¡Aleluya! ONU conmemora la eliminación de la pobreza

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Aunque no tengan –ni vayan a juntar los desheredados en el futuro cercano para el almuerzo– los elegantes y a veces perfumados mujeres y varones de pro que trabajan para alguno de los, ay, muchos organismos de Naciones Unidas encargados de monitorear y proponer soluciones para acabar con la miseria que afecta por lo menos a un tercio de la Humanidad mantienen su compromiso de conseguir que los mas pobres tengan –alguna vez– su futuro en sus manos.

En la Sala de los Pasos Perdidos del Palacio de Naciones Unidas se celebró el lunes 17 de octubre un acto donde se escuchó la lectura de varios comunicados trascendentes. Uno de ellos fue la entrega de un texto de Joseph Wresinski –fundador de la organización no gubernamental ATD Cuarto Mundo y pionero en la defensa de una renta mínima garantizada–. Decía, entre otras cosas:

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Allí donde hay hombres condenados a vivir en la miseria, se violan los derechos humanos. Unirse para hacer que se respeten es un deber sagrado”.

El mensaje de Wresisnky fue refrendado por una declaración del Secretario General de la ONU, Kofi Annan dada a conocer por el director general de institución en Ginebra, en que Annan recordó que unos 800 millones de personas sufren hambre y malnutrición crónica y que cada día unos 30.000 niños mueren por causas asociadas directamente a la pobreza.

Como cuando el papa en Roma lava los pies de algunos mendigos –previamente bañados–, en el acto de la ONU algunos pobres invitados dieron testimonio de su situación. Nadie recordó el sórdido parentezco lingüístico entre testigo y mártir.

El 17 de octubre es el Día Internacional para la eliminación de la pobreza desde diciembre de 1992, y su objetivo es “sensibilizar” a la sociedad (la parte pudiente de ella) de la necesidad de eliminar la pobreza. Originalmente los esfuerzos pretendieron reducir a la mitad el número de pobres –eufemismo para quienes sobreviven en forma misérrima– hacia 2015, tal como los acordaron los Estados miembros de la ONU –por lo menos aquellos que disponen de los medios y recursos para hacerlo– al fijar los llamados Objetivos del Milenio, en 2000.

PLACEBO MEDIÁTICO

fotoEs un hecho para la mayor parte de los analistas serios, que esos objetivos son imposibles de cumplir; la deuda externa de los países más pobres, por una parte, les impide destinar fondos al desarrollo humano; por otra el deterioro del ambiente natural –terremotos, huracanes y maremotos, más sequías y otros factores–, las guerras de “baja intensidad” y el tráfico de armas, la carencia de sistemas educacionales serios, la quiebra de los organismos de salud pública y los términos que rigen el comercio internacional, hacen que los Objetivos del Milenio no pasen más allá de declaraciones formales y fortalezcan la desigualdad internacional.

La mundialización del capitalismo “posindustrial”, –lo que llamamos “globalización”– en realidad exige que ese tercio hambreado de la Humanidad desaparezca y junto con ella –como lo prueban las invasiones a Afganistán e Iraq y las cuasi ocupaciones de parte de América Latina y las ex repúblicas socialistas soviéticas orientales– quienes habitan territorios ricos en combustible fósil, en los países que cruzarán los óleo y gasoductos necesarios para el bienestar de las economías de mayor poder y en aquellos donde es posible liquidar la agricultura tradicional en pro de los cultivos transgénicos, como ocurre, entre otros, en India, México, Brasil y la Argentina.

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