También en el fútbol el poder arrasa

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Wilson Tapia Villalobos.*

Para los que aún tenían dudas, yo espero que les haya quedado claro. El poder y la democracia son cosas diferentes. Ésta es un camino del que se puede servir aquel. Igual como utilizaría otros, casi todos camuflados para ocultarse y embaucar a los incautos que son los que le permiten ser ejercido de manera discrecional. Lo que acaba de pasar en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) es una muestra más. Y no es algo nuevo.

Es lo que tenía que llegar de la mano de las sociedades anónimas que se enseñorean hoy en los clubes de fútbol. Pero, claro, esta vez tuvo más repercusiones. Finalmente, en la elección del presidente de la ANFP estaba en juego un personaje carismático. El entrenador de la selección nacional, Marcelo Bielsa, cuenta con apoyo abrumador entre los hinchas. Y su permanencia en ese cargo dependía de que los comicios los ganara Harold Mayne Nichols.

Y éste perdió ante el empresario español Jorge Segovia, actual dueño de los Colegios y la Universidad Internacional SEK (San Estanislao de Koska) y de la Club de Fútbol Unión Española (UE).

El tema ha superado las fronteras nacionales. La extensa conferencia de prensa que ofreció Bielsa la noche del miércoles, golpeó en las redacciones de diversos medios internacionales. Aparte del reconocimiento con que cuenta el técnico a nivel global, abordó temas que van mucho más allá de lo meramente futbolístico.

Apuntó directamente al campo de los valores. Y dejó al descubierto una situación que la sociedad chilena ha soslayado reiteradamente. El tratamiento que le da el poder económico a la gente ha transformado a ésta de ciudadano en mero consumidor. De allí que no cuenta con voz para hacer escuchar sus opiniones en cuestiones que le atañen directamente.

La idea que impulsaba Mayne Nichols iba bastante más allá de lo que los empresarios podían permitir. Aspiraba a transformar el lucrativo Canal del Fútbol (CDF) en una herramienta para desarrollar el deporte. Y eso atentaba contra el poder de los más fuertes. Entre ellos los tres clubes grandes de la liga chilena: Colo Colo, Universidad de Chile y Universidad Católica, todos propulsores de la candidatura de Segovia.

Además, existe el convencimiento de que detrás de esta postulación estaba la mano del gobierno. El presidente Piñera es accionista de Colo Colo. Tal vez por eso, el ministro de Interior, Rodrigo Hinzpeter, se sintió en la necesidad de descalificar a Bielsa, acusándolo de intervencionismo por la conferencia que ofreció el miércoles. Curioso que el jefe del Gabinete se preocupe de problemas futboleros.

El episodio ha dejado varios sabores amargos. El más tangible es la partida de Bielsa. Pero hay otros. La caída del fútbol en las manos de quienes manejan el poder económico ha significado cambios relevantes. Las entradas impiden hoy que sea un espectáculo masivo y popular. Los estadios de Colo Colo y Universidad Católica ya comienzan a mostrar efectos sociales discriminatorios.

En el del primero, las galerías se achican para dar paso a nuevas aposentadurías VIP. Y lo que era el alero de un club popular se ha transformado en un sitio en el que personajes adinerados van a cuidar su inversión. En el recinto católico, los partidos de alta convocatoria nunca se han podido realizar. En ambas instituciones, la explicación es que las medidas se adoptan para evitar desmanes.

Tal vez, con esto el fútbol finalmente sólo pueda verse por la TV. El negocio seguirá pingüe, pero la pasión habrá sido envasada. Tal como el poder necesita que la ciudadanía se encuentre: sometida por el miedo y con espacio restringido para manifestarse.

Es como para creer en la eficiencia del “Hazlo a la chilena”.

* Periodista.

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