistema de administradores privados de pensiones, por ejemplo, dominaran la citada ""Cumbre"". Pero al parecer el discurso central y hegemónico fue bregar por que no se volviera al proteccionismo ni al populismo.

Nada se hablo de las pérdidas para los países producto de la crisis, (los ahorrantes de los fondos de pensiones en Chile perdieron el 40% de sus ahorros y el Estado perdió más de 600 millones de dólares de su Fondo Soberano de los ahorros del cobre entre Diciembre de 2008 y Enero de 2009), del aumento de la pobreza que esta implicara esta crisis para todos los países incluido Chile (se calcula que la pobreza saltará a más del 20%).

Esta claro que falto un sector del progresismo en esta cita que hubiese puesto  otro énfasis. Falto Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador Bolivia y El Salvador. Digámoslo claramente, se excluyó y discriminó a un sector importante del pensamiento y la acción del progresismo y la izquierda de América latina.

¿Por qué?

Tengo la impresión que la iniciativa política en marcha no requería visitas inoportunas que cuestionaran finalmente el liderazgo de los Biden y Brown. Solo Lula se salió de madre cuando exigió a esos gobiernos que asumieran su responsabilidad. Efectivamente la ""Cumbre"" mediáticamente fue hecha para esa dupla. La impresión que se tiene es que el objetivo central era pesquisar la factibilidad de ordenar una nueva correlación de fuerzas en América que les hiciera de contrapeso a los países no invitados, más que proponer medidas al grupo de los 20 que luego se reunirá en Europa.

Pareciera ser que la idea es olfatear cómo la crisis no redunda en movilizaciones y desestabilizaciones de gobiernos. Bien me parece lo último, pero Biden ha puesto las cosas en su lugar. A santo de nadie sabe por qué, ha dicho que el embargo a Cuba no cesará. Es decir ha puesto una barrera de contención propia del rol hegemónico que EEUU se ha asignado desde cuando en 1824 Monroe dictaminó una ley en el Congreso de ese país que estableció que América era para los americanos (claro esta que con el protectorado de ellos).

Algo se puede visualizar tras bambalinas. Paralela a esta ""Cumbre"" de ha hablado nuevamente de formar un solo partido socialdemócrata que fusione al PS PPD y PRSD, conejo que cada cierto tiempo de saca del sombrero de los magos de la Concertación.

Sin embargo EEUU ahora viene con las manos vacías. No hay money. Cuando Kennedy auspicio la Alianza Para el Progreso en 1962 para contener en América Latina la influencia de Cuba revolucionaria aporto no pocos dólares. En la época del New Deal de Roosevelt nos entrego chatarra de guerra (y nos impuso un precio bajísimo del Cobre demostrando ser más pillo que Kennedy). Ahora Biden y Brown vienen con las manos vacías, salvo para dar abrazos,  dar palmaditas en los hombres, besos en las mejillas y comer a la luz de las velas.
(Integra el Comité Central del Partido Socialista de Chile).
 

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