Rossana Rossanda / Italia, modelo Kadima*

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El Partido Democrático no deja de  sorprender incluso a los más baqueteados de entre nosotros los viejos. De tres mil delegados (delegados no se sabe por quién, dado que no existen estatutos), solo han acudido la mitad, la otra mitad ha debido de olvidarse o ha debido de suponer que era inútil. Estábamos avisados de que la mitad presente iba a ser una base furiosa, un tsunami de rechazo que iba a ponerse a gritar: todos a casa, nos habéis destruido, hay que comenzar de cero. La compleja –o agotada– política italiana.

La valerosa Anna Finocchiaro tuvo que ordenar la oleada incluso levantando la voz, haciendo que cinco hablasen en favor de las primarias y de un congreso inmediato y cinco a favor de aplazar las cosas hasta octubre. Los diez se expresaron educadamente; el más terrible fue Artur Parisi. Además, desde la platea se levantó una voz protestando. Venció el aplazamiento por mano alzada. Receso para comer. Luego voto. 1047 han votado con brazo de madera a Darío  Franceschini, auspiciado por Veltroni que  dejaba el cargo. Noventa y dos han votado a Parisi, algo menos de uno de cada diez. Quizá es que la base subversiva estaba ausente.

Darío Franceschini llevaba preparados discurso y también  tono. Decisorio. Nadie será el amo. Liquidó de un solo golpe el gobierno en la sombra. Navegará tan solo hasta octubre cuando, según dijo, se podrá hacer el congreso, el PD no es como el PDL, un montaje apañado durante una cena o desde el estribo de un automóvil. Franceschini es un joven de buenas maneras, que por su edad no está comprometido con la vieja DC y tiene un aspecto agradablemente moderado (en todos los sentidos). Se inspira en la Resistencia, en la Constitución así como en el honesto Zaccagnini, el que fuera fulminado por la maldición de Moro. Quiere la unidad de los sindicatos. Aplausos y puerta. Hasta para decidir cuál era la mejor canción en Sanremo se necesitaba más tiempo del que ha necesitado el secretario del PD en plena tempestad

Todo esto podría parecer un  simple aplazamiento del momento en que se pongan las cartas boca arriba, en caso de que tales cartas existan. Pero Ernesto Galli della Loggia y Eugenio Scalfari, del Corriere y la Repubblica, que lo saben todo, se han encargado de decir que no, que es una cosa muy distinta la que se ha acordado y decidido: por fin, el PD, liberado de DI, se ha convertido en un baluarte de la democracia, por fin se ha acabado con las alianzas de izquierda, por fin ha quedado claro que el P D se aliará con Casini. Tendremos una Democracia Cristiana rejuvenecida, impoluta y a la altura de lo que se necesita en el 2009. En consecuencia, tendremos al fin Kadima

Aquí, lo confieso, he dado un salto. Ni el partido social demócrata alemán, ni Zapatero, tampoco Barak, socialdemócratas fatales. Ni tan siquiera De Gasperi, ni la Merkel ni François Bayrou, ya cortejado por Rutelli, menos que ninguno el aventurero Obama: Tzipi Livni. Un trozo del Likud. La que ha hecho la guerra de Gaza, la que si no se junta con Netanyahu es tan sólo porque son competidores, la niña de los ojos predilecta de Ariel Sharon. ¿Y de qué Hamás deberá defender nuestra península? De Massimo D´Alema, Bersani (el de las licencias) y de sus secuaces, notorios jacobinos, los Al Qaeda de occidente.

Quizá cuando llegue octubre la cosa ya no se plantee en estos términos. Pero entre tanto estamos en la Democracia Cristiana, y a los caciques de la información esto no les resulta suficiente: la famosa transición italiana debe desembocar en el Kadima. No sé si me explico.

*Kadima: partido político israelí fundado por Ariel Sharon.

Rossana Rossanda, escritora y analista política italiana cofundadora del cotidiano comunista italiano Il Manifesto. Acaba de aparecer en España la versión castellana de sus muy recomendables memorias políticas: La  ragazza del secolo scorso [La muchacha del siglo pasado, Editorial Foca, Madrid, 2008]. 
Integra el Consejo Editorial de SinPermiso (www.sinpermiso.info), donde se publicó este arículo en castellano traducido por Joaquín Miras.

 

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