Venezuela. – LOCALIZACIÓN DE EXTREMISTAS

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Primera localización

Algunos columnistas de prensa no saben de matices. Para ellos socialismo es aquel que fracasó en la URSS y en Europa del este. Según ellos no hay nada más que economía centralizada, muerte de la iniciativa privada, estatización de los medios de producción, hambrunas y colectivización forzada.

Proclaman, con razón desde este punto de vista, que el capitalismo es el mejor sistema. Se acabó la historia, Fukuyama dixit. Lo único admisible es el capitalismo salvaje.

Algunos no creen posible la convivencia entre formas económicas, satanizan cualquier beneficio, proclaman que ser rico es malo, advierten a las cooperativas que no deben obtener ganancias, anuncian la muerte del capitalismo, no parecen ver que una estructura socio-económica como la venezolana es imposible de convertir en el otro extremo sin producir una hambruna, una desbandada de exilio y desesperación, una situación de violencia inenarrable.

Existimos los que creemos en formas mixtas de propiedad conviviendo pacíficamente, los que trabajamos por una economía con rostro humano, los que pensamos en una economía inclusiva donde son posibles sectores no capitalistas, en el regreso de la economía al control de la política perdiendo así su primacía sobre la vida social, en la no renuncia del Estado a la redistribución de la riqueza, en que no existe un solo conjunto de políticas dominantes que procure el bien colectivo, en la creación de espacios procomún donde se maneje un nuevo concepto de bienes y servicios.

Segunda localización
Los que se la pasan gritando ¡ahí viene el lobo! y proclaman que el Apocalipsis está a la puerta de nuestras vidas, pero se quedan allí, no se les ocurre una idea a no ser la de llorar el pasado perdido y de refocilarse con sus miedos.

Los que se dedican a repetir las mismas frases agresivas en una banal denuncia de la cual no entienden que no produce el más mínimo resultado.

Los que se dedican a lamerse sus propias metidas de pata, por ingenuos y faltos de criterio político, y olvidan el principios fundamental del Derecho según el cual «nadie puede alegar su propia torpeza» o, lo que es lo mismo, su propia imbecilidad.

Los que se mantienen en el territorio de la burla del adversario a quien consideran enemigo. Los que mantienen una política comunicacional absurda, caricaturesca y destemplada. Los que proclamándose partidarios de la inclusión visten de rojo-rojito y quienes no se vistan son excluidos oligarcas, escuálidos y seres detestables a los que hay que pisotear.

Me he permitido llamar la atención sobre el concepto de política, de participación ciudadana, de discusión abierta, de concepto de partido, de reorganización social, de horizontalidad en las nuevas formas sociales, de reconocimiento de las nuevas redes de redes como contraloras del Estado y como fuente de decisiones. Me he permitido llamar a la implementación de una República de Ciudadanos.

Tercera localización

Los ingenuos que creen que diciendo yo no participo, yo no soy pendejo, con mi voto no cuenten para una «Constitución comunista» —términos de algunos de los correos electrónicos recibidos– han conjurado lo que viene indefectiblemente.

Los que proclaman que el único propósito de la reforma constitucional es permitir la reelección indefinida ignorando ex profeso que vienen cambios profundos y que la posición correcta no es rechazarlos de plano sino dar sobre las propuestas las contrapropuestas en una discusión amplia y correcta, inspiradas, eso sí, en una concepción de justicia social, de avance sin miedo hacia nuevas formas de organización y de vida en común.

Los que se olvidan que una reforma constitucional tiene que ser sometida a referéndum y que hay que apelar al pueblo –que no es una masa electora bruta que sólo come demagogia y populismo–, sino una no dispuesta a dejarse cercenar lo que estima y considera derechos fundamentales.

Los que creen ser sabios profesores de Derecho Constitucional y se saltan la talanquera de todos los principios jurídicos pensando que somos una especie de Poder Constituyente dormido que basta despertar para someterle cualquier cosa. Esos, esos son partidarios de una democracia tumultuaria y una democracia tumultuaria sólo conduce a la explosión de la violencia y de la anarquía, a la manera de Marat y Robespierre.

Los que no tienen prudencia y desoyen a los constitucionalistas de su propio bando que advierten que para refundar el Estado es absolutamente necesaria la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Los que olvidan que aquí no se puede plantear una refundación del Estado, que no se puede proclamar a este país un Estado Socialista, sino avanzar hacia formas socialistas, si es que así insisten en llamarlo, cuando en verdad se trata de avanzar hacia una democracia del siglo XXI, inclusiva en todos los aspectos de la vida social e individual.

He dicho algunas cosas sobre la superación de la vieja concepción del Estado liberal burgués. He dicho algunas cosas sobre la superación de la vieja concepción liberal del Estado de derecho.

He planteado, meridianamente, la necesidad de un Estado Social de Derecho, uno que excede a un simple conjunto de normas constitucionales y legales, uno que he vinculado a la moral, uno que debe procurar la liquidación de la iniquidad, uno que mantiene una estrecha relación con la democracia mediante la persecución inagotable de su perfeccionamiento, uno que abandona la rigidez, uno que busca la equidad social y la protección de los débiles económicos.

Localización del equilibrio

La localización de extremistas parece una tarea inagotable. La búsqueda de la justicia no es propiedad de nadie. Debemos partir de un centro político. Hacia la izquierda los matices serán muchos. Hacia la derecha los matices serán muchos. Debemos derrotar a los extremistas que desconocen los matices.

Si partimos del centro los extremistas quedarán aislados, inermes, sin audiencia. Si partimos del centro será posible no matarnos en otra Guerra Federal. No tenemos necesidad de negociar nada, ni de sentarnos a ceder aquí para que el otro ceda allá. No estoy planteando una negociación típica.

Lo que estoy planteando es un debate abierto, serio, de propuestas no reaccionarias, de conceptos claros, de respeto a los electores que, como he repetido miles de veces, antes que electores son ciudadanos.

Y que la gente decida, votando desglosadamente, porque, a contrario, de algunos columnistas que desprecian al pueblo, yo lo respeto, aunque se equivoque, y es sobre la base del respeto al pueblo, pedagógicamente apelado, que podremos avanzar hacia una sociedad equilibrada, mejorada, justa y solidaria.

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* Escritor.

tlopezmelendez@cantv.net.

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