Bicentenario y presente indígena: Es la hora de los pueblos

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Germán Gonaldi*
Cuando recordamos fechas y momentos que son parte de nuestra historia como país no siempre tomamos nuestra historia anterior a la conformación como nación, olvidando que comunidades con culturas e idiomas diferentes habitaban estas tierras mucho antes que llegaran los barcos a las costas rioplatenses que las tropas realistas bajaran desde el Alto Perú por el camino del Tucumán o navegaran las naves por los ríos del litoral.

Hipócrita y parcial es el festejo si no reconocemos a los indígenas como parte fundamental de la historia que no nos contaron. Ellos fueron los más padecieron en estos dos siglos de vida de la Argentina y de América, desde las enfermedades que diezmaron la población en los primeros años de la conquista hasta el saqueo de sus tierras y sus recursos naturales.

En Argentina, en está Argentina del siglo XXI, al 56 por ciento de la población le corre sangre indígena por sus venas, es decir que más de la mitad de la población tiene algún antepasado que habitó por las pampas, pescó en sus arroyos o camino por sus montañas.

Es inútil reivindicar nombres de caciques, ni grandes guerreros que lucharon por su pueblo, los hay y muchos, lo que vale es reconocer la preexistencia de Diaguitas, Tehuelches, Mapuches, Koyas, Toba Qom, Comechingones, Guaraníes, Wichis, Matacos, Tonocoté, Pilaga, y otras etnias, la lucha colectiva silenciosa, invisibilizada por siglos y que recién ahora está siendo reconocida por la población y los poderes del Estado.

Reconocimiento que no pasa ya por hablar desde un lugar distante, tanto para rescatar románticamente un pasado indígena perfecto o para incivilizarlos y negarlos como ciudadanos. El mayor triunfo es hacer saber a todos que ellos están ahí, que además de derechos, los indígenas tienen una cultura que no es folclore, una lengua que no es dialecto, una forma de vida que no es la occidental, una religión que no es idolatría.

Pero es en la jurisprudencia donde el Estado argentino, como expresión de la sociedad, está en deuda: la reparación histórica y el reconocimiento de los derechos como Pueblos Originarios a la ya consagrada preexistencia escrita en la Constitución Nacional.

La marcha que el jueves convocó a miles de personas en Buenos Aires fue la manifestación más importante en la historia de las comunidades. Caminaron por las calles porteñas como nunca lo habían hecho, aparecieron donde nunca habían aparecido como organización intercultural.

La movilización partió desde distintos puntos del país se dividió en dos columnas que se concentraron en la Plaza de Mayo y en la zona de Retiro de la capital argentina.

Jacinto, de la comunidad guaraní perteneciente al Encuentro nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios describía a La Flecha, de FM Estación Sur de La Plata sus sensaciones: “estamos contentos por estar acá todos los hermanos y poder reunirnos con la presidenta, queremos la transformación del estado, la constitución, estado plurinacional, porque nosotros somos una realidad, somos mas de 30 pueblos que hablamos 18 lenguas y queremos el buen vivir para todos los pueblos originarios”.

En un documento en el que instan a “Celebrar el Pacto del Bicentenario entre los Pueblos originarios y el Estado: Una Política de Interculturalidad” se pide por la restitución de los territorios indígenas tradicionales, que se Implemente la Ley 26160, reglamentar el Libre Consentimiento Previo e Informado que reconozca a las Organizaciones indígenas como interlocutores para la participación y consulta según lo establece el Convenio 169 de la OIT y crear un ministerio Intercultural Indígena con plena participación de las organizaciones indígenas.

Además la consigna también es por temas muy actuales: la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que les permitiría restitución de la palabra pública a través de la instalación de radios AM, FM y Canales de televisión en los Territorios de las comunidades.

La hora de los pueblos es esta. En épocas del bicentenario, nada más justo que empezar a saldar la deuda que los argentinos tenemos con otros argentinos y concretar de verdad la cultura de la diversidad.

*Periodista argentino. Agencia Periodística del Mercosur

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