Argentina: un enfrentamiento entre periodistas

2.012

Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

En un rincón del «ring» imaginario está Julio Ramos, director-propietario de Ámbito Financiero, diario que de brindar información sobre las posibilidades de inversión y, mucho más importante, sobre la actitud y probable acción de las autoridades de gobierno en tiempos especulativos y volátiles, se convirtió en el diablo cojuelo de la elite en el poder durante el decenio de Carlos Menen.

Frente a Ramos, para continuar con el símil boxístico, Jorge Fontevecchia; más joven, lector de voracidad legendaria y audaz entrepeneur del periodismo como actividad empresarial, cabeza de Editorial Perfil, productor de los mayores éxitos y los más «celebrados» fracasos del periodismo argentino. Fontevecchia dirige la revista Noticias, en su género la de mayor circulación del país.

Prensa independiente. ¿Qué queremos decir cuando hablamos de prensa independiente? La aproximación más frecuente es la de prensa alternativa; sólo que las primeras aproximaciones no siempre son las más adecuadas, como lo prueban aquellas de la mera atracción sexual (aunque si de sexo se trata tenemos toda la vida para intentar descifrar el error cometido).

La polémica

Julio Ramos y Jorge Fontevecchia se han cruzado otras veces, tanto en tribunales como en las páginas de la prensa sensacionalista. Abrevan del mismo manantial ideológico: el capitalismo como motor del desarrollo social y el mercado como el campo donde se definen los resultados de la actividad empresaria.

Hace una década o más no leer Ámbito Financiero significaba permanecer al margen del tejemaneje de las finanzas y los negocios en la Argentina; por esos días no desplegar una revista de Perfil -en especial Noticias o Caras– era, parafraseando a Orwell, estar «down and out» en Buenos Aires.

En cierto modo el diario de Julio Ramos es el desafío victorioso de un hombre inteligente que se hizo a sí mismo. Tal vez la poesía que escribe y publicó -sus críticos dicen que perpetra- es el homenaje a la humildad de su origen.

Fontevecchia es otro «self made man». Jugador arriesgado lanza su primera revista recién dejada atrás la adolescencia; su última aventura -y desastrosa para la empresa que preside- fue el matutino Perfil en 1998, proyecto que tuvo escasos tres meses de vida.

En junio de 2004 Ramos inició una serie de publicaciones -las embestidas de Ámbito… son parte del anecdotario del periodismo argentino- en las que acusó a la revista insignia de Perfil de haberse «vendido» al oficialismo. El argumento central era que Fontevecchia hipotecó su independencia por subir al avión presidencial integrando la comitiva que acompañó al canciller Rafael Bielsa a Moscú y luego a otro, en el que viajó el presidente Kirchner a China.

Desde Noticias Fontevecchia respondió: Perfil publica en Rusia desde 2002, no fue a Moscú como integrante de la comitiva de Bielsa, no viajó a China ni hipotecó la independencia de su editorial. Señala que coincidió con el canciller en la clausura del II Foro de empresarios rusos y argentinos, que integra desde antes de la asunción de Kirchner a la presidencia.

Prensa independiente / Prensa alternativa

Argentina produce sin duda un periodismo «de excelencia» en América Latina. Cínicamente se dirá que las escuelas de periodismo -o de comunicación social- no han logrado en ese país eliminar por completo la curiosidad, audacia, bohemia y escepticismo propios de la profesión.

Una sociedad poco provinciana como la que sufre y medra a orillas del Plata -aun en estos tiempos de sentada «globalización»- hace que las definiciones y diferencias entre la prensa independiente, aquella que responde a grupos de influencia y poder y la denominada alternativa se distingan de modo más nítido que en otros países. Lo que la polémica entre Fontevecchia y Ramos contribuye a evidenciar.

Grosso modo se considera prensa independiente a aquella cuya política editorial se traza autónoma de ingerencias corporativas, gobiernos y grupos de presión o acción social. La prensa alternativa comparte estas características, pero va un paso más allá: la primera suele compartir los principios generales, ideológicos, que informan la «marcha de las cosas», la alternativa no.

Ambas tienen en la investigación y la denuncia, en la ética y la solvencia profesional, sus herramientas. La prensa independiente persigue reformar, cambiar, moralizar; opta entre la oferta existente o mira lo no explorado de un continente conocido. La prensa alternativa se hace a la mar -a la tinta, a la web, a la imagen, al sonido- para descubrir lo no cartografiado.

Una será reformista, la segunda revolucionaria. Podrán coincidir en el diagnóstico de los males sociales, aplaudir por igual alguna medida concreta de las autoridades, pero el objeto final de su trabajo las diferenciará tarde o temprano. Comparten sin embargo aun otra característica: el éxito suele convertir a las publicaciones alternativas en «sólo» independientes y a las independientes en corporativas e incluso en oficialistas; algo así como rebeldes en la juventud y conservadoras en la madurez.

El rigor, los intereses, las emociones

Dice Silvio Waisbord investigador y académico de la Universidad Rutgers, EEUU, y escritor de muchos ensayos y artículos sobre periodismo: «La información es un recurso vital para habilitar a un público vigilante que, en última instancia, haga responsable al gobierno mediante su voto y participación. En las democracias contemporáneas, donde la política gira alrededor de los medios de información, éstos han eclipsado otras instituciones sociales como fuente principal de información sobre asuntos y procesos que afectan la vida de los ciudadanos».

La responsabilidad social de la prensa hace legítimas las dudas que surgen sobre la orientación y calidad informativa de los «grandes medios», cuyos vínculos -vía accionaria- con corporaciones industriales, comerciales, financieras, etc… vienen develándose desde hace más de una década y, a través de ellos, sus relaciones con políticos y empresarios cuyas determinaciones y decisiones afectan la vida de millones de seres humanos.

Fontevecchia y Ramos son periodistas y empresarios independientes, resulta obsceno dudar a priori de su integridad como comunicadores. No se les conoce, por ejemplo, el maridaje de intereses extraperiodísticos del empresario Edwards, en Chile, de la cadena El Mercurio, o del venezolano Cisneros en el campo de la televisión continental.

No obstante resulta llamativa la defensa a ultranza de Carlos Menem -ejercida desde su periódico- por Julio Ramos. Menem, jefe de gobierno argentino por casi una década, era entonces acusado de cometer, encubrir o ser cómplice de diversos ilícitos, algunos de los cuales parecen probados por las investigaciones, policiales y periodísticas. A su administración -la de Menem- le cabe, además, la responsabilidad política por la catástrofe social que pesa sobre los argentinos.

Tal vez la visión de Ramos de las formas del capitalismo adoptadas por el ex presidente -o su inserción en ellas- coincidían absolutamente: independencia, sí; pero independencia entonces que no dudó poner al servicio de la expoliación de un país y la pauperización de sus habitantes. Acaso el juicio de Ramos, su independencia, no es tanto producto del rigor intelectual como de los vaivenes de su emocionalidad.

En este sentido la independencia de Editorial Perfil y de manera específica de la revista Noticias aparece más sólida.

Tal vez sea un rasgo naïf creer, como lo afirma Fontevecchia, que el capitalismo puede desarrollarse en los países latinoamericanos -o en cualquier otra parte- con acuerdo a normas éticas, sin corrupción (peca tanto -incidentalmente- el que hace, o no hace, como el que paga para ello), cautelando no ya el bienestar, sino la mera supervivencia civilizada de quienes son en la actualidad o marginados del festín o explotados de maneras que harían palidecer a los protagonistas de la etapa «salvaje» de fines del XVIII, comienzos del XIX. Asunto que marcaría otra discusión.

Fuegos artificiales

La polémica Ámbito -Noticias», así, nos instala a orillas de un ruedo que permite comenzar a discernir los límites críticos de la prensa independiente dentro de un determinado sistema. Las acusaciones planteadas por Ámbito Financiero se evaporaron como torrente de primavera tras la maciza argumentación de Jorge Fontevecchia, que tuvo el tino de no testimoniar únicamente desde su historia profesional y empresaria y eligió desmentir con información, con datos: como periodista.

Uno de los riesgos de la prensa independiente -y de la alternativa- es el juego de que la verdad es lo que digo, no la que pueda resultar de la información minuciosamente recabada. Por lo general el discurso desamparado de hechos fehacientes -como la falta de talento en televisión- se convierte en autorreferencia. Empero, tal vez, con porfía lo que ha ocurrido en este caso es otra cosa.

La feroz capiti diminutio sufrida por extensos sectores -y actores- sociales en todos los terrenos de la actividad humana en Latinoamérica (con la sola excepción de la que se genera por y a través de la corrupción sistematizada en los planos público y privado), ha dividido las aguas también entre quienes están por la defensa del sistema.

Es para aplaudir que aun se pueda contar en la prensa a quienes bregan -entre denuncias, querellas, amenazas, falta de anuncios, etc…- por la moralización tanto en los negocios como en los gobiernos; es triste que otros caigan en el lodo, aferrados a «modernizaciones», «privatizaciones» y «progreso» que produjeron en los últimos 30 años el arte nauseabundo de la inmoralidad, el abuso, el latrocinio, la compraventa de influencias e información confidencial.

Pero es más triste también que la discusión en la vereda es útil para cubrir el fatal desorden, la mugre y la terrible incapacidad de quienes manejan la casa de todos.

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Una versión acotada de Ámbito Financiero se encuentra en: www.ambitofinanciero.com

El portal de Editorial Perfil -con un enlace a la revista Noticias, tambien versión acotada para internet- es: www.perfil.com.ar

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