«Se va a la guerra con el ejército que se tiene…»

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

El cine «made in Hollywood» nos habituó -desde las películas del lejano Oeste y aquellas ambientadas en Viet Nam- a ver en las guerras que el orden, la bonhomía y el lado humanitario de las matanzas esta siempre de parte de los «GI», marines, submarinistas y aviadores. Ellos, los estadounidenses además son los invencibles.

Los otros, los enemigos, son crueles y desalmados, como alemanes y japoneses en su momento; hambreados y no confiables -además de sucios, crueles y desalmados- como los mexicanos en el suyo; fanáticos torturadores y traidores -además de sucios, crueles y desalmados y pobres- como los vietnamitas, cuando de ellos se trataba. Etc…

Una de las consecuencias menos analizadas de la invasión a Iraq prueba, entre otras cosas, que la realidad imita al arte -o por lo menos a la entretención y la propaganda política-. Los sucios, feos, malos, no confiables, crueles y torturadores son aquellos que se cubren con la bandera de las barras y estrellas.

En rigor no es novedad. Lo prueban centenares de ejemplos; en América Latina esos «buenos viejos tiempos» en que se podía invadir casi todo: Centroamérica, Cuba, Granada; fabricar países como Panamá; supervisar golpes de Estado, como en Chile; manejar el petróleo venezolano y otros mil asuntos que después mandaban a olvidar.

Hoy esa cosa bananera le mordió los talones a una de las manos derecha del presidente de EEUU, señor Bush. A 20 kilómetros de la frontera iraquí, unos 2.300 soldados de la Base Buehring le borraron a Rumsfeld la sonrisa triunfalista.
«Nuestros vehículos carecen de blindaje. Debemos basurear trozos de hierro y de vidrios blindados para protegernos cuando salimos a combatir o de patrulla», dijo un conscripto audaz -y aplaudido por el resto- al poderoso enviado presidencial.

Como cualquier gobernante del sur del mundo cuando se le pregunta por cuestiones que debería saber, porque son propias del ejercicio de su cargo, Rumsfeld expresó una gran sorpresa. Dijo que los asuntos de seguridad fueron evaluadas con detenimiento y que todos los blindados disponibles fueron despachados, oportunamente, a Iraq.

Y remachó: «No es tema de dinero (…) Es tema de producción y de capacidad de producción», dijo. «Como ustedes saben, se va a la guerra con el ejército de que se dispone y no con el que desearíamos tener», añadió el funcionario. Al mencionarse la palabra mágica de nuestra civilización, los jóvenes soldados -jóvenes neoliberales, al fin y al cabo- aprovecharon la oportunidad para preguntar -como obreros fabriles del Tercer Mundo- por sus sueldos impagos.

No es primera vez que las tropas se quejan por falta de medios para enfrentar a la resistencia. En octubre pasado 23 soldados amenazaron con un motín si se insistía en obligarlos a transportar petróleo a una base situada en una zona «rebelde» considerando que se trataba de una misión suicida.

fotoSegún muchos viejos reporteros, la conducta inquieta de las tropas estadounidenses no es tanto por temor -aunque hacen bien en tenerlo, dada la sorprendente capacidad de combate de la guerrilla iraquí-, sino por no compartir los objetivos de su gobierno. Según informaciones de la semana pasada, algo más del 50 por ciento de poco más de 4.000 reservistas a los que se llamó a los cuarteles para ser mandados a Afganistán e Iraq o no acataron las órdenes, se ampararon en certificados médicos o solicitaron postergación por diferentes motivos.

Al comenzar la semana ocho soldados demandaron al Pentágono, por prolongar su estadía en Irak en circunstancia que sus contratos con el ejército habían terminado. Además el «síndrome Viet Nam» podría volver a propagarse: las autoridades canadienses completan su análisis del caso de un desertor que pidió asilo político para no combatir en una guerra que -dijo- consideraba injusta.

El ex paracaidista se negó a combatir en Iraq por estimar que la invasión estadunidense fue ilegal y viola los derechos humanos. Trascendió que hay al menos otros dos militares en el mismo caso. El desertor tiene 26 años.

La moral demolida

«EEUU ha entrado a nueva era -dijo Rumsfeld en abril de 2004, también en una jira por el «frente» de batalla- en la que debe adelantarse y prevenir ataques de grupos y Estados terroristas», Probablemente, pero no del modo en que piensa la Casa Blanca.

Cuatro hombres de los servicios especiales del ejército, fueron sancionados, por otra parte, debido al uso de armas paralizantes Táser contra los prisioneros que custodiaban en Iraq. A través de un vocero el Pentágono puntualizó: «Los soldados recibieron sanciones administrativas por el uso excesivo de la fuerza, en particular la utilización no autorizada de Táser.

La investigación se hizo tras constatar que un grupo de prisioneros de guerra entregados por miembros de la unidad TF 26 de las fuerzas especiales tenían quemaduras y marcas de golpes en sus cuerpos. Un investigador vio golpear a un prisionero al etremo que necesitó atención médica. El asuntoquedó documentado en junio de 2004.

Sordos ante el inicio de este clamor, a el presidente de EEUU y su secretario de la defensa -de la guerra en verdad- tienen otra visión; en palabras de Donald Rumsfeld: «la invasión a Irak pasará a la historia militar por una combinación de poder, precisión, velocidad y flexibilidad sin precedentes».

Irán y Siria para probarlo

En una acción oficial de Estado con muy pocos precedentes en el ámbito internacional, el portavoz oficial de la Casa Blanca, Scott McClellan, advirtió a Irán y Siria que no interfieran en el proceso electoral previsto en el país ocupado. «Indicamos muy claramente que Irán debe jugar un papel constructivo en Irak. Es lo que deben hacer, y saben lo que nosotros pensamos», declaró.

También en la «línea dura» el primer ministro británico, Tony Blair, no presta oídos a al pedido de numerosos diplomáticos y miembros del ejército en orden a comenzar una investigación independiente sobre las muertes en la población no combatiente en Iraq. Blair desestimó de manera elíptica semejante investigación
al dar por cierta la cifra de víctimas entregada por las autoridades-títere; de acuerdo con esos datos entre abril y octubre de este año fallecieron no más de 3.854 civiles, aunque más de 15 mil resultaron heridos a causa de los bombardeos, atentados y combates.

El miércoles un atentados suicida -coche bomba en un mercado- mató por lo menos a dos civiles en el sur de Bagdad. En la localidad de Ramadí, en el oeste, tres personas murieron -«daño colateral» es el eufemismo empleado- en un enfrentamiento entre guerrilleros y soldados estadounidenses. Otras fuentes aseguraron poco después que se produjo también un atentado explosivo en el centro de la ciudad, junto al muro de una base militar estadounidense, sin que se informara sobre eventuales víctimas.

No fue todo en una jornada particularmente violenta; en Sámara, el mismo día, al menos cinco personas fallecieron a raíz de un ataque armado contra un puesto oficial.

Todo indica que una escalada bélica en Oriente Medio no hará que agregar agua y lodo al pantano donde se debaten las tropas invasoras; todo el mundo lo advierte, menos los conductores de la guerra en Wáshington y Londres y sus forzados «amigos» polacos, italianos, japoneses y pocos más.

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Fuentes

Diarios y agencias europeas, la BBC de Londres (http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/news/newsid_2982000/2982613.stm) y

La Voz de América (www1.voanews.com/Spanish/article.cfm?objectID=3AE323D4-137E-40CF-96A2469D30AF6D6A&title=Soldados%20le%20Hacen%20Duros%20Planteos%20a%20Rumsfeld%20en%20Kuwait

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