SOCIEDAD, INTERNET Y LA OTRA PRENSA, EL BLOG

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Al comienzo de la era digital –cuando la internet dejaba recién de ser un elemento más, y secreto, de los juegos de guerra para convertirse en una red restringida a organizaciones del gobierno estadounidense y de otros pocos países, centros de investigación y núcleos académicos– la irrupción del ordenador Lisa y luego de los primeros Macintosh permitió entrever el sueño de la comunicación planetaria horizontal.

La inevitable extensión y apertura de los protocolos de la comunicación entre computadoras a lo largo de la segunda mitad de la década de 1981/90 y la lenta adopción de los estándares de facilidad de uso fijados por el sistema operativo de Aplpe Computer por parte de Microsoft Corporation –el sistema Windwos («ventanas»)–, con el que venían equipados más del 92% de los ordenadores personales («clones IBM») impulsó, también gracias a la baja de los costos de conexión a la red, de manera exponencial el número de internautas.

Nació, así, la primera comunidad global multiétnica, pluricultural y reconocible sólo por su diversidad. Como siempre ha ocurrido en las formaciones sociales establecidas, detrás de los gobiernos bregaron por un sitio y el control del nuevo medio las grandes corporaciones, las mafias, los emprendedores comerciales y, al final, las personas individuales.

fotoEl mundo-red, todos en el margen

No se piense en la internet, sin embargo, como un espacio abierto, por lo menos no todavía. Razones principalmente económicas, pero también culturales y políticas frenan su apertura. Con un dólar estadounidense al día como renta, y analfabeta, sin servicios básicos de telefonía, satelitales y líneas eléctricas, enferma y súper explotada un tercio de la Humanidad jamás accederá al universo virtual.

No obstante, con la internet en pleno proceso de crecimiento –en la actualidad el acceso gratuito a red está disponible en un número creciente de escuelas, bibliotecas, universidades, etc…– comenzó la batalla por cautelar la libertad de expresión y, en forma paralela, proteger a la niñez y adolescencia de sus contenidos. El comercio se había apoderado de gran parte de la «geografía» y paisaje de la web. Y el comercio más exitoso es todavía el sexual. Pero no es el uso obsceno de la sexualidad humana lo que más se pretende controlar. Al fin y al cabo si todo es mercancía, basta con regularlo.

Los gobiernos de Estados Unidos, dueño de la mayor parte de los nodos de acceso –los «caminos» de la internet– y de otros Estados pronto observaron a través de sus aparatos de seguridad que el cruce de mensajes, la emisión de ideas protestatarias –léase «subversivas»–, debía ser acotada. Desde la revuelta de Seattle, aunque las cosas habían comenzado mucho antes, se hizo evidente que la web era «peligrosa», entre otras cosas porque la comunicación horizontal, sin trabas ni cortapisas –es decir democrática– cuestionaba, o podía cuestionar, al binomio del poder: corporaciones+Estados.

Como la imprenta a partir de fines del XVIII –cuando las necesidades de la industrialización y urbanización obligaron a extender la enseñanza elemental– internet juega un rol en la concienciación ciudadana sobre los partidos políticos, transformados en su gran mayoría en meros apéndices del sistema. No es producto del azar que en los últimos 15 o 20 años el veloz intercambio de información tenga como correlato el aumento de las formas de auto organización ciudadana.

La prensa gorda, sorda y engrillada

El sistema responde con la entrega de más asientos en las cúpulas dirigentes a los medios de comunicación. La prensa independiente entra en crisis y objetivamente ya no es posible hablar sino de una prensa corporativa aliada a las elites políticas o convertida en sus chantajistas. La información deja de buscar hechos socialmente relevantes para publicar o emitir boletines domesticadores de la otrora llamada opinión pública. Pasa en Europa, en Asia, en América.

Horas de programación diaria en radios y estaciones de televisión y miles de árboles hechos pulpa de papel son puestas al servicio de la gran tarea de estupidización de «la gente». So pretexto de la actividad antidemocrática, primero, terrorista en la actualidad, son espiados los correos electrónicos, las páginas-web, los portales de internet. Millones se gastan en el desarrollo y operación de esos sistemas de espionaje. Muchos sitios de protesta –y aun meramente de difusión cultural– sufren «caídas», los servidores que los alojan (grandes discos rígidos en sistemas de ordenadores) rescinden los contratos, etc…

Se produce otro punto de inflexión luego de la invasión a Afganistán, secuela de los horrorosos y nunca debidamente aclarados atentados en el territorio de EEUU, el 11/S, y el dominio completo de la comunicación social por parte de los Estados apéndice de las corporaciones transnacionales se cierra cuando los primeros proyectiles caen sobre Bagdad.

El ingenio, la libertad, el blog

fotoSólo que el animal humano está hecho de material infinitamente variable. Convertida la prensa en un sistema de comunicación unidireccional, nace el blog. ¿Qué es un blog? Una suerte de bitácora, un miniperiódico digital habitualmente individual donde las personas «cuelgan» lo que les parece sobre los asuntos que le interesan a la espera de que quienes accedan a él lo «retroalimente» con sus opiniones, comentarios, fotos, vídeos, etc…

El resultado ha sido la aparición de miles de grupos y subgrupos interconectados por los que circulan los materiales más diversos, desde la vida de actrices y actores o cantantes archiconocidos, hasta artículos de crítica literaria, política, social, divulgación científica, etc…

A mediados de 2005 la prensa tradicional comenzó a sentir el peso de los blogs en la vida social. Curiosamente blog tiene una pronunciación parecida a block, que es bloquear. El blog, pues, bloquea –o por lo menos da guerra– a los contenidos espúreos de aquella. Muchas organizaciones sociales ofrecen gratis las herramientas para el diseño de un blog.

Como la libertad, la democracia no se recibe: se gana. Hasta hace unos días se calculaba –informó Periodista Digital (www.periodista digital.com) sobre la existencia de unos ocho millones de blogueros. Se lee:

«Internet ha dado voz a los ciudadanos de a pie; a los que hasta hace muy poco tenían que conformarse con leer, escuchar o ver lo que consideraban noticia los directores de periódico, los dueños de las cadenas de televisión o los jerarcas de la radio.

«Technorati, la herramienta más especializada en el seguimiento de lo que se ha dado en llamar la blogósfera, calcula que hay ya más de ocho millones de blogueros en el Planeta Tierra y que aproximadamente el 12% de los usuarios de Internet los consulta habitualmente».

«Escuchar y monitorizar la blogosfera se ha convertido en una auténtica necesidad».

Cierra Manuel Luche en el Periodista Digital: «Es sorprendente ver cuántas historias mueren en las portadas de los grandes diarios de papel, sin que la gente llegue a enterarse realmente de lo que ocurrió o se esconde detrás. Eso rara vez ocurre en la blogosfera, cuya persistencia colectiva en el seguimiento de las historias es más que notable.

Sería excesivo afirmar que los blogs se han convertido en el quinto poder. Simplemente, están contribuyendo a cambiar el cuarto… y para bien».

Así sea.

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