Venezuela: hora de aceptar los retos

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Néstor Francia.*

Aceptemos el reto de Alvaro Uribe, el imperio está preparado para la guerra, ahora nos toca a nosotros. ¿O acaso son Obama y el Pentágono dos cosas distintas?: “Odio tener la razón” mientras se cumple el Plan B Obama-Clinton.
En casa Chávez llama a la crítica ¿y la autocrítica?

El gobierno de Alvaro Uribe ha expresado en un comunicado su intención de ir a la OEA y a la ONU para denunciar a Venezuela por una supuesta política guerrerista. Hay que tomarles la palabra y aceptar el reto. Denunciar ante el mundo con pelos y señales la entrega de Colombia a los Estados Unidos. Tal como afirmó Fidel Castro en su más recientes Reflexiones, el acuerdo bilateral USA-Colombia equivale a una anexión, a la conversión de Colombia en un territorio de ultramar.

Las razones y los documentos sobran: el propio acuerdo anexionista, el Libro Blanco, el informe oficial de la Fuerzas Aéreas imperiales presentado por Eva Golinger.

El llamado de Chávez a prepararnos para la guerra es más que pertinente. Somos de los que hemos dicho más de una vez que el imperio no se entregará por las buenas, no permitirá mansamente que se le escape el gallinero de su patrio trasero. Ahí está Honduras como ejemplo, ahí está Colombia como testimonio irrefutable.

Al imperialismo no le temblará el pulso para generar un genocidio en América Latina, se ha preparado para ello, es ese el objetivo de las bases militares regadas por el continente y de la IV Flota que infecta nuestros mares ¿Por qué entonces no vamos a prepararnos nosotros para esa guerra anunciada? Aceptemos el reto, vamos a todas las instancias, es la “hora de los hornos” y es necesario desenmascarar de una vez al imperio y a su nuevo jefe, el fariseo hipócrita que se llama Barack Obama

¿Hasta cuando esa división artificial que propone de nuevo, ingenuamente, José Vicente Rangel, entre el gobierno de Obama y el Pentágono? Son una y la misma cosa, basta de engañifas e interpretaciones cándidas, sin ningún sustento histórico.

Oscar Arias es casi un anciano (tal vez el “casi” sobra). A estas alturas de su vida le cuesta aceptar un fracaso tan notable como el llamado Acuerdo de San José, de ahí sus más recientes declaraciones que ponen el dedo en la llaga: “Nunca encontramos la voluntad en el gobierno de facto para cumplir lo que originalmente fue el acuerdo de San José y después el acuerdo Tegucigalpa-San José”.

Agregó que “solo están buscando a través de prácticas dilatorias que pase el tiempo y que vengan las elecciones arriesgando, eso sí, que el futuro gobierno no vaya a ser reconocido por algunos países…con esto solo daño le hacen al pueblo hondureño, pero parece que persisten en insistir en hacerle más daño y eso a mi me duele”.

Se preguntará Arias: ¿Qué se creen estos señores que se burlan de mí, Premio Nóbel de la Paz? Así como seguramente se preguntará Lula, quien mantiene una posición dura ante los golpistas: ¿Qué se creen estos señores, que se meten con la embajada de Brasil, mi gran país que se sitúa entre las principales naciones emergentes?

La Unasur condenó, por su parte, la violación de los acuerdos políticos en Honduras por parte del presidente de facto de ese país, Roberto Micheletti, y exigió la restitución inmediata en el poder del mandatario constitucional Manuel Zelaya. Es claro que esta organización suramericana no reconocerá las elecciones del 29 de noviembre ¿Le importa todo esto al imperio? Por supuesto que no.
No tenemos más remedio que recordar una vez más la frase del Dr. Ian Malcom (Jeff Goldblum) en la película Parque Jurásico, cuando sus predicciones fatalistas sobre la idea de clonar dinosaurios se ven cumplidas: “Odio tener la razón”.
Al mes y pocos días del golpe de Estado en Honduras expusimos la teoría de la existencia de un Plan B que denominamos “Obama-Clinton”, consistente en dar largas de diversas maneras para que se realizaran las elecciones en el país centroamericano, y luego maniobrar para que ese despropósito fuese reconocido paulatinamente. No hay ninguna duda de que la última visita de Shannon y su comitiva a Tegucigalpa no tenía otro fin que dar otro paso en esa dirección, para lo cual montaron la trampa del Acuerdo Tegucigalpa-San José.

Las más recientes declaraciones del embajador gringo en Honduras, Hugo Llorens, dadas ayer a Radio América, dejan al descubierto la charada: “Las elecciones serán parte de la realidad y volverán a Honduras a un camino de la democracia…van a ocurrir (los comicios), esto es claro, el pueblo hondureño tiene derecho de elegir a su Presidente, un nuevo Congreso y alcaldes…y sería un error histórico y de grandes proporciones negar ese derecho”.
No puede sorprender a nadie el cinismo de esta declaración. Luego vendrán otras partes del guión: dividir a América Latina con el tema de esas elecciones, y consagrar una nueva ruta para derrocar a los presidentes legítimos que no sean de la simpatía del imperio. No sé por qué alguien pudo haber pensado que los yanquis se iban a comportar de otra manera.
El presidente estuvo bastante crítico con sus  subalternos en el Aló Presidente de ayer ¿Y la autocrítica? ¿Acaso él mismo no debería dar el ejemplo y empezar por reconocer sus propios errores? De este tema fundamental hablaremos mañana.

* Analista de asuntos políticos.

 

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