Argentina: mentiras o nuestro feroz mundo virtual

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La Argentina, en especial Buenos Aires, vive bajo la sombra de una realidad virtual provocada por los medios de comunicación. Es una especie de «terror virtual», que la prensa vuelve real y sensibiliza en la ciudadanía una realidad delincuencial atemorizante, a pesar de que han variado poco en estos últimos años las estadísticas delictivas.

Un muchacho de 18 años secuestró otro de 17, lo sometió sexualmente y pidió dos veces rescate, la primera cien pesos (33 dólares) y doscientos la segunda, antes de liberarlo. Los dos chicos vivían a dos cuadras de distancia uno del otro y eran amigos.

Muchos delitos -como el citado- que son parte de la crónica policial habitual en cualquier gran ciudad del mundo, son interpretados por los medios como una gran amenaza a la seguridad. Pero utilizando el sentido común se pueden evitar estas distorsiones. Es significativo, pr otra parte. que prensa existente hoy callaba cuando los desaparecidos de la dictadura eran millares, incapaces de la menor creatividad para dar una señal, aúnque mínima, al pueblo. Los dueños de esa prensa son los mismos.

En Brasil, donde se sufrió el mismo tipo de régimen, el diario O Estado y su vespertino O Jornal Da Tarde publicaban recetas culinarias o poesías en el lugar del texto de la nota censurada por la dictadura. Los lectores, entonces, sabían que tal nota había sido recortada -o eliminada- porque, además, esa receta de cocina no estaba completa.

Muy ingenioso. De esta manera el medio no perdía su dignidad y, cuando las condiciones políticas cambiaron pusieron a disposición de sus lectores el contenido de esas partes censuradas. Cuando la mente quiere siempre se encuentra una manera de sobrevivir y actuar.

Mentira o realidad virtual número uno

Un solo secuestro ocupó por 25 días la primera plana de todos los diarios y el impacto de la primera información de los noticieros. El secuestro del joven Nicolás Garnil lo promovió la prensa de tal manera que instaló en la conciencia de los ciudadanos la sensación que fueran mil los secuestrados.

Durante todo el arco del día, mañana, tarde y noche, la televisión le daba un amplio espacio a la noticia sin olvidar de mencionarla con tintes dramáticos y sensacionales. La misma actitud histriónica de la familia Garnil, el carisma natural de la madre y la sensación teatral de lo trágico que los medios captan con oficio, sirvieron para construir un gran impacto periodístico. (Ver: http://noticias.arcoiris.tv/modules.php?name=News&file=article&sid=312).

No intentamos en absoluto relativizar este hecho terrible, sólo contextualizarlo; y lo cierto es que ese secuestro no se diferenció de otros, en los que los padres de las víctimas no supieron llorar adecuadamente frente a las cámaras de televisión. Sin embargo el caso Garnil fue el que más aportó un trasfondo político definido. ¿Asesoría de la derecha? Con tanto escándalo es difícil discernir.

Mentira -a secas- número dos

fotoLa cantidad de personas que asistieron a la marcha promovida por Juan Carlos Blumberg para invocar mayor seguridad no parece haber sido calculada con accierto. Las cifras entregadas como información fueron disparatadas: 120.000 mil personas según el matutino La Nación, 70.000 para el diario Clarín, 30.000 estimados por la Policía Federal. La cifra más cercana a la verdad es de unos de 15.000 manifestantes.

El cálculo no es complejo ni difícil. Para lograrlo se tomó una foto de vista general del acto, exactamente la publicada por Clarín en la página tres del día viernes 27 de agosto, y se contó una hilera de personas en vertical y otra en horizontal por el ancho de la avenida Entre Ríos y la plaza de los Congresos. 140 en horizontal por 40 en vertical. Una simple multiplicación dio como resultado 6.400. A eso hay que añadir otro tanto por los bolsones de gente que ocupaban el monumento del congreso y los alrededores. Al sumar las dos cifras se obtiene un número cercano a las 13.000 personas. Añadiendo un plus -que por otro lado fue amplio en la cuenta- tal vez se puede calcular con buena voluntad una cifra de 15.000 personas en total.

Dirigentes de la derecha, como el ex candidato presidencial López Murphy y Mauricio Macri -que postuló al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires- presenciaron el acto y demostraron tener un especial interés en el éxito de la manifestación.
Blumberg, aquel padre dolorido por la muerte de su hijo a manos de los secuestradores, que manifiesta su dolor frente a las cámaras, el mismo, casi anciano que con su «¿me entiende?» tanto sensibilizó a la opinión pública, por fin pareció develar su verdadero interés: ubicarse en un lugar visible en la derecha política.

Ciertamente sentirá dolor por su Axel (el hijo asesinado), pero es evidente que consiguió ver y acertar con el camino que probablemente le signifique ocupar un lugar expectable en el futuro próximo. Así, como por virtud de un «ábrete Sésamo», pronunció un discurso que hizo foco sobre aspectos políticos y contingentes que nada tenían que ver con la seguridad. Los caminos que conducen al mercadeo de la vida son infinitos.


fotoLa mentira piquetera y su realidad virtual

El líder piquetero Raúl Castells ¡por fin! logró ir preso. Era algo que deseaba: volverse un «perseguido político». Astuto como David (él, que siempre mostró alma de Goliat) su máxima aspiración era estar entre rejas para aumentar su popularidad, en franco descenso, y conseguir un escenario digno para sus alocuciones.

Muchos de sus compañeros de piquete y de ruta sonríen ante su encarcelación y dejaron en claro que Castells preso era, a todas luces, una ventaja que favorecía sus objetivos.

El señor Castells hizo varias maniobras para que eso sucediera. No se presentó a declarar cuando el juez lo citó, dijo que a la «justicia se la pasaba por el traste» Que todos en el gobierno «son una manga de delincuentes». Por fin, cuando la policía lo llevo esposado para declarar frente a la jueza hizo una arenga fatigosa e incomprensible que no tenía nada a que ver con la pregunta que se le formulaban. Y se negó a responder.

Un par de días después, la policía, hizo algo que no tiene antecedentes en su historial: dejó que Castells empleara el patio de la comisaría donde estaba detenido para otro discurso contra el gobierno; su mujer, Nina Pelozo -la de la bombacha expuesta como al descuido-, comentaba paralelamente con aspecto triste en un canal de televisión que su marido estaba incomunicado y tratado como un delincuente común. Regalo divino de la libertad que gozamos y que no apreciamos en su totalidad.

La realidad de Castells era otra. Una prisión para tocar la cumbre de sus aspiraciones soñadas: arengaba, como nuevo Mesías, a sus seguidores y a la prensa toda, mientras los representantes de las fuerza de la derecha, López Murphy y Patricia Bullrich en primera fila, elevaban una protesta pública en los medios por su detención.

¿La derecha defendiendo a Castells? Pero, ¿Castells no es de izquierda? ¿Se puede decir con eso que la derecha «gana punto» con la izquierda? Y por último ¿Acaso la extorsión de 11.000 pesos realizada por Castells a un casino en la provincia de Chaco no es un acto delincuencial?

Todo por merito de la realidad virtual que nos proporcionan los medios, a la cual la gente es inducida a considerar quintaescencia de la realidad concreta. Una buena frase de Cristina Kirchner, esposa del presidente de la republica: «La libertad de prensa no es sólo de los medios de comunicación. Sino es un derecho de todos los ciudadanos. No es para el que escribe sino para el que lee». (En la comida mensual organizada por la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA).

Excelente pensamiento, en una época donde no hace falta utilizar recetas o poesías para completar una noticia forzadamente trunca. Amén.

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