Se cerró el lazo en el cuello de Lucio, y cayó

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Como suelen hacer los esbirros cuando se sienten abandonados por sus amos –los que obedecen no son dueños de su destino– el coronel Lucio Gutiérrez salió de la Casa de Gobierno quiteña sin hacer declaraciones y con rumbo desconocido.

Gutiérrez fue destituido por el congreso unicameral de Ecuador por 60 contra dos votos. Paralelamente el ejército le retiró su apoyo y la señora Condoleeza Rice, del Departamento de Estado de EEUU, que había manfiestado horas antes el total apoyo de su gobierno al coronel, entró en un “cono de silencio”.

fotoAsumió la primera magistratura del país el médico Alfredo Palacio. Pocas horas antes de que su antecesor fuese destituido Palacio declaró hoy a periodistas extranjeros que Ecuador se encontraba “en estado de coma” y advirtió sobre posibles ‘manos que intenten aplicar la eutanasia’. Eutanasia en este caso, dijo, “sería sacrificar al pueblo para sostener a quien no debe sostenerse”. Palacio es un cardiólogo sin afiliacion política cuyas discrepancias con el hasta ayer presidente eran conocidas y notorias.

Tras el forzado cese de Gutiérrez como primer mandatario, se especula en Quito –pero también en Guayaquil– acerca de cuántos personeros del populismo de derecha coincidirán con él en partir rumbo al extranjero o al refugio de sus lejanas haciendas. Otros se inquietan acerca de quienes tomarán las riendas del poder.

Probablemente el apoyo irrestricto del la Casa Blanca, mensaje transmitido por Condoleeza Rice el lunes 18 de abril, le dio arrestos al gobierno para silenciar radio La Luna, a las 15.45 de ese día. Quince minutos después, “a las terribles cinco de la tarde” el coronel y sus asesores comprendieron que no bastaba con silenciar un medio de comunicación. Radio Municipal abrió sus canales a La Luna y le toma la posta. 

El resto, como en algunos partidos de fútbol, se vió venir y los dados de la suerte de Lucio Gutiérrez cayeron sin rodar, como plomo, sobre el tapete de la historia contemporánea del país. Los estudiantes secundarios, el martes por la mañana, furon vrutalmente reprimidos por la policía. A esa altura la caída del presidente era sólo cosa de formalizarla.

El reportero gráfico de origen chileno Julio García Romero murió asfixiado por una nube de gases tóxicos disparados por la policía nacional ya sin rumbo ni mandos claros. García se estableció en Ecuador en los riempos de la dictadura de Pinochet.

LOS HECHOS DEL FINAL

Todo ocurrió entrada la tarde, cuando no menos de 50.000 personas, familias enteras con niños y ancianos, fueron reprimidos por 4.000 efectivos de la policía, carros blindados antimotines, perros rottweiler entrenados y un destacamento de caballería. No fue suficiente. Tampoco la muerte de García, las graves heridas de centenares de ciudadanos y decenas de detenidos, entre ellos un ciudadano argentino de apellido Rodríguez.

fotoLos disturbios generados por las fuerzas “de orden” se prolongaron, como una fiesta macabra, hasta entrada la madrugada del 20 de abril. El tenue y frío cielo de Quito se poblaba de rumores, que incluyueron por momentos hasta la posibilidad de que el atrincherado presidente en sus oficinas desatara una matanza.
A una imprecisa grupos de manifestantes aplaudían a la hoy ex primera dama y diputada Ximena Bohórquez (izq.), que habría dicho “yo tambièn soy forajida. Forajidos denominó el gobierno a sus opositores. Para entonces hasta el jefe de la policía cuestionaba la represión.

La muy activa embajadora de EEUU en Ecuador –llamada KaKá por el pueblo en atención a sus iniciales– no abr´ñia la boca y estaba inubicable para los periodistas. La embajadora ha sido durante los últimos meses una de las protagonistas del sainete político montado por el Ejecutivo. Las cortinas cayeron sobre el escenario, finalmente, a las 13.13 del miércoles 20 de abril, cuando el Comando Conjuinto de las fuerzas militares ecuatorianas dijo basta al presidente.

Para entonces se confirmaba el asesinato de dos estudiantes univesristarios, abaleados desde las ventanas del ministeriuo de Bienestar Social y el popsteruor incendio del edificio por una multitud en busca del asesino, el viceministro Bolívar González.

Horas después el ex presidente Abdalá Bucaram y algunos de sus aliados –entre otros connotados personerops de la derecha pro estadounidense partidarios de un rol activo de Ecuador en el Plan Colombia, huían probablemente rumbo a Panamá. En los viejos muros de la ciudad antigua resonaba débil el eco del juramento de Lucio Gutiérrez de que “Solo muerto me sacarán de palacio”.

SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS CON BOLIVIA

(Análisis de Isaac Bigio)

Los hechos recuerdan las movilizaciones de La Paz y El Alto que produjeron que el presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Losada fuese substituido por su vice Carlos Mesa. Si en Bolivia el detonante fue un contrato a una multinacional extranjera para hacer un gasoducto hacia Chile, en Ecuador éste fue la intervención hecha en diciembre pasado sobre la Corte Suprema, la misma que permitió anular juicios a ex presidentes acusados de corrupción (Bucarám y Noboa) y que éstos retornen al país.

Sin embargo, entre esos dos cambios hay dos diferencias significativas.
En Bolivia el presidente depuesto era el autor del modelo monetarista vigente y las movilizaciones partieron de la izquierda y de las organizaciones sindicales, indígenas y de barrios pobres. En Ecuador, Gutiérrez llegó al gobierno proyectándose como un aliado de los movimientos indios e izquierdistas y las marchas callejeras que le han enfrentado han estado muy centradas en torno a la clase media.

Mientras en Bolivia la derecha fue quien perdió palacio, en Ecuador la derecha socialcristiana se alía con la Izquierda Democrática y otros sectores que se reclaman socialistas para tumbar al mandatario.

Mientras en Colombia y Venezuela hay mandatarios estables, en Ecuador Gutiérrez se hundió al quedar a medio camino entre ambos modelos. Su golpe original fue similar al de Chávez en Caracas y su base social era afín, pero en el gobierno decidió acercarse a Uribe impulsando el Plan Colombia.

Por la izquierda le cuestionaban haber traicionado abrazando la dolarización y el neoliberalismo y permitiendo bases militares de EEUU. Por la derecha le atacaban por su populismo y autoritarismo.

Al momento de escribir estas líneas la situación en Ecuador se mantiene muy inestable. La esposa del presidente se ha pasado a la oposición y el jefe de la policía ha renunciado para no cargar la responsabilidad de la violencia desatada el Martes 19 en Quito.

TRES IMPORTANTES REFLEXIONES

La “democracia a la ecuatoriana” está por tercera vez consecutiva interrumpiendo el mandato constitucional de un presidente mayoritariamente electo. En Ecuador el pueblo primero puede votar por un presidente y luego puede en las calles botarlo de dicho cargo.

La sucesión de Gutiérrez por su vioce, no termina con la crisis. Es inevitable que surjan choques entre los socialcristianos –tradicionales impulsores de medidas de privatizaciones y pro EEUU– con sectores sindicales que han querido tumbar a Gutiérrez por haberse derechizado.

Habrá que ver en que medida el nuevo levantamiento puede sacudir al Perú, país que está de sándwich entre Bolivia y Ecuador. Toledo tiene hoy índices de impopularidad mayores que los que tenían sus dos vecinos al haber sido pedidas sus cabezas. En Perú aún no hay un acontecimiento que provoque una explosión social, pero podría surgir.

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