Venezuela: Colombia y las bases: es urgente el debate y la claridad

1.084

Néstor Francia.*

Venezuela dispuesta a debatir donde sea. A la palestra el fantasma CAP, con Santos son de la misma manada. Surgen tres posiciones en el escenario latinoamericano. Nuestro camino es el de la radicalidad y la verticalidad frente al imperio y el discurso hipócrita gringo-colombiano. En Honduras, Micheletti y su teatro de pantomimas. Estados Unidos nos seguirá dividiendo bajo la política de “Obama el Bueno”, pero la resistencia hondureña no se chupa el dedo.

El gobierno venezolano ha mostrado su disposición a debatir en cualquier instancia el tema de las bases militares gringas en Colombia. Es lo correcto, debemos aprovechar los foros internacionales para seguir forzando la definición de posiciones en el mundo ante las políticas belicistas y colonizadoras del imperio. La oposición uribista venezolana está celebrando, por su parte, la postergación de la votación definitiva sobre el ingreso de Venezuela al Mercosur, prevista inicialmente para hoy, debido al “clima” creado por el llamamiento que Chávez hizo el domingo a sus compatriotas, civiles y militares, para que estén preparados para la guerra.

Hasta Carlos Andrés Pérez apareció ayer, cual fantasma impenitente, para pronunciarse en torno al asunto, afirmando cínicamente que es correcto el argumento de que las bases militares estadounidenses en Colombia representan un peligro para Venezuela, pero la amenaza no es para el pueblo venezolano “sino para el régimen del señor Chávez cuya cooperación con los narcoterroristas de las FARC es bien conocida y que se vería ahora limitada o impedida”.

CAP coincide, por supuesto, con el ex ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, quien pidió este martes “cerrar filas” alrededor del presidente Alvaro Uribe, luego del llamado de Chávez: “En estos momentos difíciles lo urgente para la patria es cerrar filas alrededor del presidente Uribe y ofrecerle nuestro incondicional respaldo a su política exterior y a su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico”.

No tiene nada de raro que la derecha, las oligarquías, las fuerzas imperiales asuman posición común contra Chávez y contra el derecho de Venezuela a defenderse de las amenazas y agresiones: en la gran batalla contemporánea de la humanidad contra el imperialismo es inevitable que los campos se vayan definiendo cada vez con mayor nitidez. En este sentido es importante evaluar las posiciones que están sobre el tablero latinoamericano.

El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, expresó el pasado lunes su temor por lo que pueda ocurrir en el futuro tras la instalación de las bases estadounidenses en Colombia y dijo que Latinoamérica debe prepararse ante una eventual invasión, acompañando así la declaración de Chávez: “La presencia norteamericana en Colombia es una invasión al continente. Se trata de una presencia militar sin ningún tipo de restricciones ni de control. Eso como boliviano me da miedo, pero a la vez, como gobernante, sabremos prepararnos, tenemos que prepararnos frente a la implicancia de una invasión militar norteamericana al continente”.

Entretanto, el titular del Consejo de Defensa de Unasur y Ministro de Defensa de Ecuador, Javier Ponce, se pronunció de igual forma: “Hay que insistir en eso, debido a que nos preocupa muchísimo el documento de la Fuerza Aérea de EEUU, que considera conveniente el uso de bases colombianas cuando en la región hay narcotráfico, terrorismo y gobiernos anti-estadounidenses”, mientras que el presidente del Parlamento Andino, Fausto Lupera, llamó hoy “a la sensatez” a los “alborotadores” de “la guerra andina”, y expresó su “categórico rechazo a estas pretensiones belicistas del Gobierno, más no del pueblo venezolano”.

En torno a todo esto, se puede ver la existencia de tres posiciones fundamentales en América Latina:

– La de la dignidad y la independencia, de la cual son expresión los países del ALBA, en oposición frontal a las intenciones imperiales con la bases.
– La posición pro-imperialista y entreguista de la caterva neoliberal del continente, partidarios de la intervención y del dominio por parte del Imperio.
– Una tercera postura “intermedia”, que no es inocente, por supuesto, y que trata de marcar distancia con las otras dos y mostrarse impoluta y conciliadora, es básicamente la posición de los socialdemócratas como Lula e Insulza, por ejemplo.

Nosotros no tenemos otro camino que mantener nuestra actitud radical, vertical, diciendo las verdades, al tiempo que sí, por supuesto, nos preparamos para la guerra. Es la justa posición de nuestro Gobierno y debemos apoyarla sin ambigüedades de ningún tipo.

Por su parte, la diplomacia gringo-colombiana sigue con su discurso hipócrita que pretende confundir a los pueblos y explotar las posiciones débiles que pululan en la arena internacional. Según el canciller colombiano Jaime Bermúdez, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha llamado “varias veces” a Chávez y él mismo ha hecho lo propio con el canciller venezolano, Nicolás Maduro: “No hemos tenido respuesta, pero nosotros creemos que cuando hay dificultades, lo que hay que hacer es profundizar las relaciones, no romperlas”.

Su amo yanqui, principal responsable y auspiciante de las tensiones, le toma la palabra al guabinoso Lula Da Silva y afirma, a través del portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley : “Estamos ciertamente al tanto de las recientes tensiones en la frontera colombo-venezolana. Por supuesto no creo que eso tenga que ver con EE.UU., pero desde luego alentaríamos el diálogo entre Venezuela y Colombia y una solución pacífica a la situación fronteriza”.

Es la lucha entre impostores y auténticos, entre hipócritas y honestos, entre fariseos y libertarios, entre reaccionarios y progresistas, entre capitalistas y socialistas. Es la lucha de la hora. Con razón Chávez afirmó ayer: “Ahora me acusan a mí. La capacidad de cinismo no tiene límites. Ahora me llaman guerrerista (…) Me acusan a mí en lugar de acusar a Uribe y a Washington”.

En cuanto a Honduras, Venezuela mantiene la misma actitud de rectitud indoblegable, expresando su reclamo e indignación ante la crisis política de ese hermano país, tal como lo manifestó ayer el Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la OEA, el embajador Roy Chaderton: “Pareciera como si se estuviera preparando el terreno para la inevitabilidad de un resultado electoral que como mal menor algunos están dispuestos a reconocer”.

Entretanto, el gobierno de facto de Roberto Micheletti continúa con su teatro de pantomimas y ahora finge apretar a los suyos. “Con todo respeto pero con energía exigimos al Congreso la toma de la decisión” sobre la restitución, o no, del presidente Zelaya, afirmó Vilma Morales, vocera de la comisión negociadora de Micheletti.

Es posible, inclusive, que los congresistas tengan el tupé de restituir a Zelaya unos días antes de las elecciones para tratar de reforzar la charada dirigida desde Wáshington. En ese sentido, Armida de López Contreras, esposa del canciller del gobierno de facto y dirigente de la Unión Cívica Democrática (UCD), organizadora de las marchas “de blanco” en favor del golpe de Estado dijo estar segura de que la comunidad internacional, tarde o temprano, reconocerá al gobierno surgido de los comicios.

Se lo confirman, según ella,  “señales” como las declaraciones de funcionarios estadounidenses y el anuncio de Colombia de que regresará a su embajadora al país. Como se sabe, el “gobernador” de Colombia Alvaro Uribe, siguiendo instrucciones de sus jefes en la Casa Blanco y el Pentágono, fue el primer país latinoamericano en reubicar su embajador en Tegucigalpa, dando tácito reconocimiento al gobierno golpista.

Viene en torno a Honduras, por supuesto, una pelea internacional fuerte, donde Estados Unidos, tal como hace con el tema de las bases, jugará a la división de los latinoamericanos, para pescar en río revuelto e imponer sus intenciones de dominación: es la política criminal, mucho más peligrosa que la de Bush, que viene adelantando el gobierno de “Obama El Bueno”.

La resistencia hondureña, gracias al cielo, no se está chupando el dedo, y ha acusado al gobierno de Estados Unidos de ser cómplice del gobierno de facto. El Imperio “maniobró para dilatar la crisis y ahora muestra su verdadera intención de validar al régimen golpista”, denunció la resistencia en un comunicado, y además:

“El desconocimiento de la farsa electoral se mantendrá firme aun cuando… fuera restituido en su cargo el presidente Manuel Zelaya, en virtud de que 20 días o menos es un plazo muy corto para desmontar el fraude electoral que se fraguó para asegurar que uno de los representantes de la oligarquía golpista sea impuesto”.

* Analista de asuntos políticos.

 

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.