Se reúnen los que no temen y aprendieron a amar la bomba y los que eso quisieran

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Gonzalo Tarrués.

Comienza el lunes en la capital estadounidense una suerte de cónclave de representantes de 47 Estados denominada Cumbre de Seguridad Nuclear; asistirán de países con y sin bombas (alguien tiene que aplaudir y decir "sí, señor"); pero no será de la partida, de puro modesto o precavido uno que de manera oficial no las tiene —aunque se le calcula un minimo de 100 artefactos.

La Casa Blanca dijo el viernes que se trata de una reunión "histórica" ésta del lunes en Wáshington, donde primeros mandatrios y altos personajes buscarán formas de evitar que grupos terroristas como al-Qaida construyan y detonen armas nucleares. No olvidar que el Premio Nobel último de La Paz señaló al terrorismo nuclear como la amenaza más grande a la seguridad global.

"Sabemos que grupos de terroristas, incluyendo Al-Qaeda, están tras los materiales para construir armas nucleares y sabemos que ellos tienen la intención de usar una", dijo muy seriamente Ben Rhodes, subasesor de seguridad nacional de EEUU. Lo que conformaría —agregó— "un peligro catastrófico para la seguridad nacional estadounidense y la seguridad global, si fueran capaces de llevar a cabo un ataque de ese tipo".

Naturalmente la República de Corea (del norte), que se la ha ingeniadopara tener un pequeño arsenal no fue invitada: integra —como se sabe— el Eje del Mal ; lo mismo sucede con Irán, que no tiene armas nucleares, aunque no se les impute ningún acto de terrorismo dentro ni allende sus fronteras; han sido proscritas de las "naciones civilizadas". Por alguna cosa se las condenará.

Invitados fueron, en cambio, unos 40 gobiernos que tampoco poseen esos recursos que mantienen la paz, entre ellos el de la República de Chile —cuyos personeros, si acaso, las han visto a las bombas en alguna película joliwudense, pero que han sabido exprttar uranio enriquecido a EEUU. El uranio enriquecido es una sustancia muy apetecida para cocinar "hot cakes".

En un rapto de inferecuente honradez —y feos modales— el Estado de Israel de repente dijo que no, que no tiene nada que hacer en el sarao. Y no irá. Israel no posee armas nucleares oficialmente, pero —por esas cosas del espionaje— desde hace años de lo considra integrante no asociado al club nuclear. Tendría un almacén con un mínimo de 100 descendientes de la que voló sobre Japón a bordo del Enola Gray allá por 1945.

La primera información más o menos seria que conoció la opinión pública sobre el desarrollo atómico israelí estaba contenida len un reportaje que el diario inglés The Sunday Times hiciera en 1986 a Mordehai Vanunu, un científico de la central nuclear de Dimona.

Al parecer David Ben Gurión, primer ministro en años de la déxcada de 1951/60 se interesó por ese aspecto de la tecnología de la masacre; ministro de Defensa era Simón Peres, hoy —y no es un dato curioso— jefe del estado de Israel. Las primeras bombas "operativas" habrían sido construidas en el último tercio de la década siguiente

El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), con sede en Londres, calcula que Israel alacena hasta unas 200 ojivas; otros centrpos de est udio est iran el número hasta 300 bombas; la ong estadounidense  Iniciativa sobre la Amenaza Nuclear estima el arsenal entre 200 y 300. Todas podrian ser lanzadas en los Jericó, misiles de corto y medio alcance (entre 1.500 y 4,500 kilómetros), y no sería extraño que haya una tercera versión que lograría navegar hsta 7.500 kilómetros —sin descartar que los F 16 puedan ser también portadores.

La mayor parte de los estudiosos piensa que el arsenal nuclear israelí no está armado, y que sus técnicos necesitarían al menos tres días para ensamblarlo y ponerlo a punto de fuego.
 

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