Señales de implosión: hacia la desintegración del sistema global

2.590

Jorge Beinstein*

Septiembre de 2008 marcó un punto de inflexión en el proceso recesivo que se venía desarrollando en los Estados Unidos a lo largo de ese año: estalló el sistema financiero y la recesión comenzó a extenderse rápidamente a nivel planetario al tiempo que se evidenciaban síntomas muy claros de tránsito global hacia la depresión cuya llegada comenzó a ser admitida desde comienzos de 2009.

 

Ahora asistimos a un encadenamiento internacional de derrumbes productivos y financieros acompañado por una mezcla de pesimismo e impotencia en el mas alto nivel de las elites dirigentes ante la probable transformación de la ola depresiva en colapso general.

La declaraciones de George Soros y Paul Volcker en la Universidad de Columbia el 21 de febrero de 2009 marcaron una ruptura radical(1), muy superior de la que estableció hace dos años Alan Greenspan cuando anunció la posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión. Volcker admitió que esta crisis es muy superior a la de 1929.

Eso significa que la misma carece de referencias en la historia del capitalismo. La desaparición de paralelismos respecto de crisis anteriores es también (principalmente) la de los remediosconocidos. Porque 1929 y la depresión que le siguió están asociados a la utilización exitosa de los instrumentos keynesianos, a la intervención masiva del Estado como salvador supremo del capitalismo y lo que estamos presenciando es la más completa ineficacia de los estados de los países centrales para superar la crisis.

En realidad la avalancha de dinero que arrojan sobre los mercados auxiliando a los bancos y a algunas empresas transnacionales no solo no frena el desastre en curso sino que además está creando las condiciones para futuras catástrofes inflacionarias, próximas burbujas especulativas.

¿Implosión capitalista?

Por su parte Soros confirmó lo que era evidente: el sistema financiero mundial se ha desintegrado, a lo que agregó el descubrimiento de similitudes entre la situación actual y la vivida durante el derrumbe de la Unión Soviética. ¿Cuales son esos paralelismos? Como sabemos, el sistema soviético comenzó a desmoronarse hacia fines de los años 1980 para finalmente implotar en 1991. El fenómeno ha sido por lo general atribuido a la degradación de su estructura burocrática haciéndolo en principio intransferible al capitalismo que alberga una vasta burocracia –aunque no hegemónica como lo fue en el caso soviético.

Existe un proceso, una enfermedad que no es el patrimonio exclusivo de los regímenes burocráticos. Se ha desarrollado en el capitalismo al igual que en civilizaciones anteriores a la modernidad: se trata de la hipertrofia parasitaria, del predominio aplastante de formas sociales parasitarias que depredan a las fuerzas productivas hasta un punto tal en que el conjunto del sistema queda paralizado, no puede reproducirse más y finalmente muere ahogado por su propia podredumbre.

A lo largo del siglo XX el capitalismo impulsó estructuras parasitarias como el militarismo y, sobre todo, las deformaciones financieras que marcaron su cultura, su desarrollo tecnológico, sus sistemas de poder. Las tres últimas décadas presenciaron la aceleración del proceso adornado con el discurso de la reconversión neoliberal, del reinado absoluto del mercado. Tal vez su punto más alto fue alcanzado durante el último lustro del siglo XX, en plena expansión de las burbujas bursátiles y cuando el poder militar de los Estados Unidos aparentaba ser imbatible.

Pero en la primera década del siglo XXI comenzó el desmoronamiento del sistema, el imperio se empantanó en dos guerras coloniales, su economía se degradó velozmente y burbujas financieras de todo tipo (inmobiliarias, comerciales, de endeudamiento, etc.) poblaron el planeta. El capitalismo financierizado había entrado en una fase de expansión vertiginosa aplastando con su peso a todas las formas económicas y políticas.

En 2008 los estados centrales (el G7) disponían de recursos fiscales por unos 10 billones (millones de millones) de dólares contra 600 billones de dólares en productos financieros derivados registrados por el Banco de Basilea, a lo que es necesario agregar otros negocios financieros. Según algunos expertos, la masa especulativa global supera actualmente los mil billones de dólares: cerca de 20 veces el producto bruto mundial.

Esa montaña financiera no es una realidad separada, independiente de la llamada economía real o productiva. Fue engendrada por la dinámica del conjunto del sistema capitalista: por las necesidades de rentabilidad de las empresas transnacionales, por las necesidades de financiamiento de los estados. No es una red de especuladores autistas lanzados a una suerte de autodesarrollo suicida, sino la expresión radicalmente irracional de una civilización en decadencia (tanto a nivel productivo como político, cultural, ambiental, energético, etc.).

Desde hace más de cuatro décadas el capitalismo global con eje en los países centrales soporta una crisis crónica de sobreproducción, acumulando sobrecapacidad productiva ante una demanda global que crecía pero cada vez menos: La droga financiera fue su tabla de salvación, mejorando beneficios e impulsando el consumo en los países ricos, aunque a largo plazo envenenó por completo al sistema.

Se ha puesto de moda achacarle la crisis a los llamados especuladores financieros y según nos explican altos dirigentes políticos y expertos mediáticos, las turbulencias llegarán a su fin cuando la “economía real” imponga su cultura productiva sometiendo a las reglas del buen capitalismo a las redes financieras hoy fuera de control.

Sin embargo, a mediados de la década actual, en los Estados Unidos más del 40 % de los beneficios de las grandes corporaciones provenía de los negocios financieros(2); en Europa la situación era similar; en China, en el momento de mayor auge especulativo (fines de 2007), sólo la burbuja bursátil movía fondos casi equivalentes al Producto Bruto Interno de ese país(3), alimentada por empresarios privados y públicos, burócratas encumbrados, profesionales, etc.

No se trata, por consiguiente, de dos actividades, una real y otra financiera, claramente diferenciadas, sino de un solo conjunto heterogéneo, real, de negocios. Es ese conjunto el que ahora se está desinflando velozmente, implotando luego de haber llegado a su máximo nivel de expansión posible en las condiciones históricas concretas del mundo actual.

Bajo la apariencia, impuesta por los medios globales de comunicación, de una implosión financiera afectando negativamente al conjunto de las actividades económicas –algo así como una lluvia toxica atacando las verdes praderas– aparece la realidad del sistema económico global como totalidad contrayéndose de manera caótica.

Señales

Las declaraciones de Soros y Volcker fueron hechas unos pocos días antes de que el gobierno estadounidense diera a conocer la cifras oficiales definitivas de la caída del Producto Bruto Interno en el último trimestre de 2008 con respecto a igual período de 2007: la primera estimación oficial que había fijado dicha caída en un 3,8 % resultó ser una burda mentira; ahora resulta que la contracción había llegado al 6,2%(4). Eso ya no es recesión sino depresión.

Japón, por su parte, tuvo para el mismo período un descenso en su PBI del orden del 12%. En enero de 2009 sus exportaciones cayeron 45% en comparación con igual mes del año anterior(5). En Europa, la situación es similar, o tal vez peor, luego del derrumbe financiero de Islandia; la amenaza de bancarrota económica en varios países de Europa del Este como Polonia, Hungría, Ucrania, Letonia, Lituania, etc., amenaza, a su vez, de manera directa a las bancas acreedoras suiza y austríaca que podrían hundirse como la de Islandia.

Mientras tanto, los grandes países industriales de la región, como Alemania, Inglaterra o Francia, van pasando de la recesión a la depresión. Los pronósticos sobre China anuncian para 2009 una reducción de su tasa de crecimiento a la mitad respecto de 2008. Sus exportaciones de enero han sido 17,5 % inferiores de las de enero del año anterior(6). Este brusco deterioro del centro vital de su sistema económico no tiene perspectivas de recuperación mientras dure la depresión global, por lo que su ritmo de crecimiento general seguirá descendiendo.

Que Soros y Volcker abran la expectativa de un colapso del sistema económico mundial no significa que el mismo se produzca de manera inevitable. Después de todo, una de las principales características de una decadencia civilizatoria como la que estamos presenciando es la existencia de una profunda crisis de percepción en las elites dominantes. Sin embargo, la acumulación de datos económicos negativos y su proyección realista para los próximos meses nos están señalando que la gran catástrofe anunciada por ellos tiene muy altas probabilidades de realización.

A ese desenlace contribuyen la impotencia comprobada de los supuestos “factores de control” del sistema (gobiernos, bancos centrales, FMI, etc.) y la rigidez política del imperio, por ejemplo ampliando la guerra en Afganistán, preservando así el poder del Complejo Industrial Militar, gigante parasitario cuyos gastos reales actuales (aproximadamente algo más de un billón de dólares) equivale al 80 % del déficit fiscal de los Estados Unidos.

A estos síntomas económicos y políticos debemos agregar la crisis energética y la alimentaria derivada de ella, que seguramente volverán a manifestarse apenas se detenga el proceso deflacionario (y tal vez antes), todo eso bajo un contexto de crisis ambiental que ha pasado a ser un factor actual de crisis (ya no es más una amenaza casi intangible localizada en un futuro lejano).

Y detrás de esas crisis parciales encontramos la presencia de la crisis del sistema tecnológico moderno, incapaz de superar, en tanto componente motriz de la civilización burguesa, los bloqueos energéticos y ambientales creados por su desarrollo depredador.

Desintegración, implosión y desacople

La desintegración-implosión del sistema global no significa su transformación en un conjunto de subsistemas capitalistas o bloques regionales con relaciones más o menos fuertes entre ellos, algunos prósperos, otros declinantes (la unipolaridad estadounidense convirtiéndose en multipolaridad, “desacople” ordenado en torno de nuevos o viejos polos capitalistas). La economía mundial está altamente transnacionalizada, conforma una densa maraña de negocios productivos, comerciales y financieros que penetra profundamente en las llamadas “estructuras nacionales”. Inversiones y dependencias comerciales las atan de manera directa o indirecta a los núcleos decisivos del sistema global.

En términos generales, para un país o una región, la ruptura de sus lazos globales o su debilitamiento significativo implica una enorme ruptura interna, la desaparición de sectores económicos decisivos con las consecuencias sociales y políticas que de ello se derivan.

Además, el sistema global estaba hasta ahora organizado de manera jerárquica tanto en su aspecto económico como político-militar (unipolaridad), resultado del fin de la Guerra Fría y de la transformación de los Estados Unidos en el amo del planeta. No sólo en el espacio de concentración de las decisiones comerciales y financieras (eso ya ocurría desde hace más de seis décadas), sino también de las grandes decisiones políticas.

El hundimiento del centro del mundo(7) en medio –como detonador– de la depresión económica internacional significa el despliegue de una cadena global de crisis económicas, políticas, sociales, etc., de intensidad creciente.

Recientemente, Zbigniew Brzezinski dejó a un costado sus tradicionales reflexiones sobre política internacional para alertar sobre la posibilidad de agravamiento de los conflictos sociales en los Estados Unidos que podrían, según él, derivar en una generalización de disturbios violentos(8). Por su parte, y desde una perspectiva ideológica opuesta, Michael Klare ha descrito el mapa de las protestas populares atravesando todos los continentes, países ricos y pobres, del Norte y del Sur, iniciadas en 2008 como consecuencia de la crisis alimentaria en un amplio abanico de países periféricos, pero que comienzan a desarrollarse globalmente, en respuesta a la profundización de la depresión económica(9): la multiplicación de crisis de gobernabilidad nos espera en el corto plazo.

La hipótesis de implosión capitalista abre el espacio para la reflexión y la acción en torno del horizonte postcapitalista donde se mezclan viejas y nuevas ideas, ilusiones fracasadas y densos aprendizajes democráticos del siglo XX, frenos conservadores legitimando ensayos neocapitalistas y visiones renovadas del mundo empujando grandes innovaciones sociales.

Agonía de la modernidad burguesa con sus peligros de barbarie senil, pero ruptura de bloqueos ideológicos, de estructuras opresivas, esperanza en la regeneración humanista de las relaciones sociales.

Notas

1) ”Soros sees no bottom for world financial ‘collapse’ ", Reuters. Sat Feb 21, 2009. David Randall and Jane Merrick, “Brown flies to meet President Obama for economy crisis talks”, The Independent , Sunday, 22 February 2009.

2) US Economic Report for the President, 2008.

3) En agosto de 2007 la capitalización de las bolsas chinas superaba el valor del Producto Bruto Interno del año 2006. Dong Zhixin, “China stock market capitalization tops GDP”, Chinadaily (aquí).

4) Cotizalia (www.cotizalia.com), 27 febrero 2009, “El PIB de EEUUse hunde un 6,2 %en el cuarto trimestre”. 5) BBC News, 25-2-2009, Japan exports drop 45 % to new low.

6) “China’s export down 17.5% in January”, Xinhua, 2009-02-11.

7) Jorge Beinstein, El hundimiento del centro del mundo. Estados Unidos entre la recesión y el colapso. Rebelión, 8-5-2008 (aquí).

9) Michael Klare, A planet at the brink?, Asia times, 28 de febrero de 2009.

* Economista argentino, profesor de la Universidad de Buenos Aires.
En Mapocho Press (http://mapochopressmapochoprensa.blogspot.com), que cita como fuentes: Prensa de Frente y Carta Maior

También podría gustarte
4 Comentarios
  1. oscar dice

    Hace tiempo comenté:El Capitalismo se fagocitará a sí mismo, es nuestra naturaleza, imprevisible, vanal, superficial, aquellos que detentan el poder
    están inmersos en esa «insoportable levedad
    del ser», los gobernados, todos nosotros no
    sabemos qué hacer con nuestras vidas acomo-
    dadas o míseras, da igual,ya es hora que comencemos a ver un algo más, un destino más ennoblecido, vislumbro dolor,terribles días, pero deberemos ser gladiadores y salir de la sombra,ni siquiera pienso en mí, pienso en todos nuestros hijos de ésta tierra, nuestra tierra arrasada por los ególatras, es momento…es hora de exigir gritar, reveer todo…¡es hora señores!, ojalá triunfe la razón humana.

  2. Linda Berrón dice

    La imagen al inicio del articulo, de los edificios implosionando –recuerdo ademas del 11-S– es mas que premonitoria. Siguiendo con la metafora, cuanto mas lejos estemos de ese epicentro, mejor. Cuanto antes cambiemos el modelo arquitectonico y preparemos casas a la medida de lo humano, mejor. Cuanto antes empecemos a crear nuevas relaciones sociales basadas en la solidaridad y el respeto al medio ambiente, mejor.
    ¿Como empezamos este proceso, ya, con quien?

  3. Juan Carlos dice

    Siempre he pensado que el Neoliberalismo, versión corregida y aumentada del capitalismo, lleva en sí mismo el gérmen de su destrucción. No puede ser de otra forma en un modelo basado en la codicia, que en lugar de distribuir riquezas (supuesta base de la economía), reparte pobreza.
    Es un enfermo terminal y lo preocupante es que no se ve con qué se reemplazará, pero soy optimista. Nada puede ser peor

  4. Ernesto Carmona dice

    Este artículo resulta muy esclarecedor por su profundidad y lenguaje sencillo. Además, está escrito por un economista que no está coludido ni al servicio del llamado «mercado», quienes a menudo distorsionan la realidad para acomodarla a los intereses del gran capital y, de paso, inyectar la droga de un falso optimismo sobre un pretendido «mal pasajero» y, a la vez, lavarle el cerebro a la gente que ya está bastante desesperada por sus deudas y por la fatídica pérdida de sus fondos de pensión.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.