Bancos. – TRANSDUNNY

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

La autoridad no se pronuncia y actúa como si estuviéramos en una nación en que este requisito democrático funcionara con gran eficiencia. La oposición no lo aborda, porque en sus manos está la pauta informativa gracias a la propiedad de los medios.

Un pequeño detalle comprueba lo que digo. ¿Los chilenos que no eran cuentacorrentista del Citibank se han enterado de lo que ocurrió en la fusión de esa entidad con el Banco de Chile? Fueron tal vez miles de personas que, sin ser consultadas, entraron en un proceso de unión financiera. Finalmente, la integración se produjo y el Citibank pasó a llamarse Banco Edwards Citi. Se reflotaba así una institución que había sido absorbida por el Banco de Chile y Dunny Edwards volvía a acariciar su ilusión de tener el poder de un banco de peso internacional.

El problema fue para los clientes del Citi. La noticia les llegó con el año 2008. La Superintendencia de Bancos aprobó la fusión el 1o. de enero. Y empezaron las dificultades. Los saldos dejaron de ser confiables, las inversiones no eran informadas oportunamente y las transacciones de cualquier tipo acarreaban siempre algún problema atribuible a dificultades del “sistema”. Las transacciones a través de internet dejaron de existir.

La situación se agravó cuando apareció la exigencia del «digipass». El nuevo Banco no contaba con los dispositivos suficientes. Y cuando se lograba obtener el compromiso de entrega, el cuentacorrentista debía llegar hasta la sucursal y allí el famoso dispositivo estaba agotado.

A dos meses de producida la fusión continúan las dificultades para los clientes. Sus listados de transferencias fueron traspasados sólo parcialmente. Muchos aún no reciben el «digipass», con lo que arriesgan no poder hacer giros vía internet. En definitiva, el sistema informático no ha operado.

Las protestas han sido múltiples. Hay reclamos variados, que van desde las pésimas condiciones que ha provocado la fusión, hasta indignación por haber terminado, sin quererlo, en un Banco de Edwards. Tales reclamos constan en cartas que se han hecho llegar a la gerencia del Banco de Chile. El stress provocado por la situación no sólo ha hecho mella en los clientes. Los funcionarios también acumulan una gran cuota de presión, la que a muchos ha obligado a acogerse a licencia médica.

¿La prensa chilena ha informado acerca de este problema? El Mercurio no ha reproducido una sola carta de indignados lectores antiguos cuentacorrentistas del Citibank. Es comprensible, Agustín “Dunny” Edwards Eastman es propietario del periódico y del Banco Edwards Citi. El resto de los medios no se ha manifestado por solidaridad o por temor a perder una cuenta publicitaria tan interesante como la del Banco de Chile.

Curiosamente, el problema ha estado centrado en la incapacidad de prever las presiones que traería la fusión. Fracasaron los sistemas informáticos y la implementación de medidas adecuadas para enfrentar la demanda de nuevos clientes. Algo parecido, en escala reducida, a lo ocurrido con el Transantiago.

El caso hace posible apreciar la indefensión informativa en que se encuentran los chilenos. Y con mayor profundidad, ya que el afectado es un poderoso empresario periodístico con vastos intereses en otras áreas de la economía y las finanzas.

Lo ocurrido con el Banco Edwards Citi permite reflexionar acerca de los controles y resguardos que ejerce la autoridad para protección de los ciudadanos. Como la versión que éstos reciben proviene de un solo sector, se crea la imagen de que todas las ineficiencias y dolos son responsabilidad del Gobierno.

Es lo que estos días sucede con el escándalo de las subvenciones escolares. Pero quienes cometen en delito son los sostenedores, particulares dedicados al negocio privado de la educación. Representantes de ese gremio han llegado a decir que la culpable es la ley, por “tentar” a los sostenedores a abultar las asistencias de estudiantes para recibir un monto mayor de subvención. Paralelamente, se critica al aparato oficial por no ejercer un control adecuado y, al mismo tiempo, se intenta empequeñecerlo presentando tal cosa como sinónimo de modernización.

La aparición del Banco Edwards Citi ha permitido comprobar, una vez más, que los ciudadanos chilenos carecen de herramientas para ejercer derechos que cualquier ciudadano tiene en una democracia. Y uno de ellos es la información. Por otra parte, corrobora que la democracia entre nosotros aún está en etapa de transición.

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* Periodista.
tapiav@vtr.net.

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