Venezuela, América. – QUÉ HA CAMBIADO EN EL MAPA POLÍTICO

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En realidad lo que cambió el referéndum venezolano es la mirada del que observa el panorama de las luchas sociales en América; las luchas continuarán, el hambre seguirá, seguirán los bajos sueldos, la cesantía no dejará de morder ni mejorará el estado del ambiente natural. Podría anotarse que las luchas serán más crueles, que el enemigo se sentirá fortalecido y que su disfraz se apreciará más transparente.

Consignó sobre el referéndum en Venezuela Alan Wood, analista de las filas del marxismo en El Militante: «La oposición ha conseguido sólo 100.000 votos más, pero Chávez ha perdido 2.8 millones de votos. Estos votos no fueron a la oposición sino a la abstención. Este hecho significa que el apoyo a la contrarrevolución no ha aumentado de manera significativa desde su punto más alto de hace un año».

Y más adelante:
«Varios factores han contribuido a este resultado. La burguesía tiene en sus manos instrumentos poderosos para moldear a la opinión pública. Organizaron una movilización absoluta de los medios de comunicación reaccionarios para realizar una campaña histérica de mentiras y calumnias contra Chávez, la revolución y el socialismo. Esta campaña alarmista sin duda tuvo un efecto en los sectores más atrasados de la población».

En esta misma edición de Piel de Leopardo el articulista bolivariano JotaDoble Ve señala que entre las razones de la derrota se contaban el triunfalismo y la soberbia.

No caben dudas, tampoco, de que la campaña mendaz de la Conferencia episcopal y de la prensa opositora dieron algún resultado, en especial –como lo hicieron en Chile en 1970– al afirmar que se prohibiría la demostración de fe religiosa o que los niños iban a ser quitados a sus familias.

Desde luego que la conducción del proceso bolivariano deberá analizar en profundidad su rol en el fracaso del plebiscito y exorcizar los demonios de la corrupción dentro y fuera de los organismos del Estado.

La revolución es un asunto serio

El asunto es que un proceso revolucionario –guste o no– se rige por leyes y dinámica por completo ajenas a la cultura que pretende suplantar. Lo señala Wood en el artículo mencionado:

«El problema no es que la revolución haya limitado los derechos democráticos de la oposición o pisoteado la «libertad de prensa». El problema es que la revolución ha sido demasiado generosa con sus oponentes, excesivamente tolerante, muy paciente, demasiado caballerosa. Ha dejado demasiado poder en manos de la oligarquía y de sus agentes. Ha puesto un arma en sus manos que están utilizando de modo muy efectivo para sabotear la revolución, descarrilarla y por último destruirla».

La revolución no es una definición académica ni una expresión de oratoria, es lo que sucede a una declaración de guerra abierta en un proceso social cuyas contradicciones no pueden ser resueltas de otro modo.

Anota Alan Wood:
«A pesar de las reformas del gobierno, que sin duda han ayudado a los pobres y desfavorecidos, la mayoría aún vive en la pobreza. El problema de los sin techo sigue sin resolverse. El sabotaje de los terratenientes y capitalistas está provocando escasez de productos básicos. Todo esto tiene un efecto sobre la moral de las masas».

Y continúa: «Hay claros síntomas de cansancio. Después de nueve años de agitación, las masas están cansadas de palabras y discursos, desfiles y machas, también de interminables elecciones y referendos. Quieren menos palabras y una acción más decisiva: acción contra los terratenientes y capitalistas, acción contra los gobernadores y funcionarios corruptos».

Para decir:
«Los burócratas de nuevo demostraron su total incapacidad para organizar una campaña de masas seria. No consiguieron responder a las mentiras de la oposición. No fueron capaces de explicar los muchos puntos de la reforma constitucional que habrían beneficiado a la clase obrera, como la jornada laboral de 36 horas semanales ¿Cómo lo iban a hacer cuando ellos mismos se oponen a este tipo de medidas socialistas? Este sabotaje por parte de la quinta columna es bien conocido por la base del movimiento, también por sus enemigos».

Y cerrar:
«El nivel de abstención que ha permitido la victoria estrecha de la oposición es una advertencia. Las masas exigen una acción decisiva y no palabras. Puede que esta derrota tenga el efecto contrario, puede elevar las masas a niveles nuevos de lucha revolucionaria. Marx dijo que la revolución necesita el látigo de la contrarrevolución, y lo hemos visto en más de una ocasión durante estos últimos nueve años en Venezuela».

Lo señalado en el campo interno.

La bondad exterior

Y malas noticias se confirman en el terreno extra nacional. Por ejemplo, el primero de diciembre de este 2007 el diario estadounidense The Wáshington Post describía la ayuda de USAID al financiamiento de los estudiantes universitarios opositores. Acaso uno de ellos sea Yon Goicochea (foto de apertura), el líder emergente de la oposición al gobierno venezolano.

En un artículo que puede leerse, en inglés, aquí Juan Forero, tras caracterizar a esos estudiantes como integrantes de una elite universitaria –menciona a la católica Universidad Andrés Bello de Caracas– señala que han recibido en el último tiempo US$ 216.000 de la USAID (U.S. Agency for International Development, Agencia estadounidense para el desarrollo internacional).

Esos fondos fueron entregados –según documentos oficiales del gobierno de EEUU– a grupos estudiantiles no identificados para «resolver conflictos», «promover la democracia» y otras razones.

La periodista Rosa Miriam Elizalde, en Cubadebate –artículo recogido por www.rebelión.org– señala que el diario estadounidense
«Tuvo acceso a (…) decenas de documentos a través de una petición amparada en el Acta para la libertad de información (FOIA), que muestran que la USAID ha entregado 216 000 dólares desde 2003 a grupos anónimos de estudiantes en varias universidades…»

Y amplía:
«Contactado vía correo electrónico, Jeremy Bigwood confirmó que ‘estos documentos muestran que desde el golpe contra Chávez en el 2002 hasta ahora, la administración estadounidense, y la USAID en particular, han visto las universidades como plataformas políticas para monitorear y organizar a una oposición estudiantil contra el gobierno venezolano’”.

Apunta pocas líneas después Elizalde:
«Si se compara con otros recursos que ha otorgado la OTI (otra oficina gubernamental estadounidense con presencia en Venezuela) –al menos los que han logrado conocerse públicamente-, este dinero para los estudiantes es poco (…) una parte muy pequeña de los US$ 26 millones que la OTI ha gastado en Venezuela entre el 2002 y el 2006.

Se habla de documentos oficiales. Es difícil. entonces, comprender los contubernios y fornicaciones entre aquellos que se precian de demócratas convencidos y patriotas y los que no importa cuan indignamente estiran la zarpa pedigüeña a la Casa Blanca, tantro para financiar el embate contra su país como para quedarse con algunos vueltos en el bolsillo.

Esto ocurre en Venezuela, en esta misma edición se habla de Bolivia, donde ocurre lo mismo, sucede en Ecuador y pasó en Chile entre 1969 y 1973: generosas «donaciones» a la democracia cristiana, al sindicato de dueños de camiones, a la prensa «libre».

Y pasa en otros países. En estas condiciones, ¿hablamos de decencia, democracia y de autodeterminación?

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