¿Una nueva era Bush o la era de la presión popular?

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La propia naturaleza del movimiento Ocupemos Wall Street cuestiona la postura habitual de los predecibles y anquilosados comentaristas de los medios masivos. Para ellos todo se trata de las diferencias entre republicanos y demócratas, diferencias que a los manifestantes les cuesta ver. Quienes participan de las protestas, ven a ambos partidos a merced de Wall Street. Richard Haass, presidente del Consejo sobre Relaciones Exteriores, una organización ligada al establishment, dijo acerca de los manifestantes “No son serios”. Se preguntó por qué no hablan de derechos. Quizá es porque, para el 99 por ciento, el problema no son la Seguridad Social y Medicare, sino la creciente desigualdad: actualmente, los 400 estadounidenses más ricos tienen más riqueza que todos los otros estadounidenses tomados en su conjunto. Y también está el enorme costo y las secuelas de la guerra, fundamentalmente la cantidad de vidas que se perdieron, pero también las vidas que fueron destruidas en ambos bandos.

Es por eso que José Vázquez, director ejecutivo de Veteranos de Irak contra la Guerra, estuvo en el acampe de la campaña Ocupemos Wall Street el lunes por la noche. “No es ninguna novedad que muchos veteranos estén desempleados, no tengan hogar y sufran muchos otros problemas vinculados a la economía. Mucha gente fue enviada al frente de batalla varias veces y todavía tienen problemas vinculados con eso. Conocí a muchos veteranos de guerra que vinieron aquí. De hecho, acabo de conocer a un soldado que está actualmente en actividad y pidió licencia para venir a Ocupemos Wall Street”.

La histórica victoria de Barack Obama se logró gracias a la participación de millones de personas de todo el espectro político. Durante los años de gobierno de Bush la gente sentía que se daba la cabeza contra una pared. Tras las elecciones, la pared se convirtió en una puerta que apenas se abrió. La pregunta es, ¿se abrirá completamente de una patada o se cerrará de un portazo? No depende de una sola persona.

Obama pasó de ser jefe comunitario a comandante en jefe. Cuando las fuerzas acostumbradas a tener toda la atención de la persona más poderosa de la tierra le susurran sus exigencias al oído en la Oficina Oval, el presidente debe ver que hay una fuerza más poderosa del otro lado de la ventana, aunque no le guste, y decirse “Si hago esto, harán la revolución”. Si no hay nadie ahí afuera, estamos en graves problemas.
 

*Presentadora de Democrcy Now!

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