Amenaza de apagones en Brasil ilumina la crisis climática
Un ejemplo: el embalse de la central hidroeléctrica de Furnas, una de las más importantes del país, en el céntrico estado de Minas Gerais, tenía solo 29,7 por ciento de su volumen útil al concluir junio. Demasiado poco para aguantar hasta que vuelvan las lluvias abundantes en octubre o noviembre, un cuadro común en las regiones del Sureste y Centro-oeste de Brasil.
El ONS, un órgano de derecho privado sin fines de lucro, compuesto de representantes de las empresas del sector, consumidores y el gobierno, realiza un rol de coordinación y control de la generación y la transmisión de electricidad en todo el país.
“Faltó planificación, no se previó la expansión del sistema. Sin la pandemia de Covid-19, probablemente ya tendríamos apagones”, razonó. Sin la reducción de la demanda debido a la crisis sanitaria, “el cuello de botella hidrológico habría ocurrido antes”, explicó por teléfono desde São Paulo.
Joilson Costa, coordinador del Frente por una Nueva Política Energética para Brasil, compuesta de 31 organizaciones sociales, cree que el gobierno hará todo para evitar el desgaste político de un racionamiento energético.