Una igualdad sexual tóxica

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Nieves y Miró Fuenzalida.

Desde el inicio de la centuria, la televisión, el Internet y los periódicos, nos han inundado con imágenes e historias chocantes de jóvenes mujeres matando en los bordes de Palestina e Israel y torturando en las prisiones de Abu Ghraib y Guantánamo.Según la literatura psicoanalítica el flujo menstrual es percibido por el hombre patriarcal como una amenaza porque, al representar el poder creativo de la mujer, provoca intenso temor. 

Si el feminismo se ha esforzado tanto por lograr la igualdad sexual, hoy, finalmente, la ha logrado en los campos de batalla. Sólo que no es, exactamente, la igualdad que imaginaba. Las imágenes de los ataques suicidas de mujeres palestinas y estadounidenses torturando y matando horrorizan y fascinan y son estas imágenes las que han reabierto una vez más el debate de la igualdad de los sexos.

Las acciones militares en el Medio Oriente, sin lugar a dudas, han colocado a la mujer en el centro de la retórica bélica al describirlas como heroínas, chivos expiatorios, víctimas, torturadoras, oprimidas o vengadoras. Aquí uno podría decir que la lucha feminista no es sólo ideológica, sino también material.

Las mujeres que han luchado por liberarse de las viejas restricciones que las definen puramente en términos de procreación biológica quieren discursos que les proporcionen nuevas justificaciones que vayan más allá de la procreación. Discursos que promuevan el paso de lo biológico a lo biográfico. El lugar que la retórica bélica les asigna hoy día no es lo que tenían en mente.


  * Escritores y docentes. Residen en Canadá.

En htpp://mediaisla.net

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