Uruguay: Battle y su última andanada contra el MERCOSUR

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Estados Unidos y Uruguay acordaron en Wáshington, el martes siete de setiembre, un tratado bilateral sobre inversiones que podría convertirse en un paso importante del camino hacia un acuerdo general de libre comercio (TLC) que, ademas, apunta por parte de la Casa Blanca a torpedear el MERCOSUR, debilitado tanto por la oposición de algunos sectores de los países miembros -como en Paraguay- como por la política de negocios asumida por el gobierno chileno; Chile es asociado, junto con Bolivia y Venezuela, al pacto regional.

El acuerdo se alcanzó con celeridad. Recién en noviembre de 2003 se comunicó formalmente que comenzarían las negociaciones. Una de las entidades en difundir que EEUU y Uruguay «Anuncian tratado bilateral sobre inversiones.
Funcionarios dicen negociación comenzará a principios 2004», fue la embajada estadounidense en Caracas, que por entonces -y probablemente aun lo sea- se había constituído en el principal mentor de la inepta oposición ultraderechista al gobierno de Chávez. El anuncio completo puede leeese en: http://embajadausa.org.ve/wwwh253.html.

Objetivo: destruir al MERCOSUR

Dijo Zoellick, en nombre del departamento de Comercio de EEUU luego de la firma: «Este acuerdo permitirá profundizar nuestras relaciones económicas con Uruguay y fortalecer la protección de los inversores norteamericanos (y) marca otro importante paso adelante en el trabajo del presidente Bush hacia la construcción de fuertes relaciones económicas entre los Estados Unidos y América Latina».

Según la agencia italiana de noticias ANSA, el ministro Alfie manifestó por su parte que Uruguay hubiera «preferido» que el tratado se negociara a nivel del MERCOSUR, pero señaló que Uruguay ‘no se puede permitir el lujo de perder tiempo y no avanzar en el único rumbo que le posibilita su crecimiento’, que es el de las inversiones externas y las exportaciones».

Si se toma en cuenta que los tratados de inversiones y de comercio impulsados por EEUU tienen como uno de sus objetivos primordiales la protección de los intereses de las empresas con sede en su territorio -por lo que abarcan áreas como adecuar las normas de protección ambiental, retorno de inversiones y utilidades y otras de los países «asociados»- no se tiene claro cuál es la ganancia de Uruguay con este tratado. En especial si los economistas -ni de la región ni de EEUU – pueden dilucidar qué inversiones podría realizar el capital de Uruguay en el territorio de su nuevo socio.

De acuerdo con los analistas EEUU busca a través de pactos bilaterales romper en América del Sur el cerco puesto por Brasil y la Argentina al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que no consulta los intereses inmediatos ni futuros de la región. Probablemente la firma del tratado se convierta en un «chaleco de hierro» para la economía uruguaya en los próximos años.

El área de influencia del MERCOSUR en América de Sur no es desdeñable -más allá de sus tropiezos y eventuales desacuerdos en asuntos específicos, en parte debido a la asimetría de las economías que lo componen- y va más allá de su importancia como mercado destino de las exportaciones estadounidenses. La proyección estratégica centra la mirada en sus recursos naturales, de los cuaés no son la biodiversidad de Amazonia, los recursos hídricos y la potencialidad de la Patagonia los menos importantes.

Uruguay y los negocios

La República Oriental, piensan en EEUU, está decidida a «hacer nogocios». Por tanto Battle dejará a su sucesor la ventaja de considerar inversiones legítimas estadounidenses -y por consiguiente protegidas- tanto la especulación financiera -los capitales golondrina-, las patentes farmoquímicas de sus laboratorios e incluso los derechos de propiedad intelectual sobre múltiples materias susceptibles de comerciar.

Indica un análisis de Radio Mundo Real que el contenido de este acuerdo es desconocido por los parlamentarios uruguayos y por la sociedad en su conjunto, que se verá ciertamente afectada por sus disposiciones, tanto como se verá afectado cualquiera que sea el gobierno que asuma tras las elecciones del 31 de Octubre.

«De acuerdo a informaciones que han llegado a Uruguay a través de organizaciones norteamericanas que se oponen a las políticas neoliberales de Bush, existe la posibilidad de que se alcancen los votos necesarios en el congreso norteamericano para impedir la ratificación de este acuerdo, que necesita un respaldo de 2/3 de los congresistas para entrar en vigencia.

«El acuerdo alcanzado se enmarca en la clara política pro-Bush que ha caracterizado a la administración del presidente Jorge Batlle, quien ha sido un fiel impulsor de diferentes propuestas emanadas de la Casa Blanca». (La información puede encontrarse en:www.radiomundoreal.fm/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=2988&mode=thread&order=0&thold=0).

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