Tiembla en el patio trasero

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No es bueno andar viendo conspiraciones detrás de cada acontecimiento relevante. Tampoco es recomendable creer que el mundo está bien, porque uno ya se acostumbró. Es recomendable algo de equilibrio… Pero en los alrededores están ocurriendo cosas.| WILSON TAPIA VILLALOBOS.*

 

Lo del presidente Fernando Lugo, en Paraguay, es algo que no debe pasar sin más al resumidero de las noticias habituales. Tampoco puede mirarse por sobre el hombro lo que sucede en Bolivia y las presiones contra Evo Morales. La arremetida constante de los medios de comunicación sobre el presidente ecuatoriano Rafael Correa no es algo baladí. Ni menos el ambiente mezcla de histeria femenina y desubicación política que se intenta crear alrededor de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández.

 

Tampoco se debe dejar de lado la ya majadera campaña contra el presidente venezolano Hugo Chávez. Y ahora el presidente José Mujica se ha transformado en una especie de anatema por su propuesta de legalizar la marihuana en Uruguay. En América del Sur sólo se salvan de las presiones mediáticas y reales gobiernos de derecha como el de Chile o el de Colombia. Perú no da que hablar porque el presidente Ollanta Humala está haciendo su propio mea culpa que lo lleva a bajar en las encuestas internas, pero lo eleva en la consideración del poder central.

 

Y en cuanto a Brasil, es caso aparte por su tamaño y peso específico. Pero si empieza a presionar ciertos resortes, también caerá en esta ola de descrédito.

 

De América Central y del Caribe habrá que preocuparse en otra oportunidad, aunque es posible que Nicaragua empiece a ser noticia más escandalosa dentro de poco. Cuba, es una exclusión que ya ha entrado en la bochornosa configuración genética de la región. Su respuesta ha sido, a lo menos, sorprendente: de revolucionaria a dinástica.

 

Cuando uno mira esta realidad, la tentación de recurrir a la explicación de las conspiraciones pesa. No puede ser casual que los gobiernos que ante las demandas de sus pueblos intentan dar una respuesta algo distinta a las que aconseja el neoliberalismo, sean los que enfrentan los problemas más serios. Desde derrocamientos, como en el caso de Paraguay, hasta destrucción de la imagen a nivel local e internacional.

 

Y si eso se une a los acomodos estratégicos realizados por Estados Unidos en la zona, aumenta la posibilidad de que nada sea obra del azar. La presencia de instructores militares norteamericanos en Concón, es una pista. ¿Para qué están siendo preparados los carabineros chilenos? Porque los militares, marinos y aviadores son entrenados desde hace mucho en academias del Norte. ¿Por qué se estableció una base militar estadounidense en Paraguay?

 

Parece claro que quienes detentan el poder real están inquietos. Finalmente, Bertolt Brecht (1898-1956) podía tener razón cuando decía: “Las revoluciones se producen en los callejones sin salida”. Y precavidos, esperan instalar los recaudos represivos antes de que se llegue al punto ciego. El patio trasero será patio trasero, pero forma parte del convulsionado mundo actual. Y la falta de salida se debe a las continuas crisis a que ha llegado el sistema.

 

Finalmente, todo es cuestión de manejo de poder
En el nivel mundial, los ojos están puestos en Siria, como ayer lo estaban en Libia. Y, casi con certeza, se llegará a la misma solución que se le impuso al país africano. En esta oportunidad nuevamente será la OTAN la que tome cartas en el asunto, en defensa de Turquía. La justificación, el derribo de un avión de guerra turco que volaba en espacio sirio. Pero ese es el detalle. Lo que quedará para la historia —que escribirán los vencedores— es que las fuerzas internacionales de paz lograron imponer la democracia pese a la malévola resistencia del “tirano” Bashar Al Assad.

 

En estos días convulsos, las imágenes de los movimientos estratégicos más o menos subrepticios dan para pasarse películas. Finalmente, éstas siempre terminan teniendo algo de verdad. Sobre todo si se trata de cintas de anticipación. Y por eso es conveniente tratar de explicarse las acciones nacionales o internacionales relacionándolas con la política, chica y grande.

 

Porque nuevamente Brecht parece tener razón cuando afirma:
“El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los porotos, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

 

En el patio trasero está temblando y hay que mirar con cuidado para no equivocarse. Los estudiantes lo están haciendo y por eso son sometidos al descrédito que aporta la violencia. Pero hasta ahora no se han equivocado y la represión lo único que hace es acercar el punto ciego del callejón sin salida.

 

Es lamentable que un dramaturgo alemán del siglo pasado sea capaz de leer la realidad mejor que nuestros políticos.
——
* Periodista.

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